Manifestación en apoyo a La Flotilla.
Israel dio a España garantías de buen trato y deportación rápida de los miembros de la Flotilla mientras eran detenidos
El Gobierno optó por una vía diplomática que hubiera sido imposible si se hubieran roto relaciones, como exigen algunos de sus socios parlamentarios.
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El Gobierno de Israel dio garantías al Gobierno español de buen trato a los miembros de la Flotilla de Gaza mientras los militares de ese país estaban abordando los buques y deteniendo a los activistas, según fuentes del Gobierno. Moncloa optó por una salida diplomática a la crisis.
Explican que durante el día y la noche del miércoles se produjeron más de 60 contactos entre los diplomáticos españoles, dirigidos por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y las autoridades de Israel.
La comunicación de España fue para trasladar al Gobierno israelí que los miembros de la Flotilla están "bajo protección consular de España", pedir que se respetara su "integridad física" y que sean trasladados en cuanto sea posible a nuestro país.
La respuesta de Israel fue afirmativa, entre otras cosas, porque se trata de cumplir la Convención de Viena, que establece el marco jurídico de las relaciones diplomáticas desde 1969.
Por eso, el Gobierno da por hecho que este viernes los representantes diplomáticos en Israel podrán visitar a los españoles detenidos y que podrán ser deportados hacia España en los próximos días.
Explica el Gobierno que primero ha habido que esperar al traslado de los activistas, con la dificultad de que este jueves se ha celebrado el Yom Kipur, la principal fiesta religiosa judía, y el sábado no es laborable.
Las mismas fuentes aseguran que lo ocurrido con la Flotilla muestra la necesidad de mantener, pese a todo, las relaciones diplomáticas con Israel, como se mantienen también con Ucrania, y en contra de lo que piden partidos como Sumar y Podemos.
"Hubiera sido imposible atender a la seguridad de los españoles de la Flotilla sin la presencia diplomática", aseguran.
Albares activó la noche del miércoles a la embajada de España en Tel Aviv, el consulado en Jerusalén y la embajada en Nicosia (Chipre), esta última por si fuera necesario acoger a algún miembro de la Flotilla que no llegara a ser detenido.
Y en la misma noche llamó a consultas a la encargada de negocios de la Embajada de Israel en España.
En este momento, la embajadora de España en Israel está retirada de su puesto y llamada a consultas en Madrid, pero de forma temporal, y se mantiene la actividad consular en ese país.
Albares con otros 16 ministros
En los días previos, el Gobierno había seguido declaraciones de miembros del Gobierno de Israel en los que estos aseguraban que no actuarían contra la Flotilla como en otras ocasiones en las que, incluso, hubo muertos entre los activistas.
El Gobierno entiende que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, sabe que "el mundo les está mirando" y por eso ha procurado darles un trato no agresivo.
En esos días, Albares contactó con 16 ministros de Exteriores de otros tantos Estados, para coordinar la respuesta e intercambiar información. Hay que tener en cuenta que había activistas de 41 países, incluidos 22 de Estados Unidos.
La noche del miércoles el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, siguió la crisis desde Copenhague, donde asiste a una cumbre europea. Mantuvo contacto permanente con su equipo en Moncloa y el ministro de Exteriores.
Albares activó un "Gabinete de crisis", la Unidad de Emergencia Consular y un Comité de Seguimiento.
Margarita Robles, ministra de Defensa, coordinó estos días el traslado del buque militar Furor. La nave partía con la idea clara de que no era posible una intervención para evitar el bloqueo de la Flotilla o la detención de sus miembros.
Eso garantizaba evitar un "mal mayor", es decir, un eventual enfrentamiento directo con los militares israelíes. Sánchez prefirió una salida diplomática.