Pilar Cernuda, en la redacción de EL ESPAÑOL.

Pilar Cernuda, en la redacción de EL ESPAÑOL. Cristina Villarino

Política PERIODISMO

Pilar Cernuda, medio siglo en el Congreso: "Muchos ministros de hoy no hubieran sido ni director general durante la Transición"

"El Gobierno tiene un afán de controlarlo todo, como pasa con Trump y en algunas dictaduras".

"Nunca he visto un Gobierno que ponga tantas cortapisas para hacer preguntas en las ruedas de prensa o para incluir a periodistas en los viajes".

"¿Secreto profesional? Mi obligación es comprobar que lo que me cuentan es verdad, pero no pueden exigirme que revele mi fuente".

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Es habitual que la mirada tienda a mitificar el ayer. Que lo que vivimos intensamente nos parezca mejor, que lo nuevo se nos presente como una mala copia del pasado. Una burda falsificación de una realidad algo más pura, si de lo que hablamos es de política.

Pero Pilar Cernuda (Santiago de Compostela, 1948) ha vivido tantas cosas, que conviene escucharla.

Fue una de aquellas periodistas de la Transición. Comenzó poco antes de la muerte del dictador y desarrolló su carrera en aquellos años en los que unos pocos informadores tenían acceso directo a quienes dibujaban el futuro político de España.

Normal que aflore la nostalgia. Eran otros tiempos.

Cernuda fue una de las artífices de los Desayunos del Ritz, una serie de encuentros con lo más granado del panorama político, económico y social, que se despachaba de forma reservada con una representación de ese grupo selecto de periodistas.

Pasó por multitud de medios. De ABC a TVE, de la Cope a Antena 3. Ahora, medio siglo después, continúa escribiendo columnas y participando como comentarista en Onda Cero.

El año pasado publicó sus memorias -Lo que yo recuerdo (La Esfera de los Libros, 2024)- que ya han empezado a quedar desactualizadas, pues son tantas las cosas ocurridas en el último año... La mayoría de ellas, no le gustan. Aunque dice que aún no está todo perdido.

La periodista reflexiona sobre la regulación del Gobierno sobre la profesión.

La periodista reflexiona sobre la regulación del Gobierno sobre la profesión. Cristina Villarino

Habla de periodismo, las leyes, el control y de un Gobierno que se aleja de ese pasado idealizado del que ella procede.

Empiezo con una pregunta casi metafísica y que, tras muchos años de debate, no sé si hemos resuelto todavía: ¿quién es exactamente periodista?

Pues alguien que aprende a contar historias y que intenta entender a la gente para hacerlo.

La labor de un periodista es informar, y para ello hay que tener una cierta cultura, estar en el lugar en el que ocurre la noticia y leer mucho, por más que algunas influencers digan que no es necesario.

Lo preguntaba no porque quisiera hacer una tesis sobre la profesión, sino porque el Congreso ha aprobado recientemente un reglamento por el que se reserva el derecho a acreditar a determinados periodistas.

No comprendo la manía o la obsesión de este Gobierno por controlarlo todo. Yo creo que, efectivamente, hay que tomar medidas, porque en los últimos tiempos se ha visto en el Congreso de los Diputados la intromisión de personas que se hacen pasar por periodistas y que lo que hacen es buscar su propio protagonismo.

Provocan a los diputados o a sus propios compañeros, además de mostrar una absoluta falta de respeto.

Por ejemplo, se quiere apartar a aquellos que pertenecen a medios con un mínimo de 10 trabajadores o que trabajen para webs que cuenten con licencia administrativa.

Pero ¿quiénes son los parlamentarios para decidir si un periodista está en condiciones o no de informar? Nosotros sabemos perfectamente quién es periodista y quién no, y la Asociación de Periodistas Parlamentarios puede tomar decisiones.

Es decir, ¿cree que debe haber una autorregulación?

Los periodistas tenemos que regirnos, en primer lugar, por la ley. Y si no actuamos conforme a la ley, pues se nos sanciona. Lo que estoy harta es de comisiones para controlarlo todo, que además sirven para colocar a sus afines. Es ridículo.

El Gobierno argumenta que este reglamento lo ha acordado con la Asociación de Periodistas Parlamentarios y la Federación de Asociaciones de la Prensa de España.

Yo hablo como Pilar Cernuda, periodista con 50 años a mis espaldas, y a mí todo esto me parece una chapuza. Quienes saben de periodismo son los periodistas, y las asociaciones saben cómo se puede apercibir a alguien o incluso expulsarlo.

Pilar Cernuda, en un momento de la entrevista.

Pilar Cernuda, en un momento de la entrevista. Cristina Villarino

El artículo 20 de la Constitución reconoce el derecho a difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones. Y a comunicar o recibir libremente información veraz. ¿Cree usted que el Gobierno está vulnerando ese artículo?

No tengo el suficiente conocimiento legal para saber dónde están los límites de la interpretación del artículo. Pero no se trata de que esté limitando la libertad de expresión, sino de que su política informativa es absolutamente sectaria desde hace mucho tiempo.

Nunca he visto un Gobierno que ponga tantas cortapisas para hacer preguntas en las ruedas de prensa o para incluir a periodistas en los viajes. Es una falta de respeto y, repito, nunca he visto tanto sectarismo en cuanto al acceso a la información del Gobierno.

Ese artículo reconoce también el derecho a acogerse al secreto profesional, que ahora el Gobierno va a regular. Dice que trata de protegerlo, pero deja abierta la posibilidad de que un juez ordene la investigación de un periodista con pinchazos telefónicos o programas espía en determinados supuestos. ¿Esto qué significa?

Es un escándalo. Si un periodista se extralimita en sus funciones y llega a cometer un delito, se aplica la ley, el Código Penal. Qué reglamento ni qué nada. Cualquier ciudadano español que pone en riesgo la seguridad nacional, tiene que ser denunciado.

¿Quiere decir que no hace falta ningún tipo de regulación específica?

Mire, yo he visto a periodistas que han colaborado con terroristas. A mí una persona de la ultraderecha, que estaba perseguida en ese momento por presunto asesinato, me ofreció una entrevista y yo consulté con un juez antes de hacerla. Aquí tienen que intervenir los jueces, y eso sirve para un periodista, un médico o un abogado.

Pero a mí, esta manía persecutoria del Gobierno de regularlo todo me saca de quicio. No es que vaya contra la libertad de expresión, sino contra la libertad de los ciudadanos.

Esa nueva ley establece que un periodista puede ser espiado si pone en riesgo la vida de personas o la seguridad nacional. Pero también reconoce que podría haber un seguimiento de los profesionales de la información cuando se investiguen delitos que puedan suponer más de cinco años de cárcel. Insisto, ¿qué implicaciones tiene esto?

Muchos periodistas han entrevistado a gente o han conseguido información a través de gente que estaba al margen de la ley. Pero si la información es veraz y no hay ningún encubrimiento ni colaboración, el problema lo tiene quien sale perjudicado con esa información.

Mi obligación como periodista es comprobar que lo que me cuentan es verdad, pero no pueden exigirme que les revele mi fuente.

No es que lo exijan. Es que puede haber una orden judicial con la que automáticamente accederían a toda la información que tiene ese periodista.

La intención es controlarnos, darnos miedo: 'atente a las consecuencias si no sigues el caminito que te estoy marcando'.

¿Cree que ya lo hacen?

Están amenazando con hacerlo.

Pero, ¿es una deriva que viene desde hace años o es algo repentino por parte del Gobierno?

Lo digo muy claro, todos los gobiernos y todos los partidos de la oposición han intentado atraernos, y en algunos casos advertirnos. Pero nunca como ahora he tenido la sensación de que están intentando controlarme.

Se ve también con las campañas de publicidad. Es una situación que yo nunca pensé que iba a ver con un gobierno supuestamente democrático.

Cernuda fue una de las periodistas de la Transición y artífice de los Desayunos del Ritz.

Cernuda fue una de las periodistas de la Transición y artífice de los Desayunos del Ritz. Cristina Villarino

Otra de las reformas que se han aprobado implica el cambio en el tratamiento de los altos secretos de Estado. Con la nueva regulación podría haber multas de hasta 2,5 millones sólo por acceder a ese tipo de información.

Esa norma le quita una competencia al CNI para que se la quede Bolaños. Me parece indignante.

La labor del CNI en cuestiones como el yihadismo es excepcional, se han desactivado operaciones gracias a la información del CNI. Ya en su momento se permitió que hubiera grupos parlamentarios en la Comisión de Secretos Oficiales del Congreso para contentar a Podemos y eso fue letal.

¿Y qué va a pasar ahora? Porque si el acceso a esa información la tienen parlamentarios elegidos por las simpatías de un partido y no el CNI, también puede ser letal.

Eso implica que el control pase a ser civil, en lugar de militar.

Bolaños lo acapara todo. Pero más allá de que guste o no, esto no ha sido una exigencia de Bolaños. No puede quedar la información reservada a los servicios de inteligencia en un ministerio que es el ejemplo más claro de agencia de colocación de los socialistas.

Le decía que las multas pueden llegar a 2,5 millones de euros.

Cuando lo leí se me caían los palos del sombrajo. Se dice que se pondrán multas a quienes tengan la posibilidad de acceder a esta información, como si a los grandes secretos de Estado pudiera llegar cualquiera.

No sé si quienes han redactado esta barbaridad han hablado con personas del CNI, que son de verdad quienes saben de esto.

¿Hay algún vínculo entre estas medidas y la reforma judicial que plantea el Gobierno? ¿Con los cambios en la forma de acceder a la carrera judicial?

Es que lo que decía antes sirve para lo demás. Este Gobierno está regulando todo porque quiere controlarlo todo: a los periodistas, a la judicatura, a los fiscales...

Con la ley Bolaños lo que intentan es seleccionar a las personas que tienen que entrar en la carrera judicial según unas normas que les permiten favorecer a sus afines. Esto no es nuevo para las dictaduras ni para Trump. Estamos viendo un Gobierno muy parecido a lo que hemos conocido en dictaduras.

Muchas veces, en el discurso político y mediático tendemos a la hipérbole. ¿Cree, de verdad, que nos manejamos en esos términos?

Lo puedo decir más alto, pero el resumen es siempre el mismo: no he conocido un gobierno más controlador con la profesión que éste. Nunca. Y añado, me da una pena infinita, porque nunca pensé que en España íbamos a caer en modos emanados de dictaduras.

Para la informadora, el Gobierno de Sánchez es el más controlador de la democracia.

Para la informadora, el Gobierno de Sánchez es el "más controlador de la democracia". Cristina Villarino

Le he escuchado decir que Sánchez es un hombre falto de moral.

Yo siempre he dicho que no es inmoral sino amoral, efectivamente; falto de moral y falto de principios. Y me preocupa que haya personas en su equipo que yo consideraba buenos profesionales, de los que nunca sospeché que pudieran abrazar determinadas causas. Están abducidos en este momento.

Le pregunto por tres casos concretos, para comprobar si los analiza desde esa misma perspectiva. La presencia de un fiscal general del Estado imputado.

Si el fiscal general del Estado realmente tuviera sentido de Estado, tendría que haber dimitido por el bien de España. Este hombre va a ser juzgado por subordinados suyos. Es que mires donde mires, todo es disparatado; yo gritaría de ira varias veces al día, pero me tengo que contener.

Espere, que le iba a preguntar por más temas. La forma en que está afrontando el presidente los escándalos de corrupción que afectan a su Gobierno.

Amoralidad, vuelvo a esa palabra. Hay que ver cómo afrontaban esos casos cuando estaban en la oposición y cómo lo hacen ahora. Empiezan a recordar otros episodios anteriores y afirman que hay que esperar a las decisiones judiciales, cuando antes no actuaban así.

Y, por último, algo que quizá explique algunas de las cuestiones que hemos tratado: la dificultad para aprobar Presupuestos y gobernar, en definitiva.

A Sánchez le da igual el respeto, le da igual su palabra. Ha decidido mantenerse caiga quien caiga. Entonces, mientras no haya elecciones, o le echan sus socios o él querrá permanecer ahí por los siglos de los siglos.

Antes me ha hablado de sus 50 años de experiencia. ¿Cómo ha visto el cambio de paradigma: de la Transición y Felipe González, con quien tuvo una relación muy cercana, a este Gobierno?

Si no hubiera cambiado la sociedad y la forma de ejercer la convivencia sería un desastre. Yo contra lo que me rebelo es el modo de ponernos un cartelito y tergiversar lo que no está en su carril. Creo que eso se debe a una falta de compromiso con el país y de principios como la solidaridad o la libertad, que los están cercenando.

En este tiempo, ¿había visto un nivel político como el actual?

No, nunca pensé que íbamos a tener un gobierno de esta categoría. La mayoría de los ministros no hubieran sido ni directores generales durante la Transición.

La informadora cree que los propios periodistas deben autorregular la profesión.

La informadora cree que los propios periodistas deben autorregular la profesión. Cristina Villarino

Ahora le hablo del nivel general. De Gobierno y oposición.

Pues exactamente lo mismo. Es que hemos cohabitado con De Gaulle, Pompidou, Berlinguer, Willy Brandt… Y ahora vemos a personas de tan poca categoría profesional que te sorprende que hayan llegado ahí arriba. Lo han hecho a base de codazos, claro.

No sé si me está respondiendo también por la oposición… Quería saber su opinión sobre Feijóo.

Hablo mucho con él y es una persona con la que me siento cómoda, porque acepta la crítica. Creo que es un buen gestor, que lo ha hecho bien cuando ha estado en Galicia, pero tiene un mal equipo.

¿Se la ha dicho a él?

Sí, claro. Con excepciones, pero creo que debería tener un equipo más sólido. El otro día se lo escuché decir a Arturo Pérez Reverte en televisión y yo lo he escrito: creo que Feijóo no está siendo buen jefe de la oposición, pero si algún día gobierna será un buen presidente.

Aparte de las entrevistas que ha hecho, de la gente a la que ha conocido, de la información que ha pasado por sus manos… ¿Qué es lo que usted recuerda de los últimos 50 años y hoy echa en falta?

Tuvimos un acceso directo a las fuentes que hoy sería impensable. Hemos recorrido el mundo, conocido a la gente más inimaginable. Ha sido un privilegio ser periodista en aquella época. Y ahora ya no es un privilegio serlo. Me entusiasma mi profesión, pero todo aquello ya no existe.

¿No existe ese mundo o no existen las personas que lo hacían posible?

Pues, me cuesta admitirlo, pero no me ilusiona especialmente conocer a los grandes protagonistas del momento. ¿Cómo van a comparar a Jacques Delors con Ursula von der Leyen, a Willy Brandt con Friedrich Merz…?

En este momento hay pocos políticos que me entusiasmen. Me sigue interesando la política, pero sufro mucho desconsuelo.

Pilar Cernuda, periodista.

Pilar Cernuda, periodista. Cristina Villarino

Dígame que queda alguna esperanza.

Primero, la esperanza nunca se puede perder. Segundo, no sabemos cómo va a cambiar el mundo. De manera que en los últimos 20 años yo creo que hemos ido para atrás, en los próximos podemos ir adelante.

Es muy importante potenciar más el trabajo personal y dejar de fijarnos lo que diga cada uno en las redes sociales, que no sabemos ni quiénes son los que están ahí.

No es que quiera yo que se jubile, pero, ¿piensa en retirarse algún día?

La curiosidad sigue siendo infinita y por eso llega tanta decepción. Mientras siga teniendo pasión y la cabeza me funcione, yo sigo.