De izquierda a derecha: el presidente de Brasil, Lula da Silva, el presidente de Chile, Gabriel Boric, el jefe de Gobierno español, Pedro Sánchez, y el mandatario de Colombia, Gustavo Petro, en una cumbre en Santiago de Chile en julio de este año.

De izquierda a derecha: el presidente de Brasil, Lula da Silva, el presidente de Chile, Gabriel Boric, el jefe de Gobierno español, Pedro Sánchez, y el mandatario de Colombia, Gustavo Petro, en una cumbre en Santiago de Chile en julio de este año. Reuters

Política

Sólo Sánchez, Lula, Maduro, Boric, Petro y Micheál Martin en Occidente llaman "genocidio" a la ofensiva israelí en Gaza

Ningún mandatario de un país europeo importante ha utilizado este término, sobre el que no hay consenso entre los juristas.

Más información: Sánchez acusa a Israel de "exterminar" a los gazatíes y anuncia un embargo de armas para frenar el "genocidio"

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"El Gobierno ha situado a España en el lado correcto de la historia. Lo que está ocurriendo en Gaza es un genocidio. Repita conmigo, señoría, es un genocidio", le decía Pedro Sánchez a Alberto Núñez Feijóo esta semana en el Pleno del Congreso.

El presidente del Gobierno ya había pronunciado esa misma expresión minutos antes en la tribuna de oradores de la Cámara Baja y el lunes pasado, cuando anunció nuevas medidas contra Israel.

"Nueve acciones adicionales para detener el genocidio en Gaza", especificó Sánchez ese día desde Moncloa. Hace unos días la vicepresidenta primera de la Comisión Europea, Teresa Ribera, había elegido el mismo sustantivo.

Sólo desde el mundo árabe, una parte de la izquierda latinoamericana y algunos países del llamado Sur Global han utilizado por el momento esta palabra para referirse a lo que ocurre en el enclave palestino.

En Europa, sólo el primer ministro irlandés, Micheál Martin, ha hecho lo propio. Irlanda fue uno de los países, junto a Noruega y España, que reconocieron en 2024 el Estado palestino y su primer ministro lleva utilizando la palabra "genocidio" desde hace un año.

En los últimos meses, desde que Benjamin Netanyahu incrementó su ofensiva contra la Franja, Sánchez es el primer mandatario europeo que recurre a este término. La operación militar israelí, que se prolonga desde hace casi dos años, ha acabado con la vida de más de 64.000 personas.

De ellas, cerca del 80% es población civil y un tercio son niños, según las autoridades locales. El Ministerio de Sanidad de Gaza está controlado por Hamás, aunque las estimaciones de la ONU apuntan a que el número de víctimas mortales puede ser aún mayor.

A ellos se suman cerca de un millar de personas asesinadas cuando acudían a buscar comida en la frontera con Rafah y a varios centenares que han fallecido como consecuencia de la hambruna, ya declarada por Naciones Unidas.

Aun así, los presidentes y primeros ministros occidentales han sido más prudentes que Sánchez a la hora de elegir un concepto que divide a los juristas y por el que aún no ha habido condenas.

Al presidente francés, Emmanuel Macron, le preguntaron hace un par de meses si consideraba un "genocidio" lo que estaba ocurriendo en Gaza. "A un líder político no le corresponde usar esos términos; es algo que los historiadores decidirán, a su debido tiempo", fue su respuesta.

Tampoco lo ha utilizado el primer ministro británico, Keir Starmer, quien fue abogado especializado en derechos humanos.

Ni mucho menos el canciller alemán, Friedrich Merz, jefe de gobierno de un país que ha sido uno de los mayores aliados en la UE de Israel desde la respuesta de Netanyahu a los atentados terroristas de Hamás del 7 de octubre de 2023.

En Italia, Giorgia Meloni, también se ha mostrado siempre cercana al Gobierno israelí.

Arrastrar a más países

Algunos de estos países han ido virando su actitud hacia Tel Aviv. Reino Unido y Francia ya han mostrado su disposición de reconocer el Estado palestino, como hizo España en 2024, y Alemania ha suspendido el envío de armas a aquel país.

Sus posturas, en cualquier caso, no llegan tan lejos como las de España, que mantiene con Israel una grave crisis diplomática desde el reconocimiento del Estado palestino.

El gabinete de Netanyahu, que ha acusado en multitud de ocasiones al Ejecutivo de Sánchez de "antisemitismo" y de estar "del lado de Hamás", ahora considera que la actitud de España supone una "amenaza genocida".

El gobierno israelí se refiere a las palabras de Sánchez del pasado lunes en las que dijo que "no tenemos armas nucleares" y que la única herramienta para frenar a Israel es la presión diplomática.

Estados Unidos, el mayor aliado de Israel, ha reaccionado de forma similar.

"Es profundamente preocupante que España, miembro de la OTAN, haya optado por limitar potencialmente las operaciones estadounidenses y dar la espalda a Israel el mismo día en que seis personas fueron asesinadas en Jerusalén. Estas medidas envalentonan a los terroristas", ha señalado esta semana un portavoz de la Casa Blanca.

En Países Bajos el ministro de Exteriores dimitió este verano al considerar que la política de su Gobierno hacia Israel estaba siendo demasiado blanda. Y esta cuestión también ha provocado tensiones en el Ejecutivo belga o en los países nórdicos.

De esta manera, Sánchez espera que, al igual que ocurrió con el reconocimiento de Palestina, el aumento de la presión hacia Israel arrastre a otros países europeos a aprobar medidas que castiguen a Tel Aviv.

Esta semana, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dio un paso en esa dirección, al pedir una suspensión temporal del acuerdo comercial entre la UE e Israel.

Una propuesta que ha validado el Parlamento Europeo, aunque este organismo sigue sin respaldar la palabra "genocidio".

También esta semana la izquierda ha llevado una enmienda a la Eurocámara para condenar el "genocidio que Israel está perpetrando en Gaza".

La iniciativa fue rechazada con los votos en contra de populares, liberales y la extrema derecha. La mayoría de socialdemócratas votaron a favor.

La izquierda latinoamericana

Los pocos representantes del mundo occidental que han utilizado la misma expresión que Sánchez pertenecen a la izquierda latinoamericana.

El presidente brasileño, Lula da Silva, ya recurrió a la palabra "genocidio" en febrero de este año. "Esto ya sucedió cuando Hitler decidió matar a los judíos", añadió entonces. También en junio de este año se refirió con los mismos términos a la ofensiva israelí en Gaza.

Israel rompió relaciones con Colombia en mayo de 2024, después de que el presidente de este país, Gustavo Petro, empleara en multitud de ocasiones la palabra "genocidio".

Mientras, el presidente chileno, Gabriel Boric, también pidió hace un par de meses a Israel que "detenga el genocidio que está llevando a cabo".

En Venezuela, Nicolás Maduro, se ha expresado en términos similares desde octubre de 2023, cuando se produjeron los atentados de Hamás e Israel respondió con su ofensiva contra la Franja.

Curiosamente, tanto el jefe de Estado uruguayo, Yamandú Orsi, como la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum -ambos de izquierdas-, han rechazado utilizar esta expresión.

En julio pasado Sánchez realizó una gira por Latinoamérica, en la que defendió junto a Lula, Petro, Boric y Orsi que los líderes de izquierdas tenían la responsabilidad de "defender la democracia" frente a la "internacional del odio y la mentira".

El resto de países que han utilizado el término de genocidio pertenecen mayoritariamente al mundo árabe o musulmán. Uno de los más duros ha sido el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que ha afirmado que Netanyahu actúa "peor que en los campos de concentración nazis".

También Sudáfrica, que hasta la década de los noventa sufrió el régimen del Apartheid, ha acusado a Israel de "genocidio" y lo ha llevado incluso a los tribunales internacionales.

Un término en cuestión

El jurista polaco de origen judío Raphael Lemkin fue el primero en acuñar este término en la década de 1940.

Al concluir la Segunda Guerra Mundial, tras el Holocausto del régimen nazi contra los judíos, la Asamblea General de la ONU declaró el genocidio como un delito dentro del derecho internacional. Y en 1948 la Convención sobre el genocidio de Naciones Unidas le otorgó una definición.

Genocidio es, según esta acepción, los actos "perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso".

Y en esas acciones se incluye "matar a miembros del grupo, causarles graves daños físicos o mentales, imponer condiciones de vida destinadas a destruir al grupo, impedir los nacimientos y trasladar por la fuerza a los niños fuera del grupo".

La comunidad internacional no presta tanta atención a los términos cuantitativos como a la intencionalidad. Y fue considerado "genocidio" la matanza en Ruanda de 800.000 personas en apenas 100 días o el asesinato de 8.000 musulmanes bosnios en Sbrenica por parte de las fuerzas serbias.

Más de un siglo después, la masacre de más de un millón de cristianos armenios por parte de las tropas del Imperio Otomano todavía despierta debates sobre si se puede considerar o no un genocidio.

Los tribunales

En la actualidad hay dos organismos que estudian estos casos: la Corte Penal Internacional (CPI), que investiga a personas y puede imponer penas de prisión por éste u otros crímenes; y la Corte Internacional de Justicia (CIJ), que juzga a Estados y se encarga de resolver disputas entre países.

En relación a Gaza, Sudáfrica llevó el caso ante la Corte Internacional de Justicia y en 2024 este tribunal consideró "plausible" que se estuvieran cometiendo delitos de genocidio. Aun así, los magistrados siguen investigando y todavía no hay un fallo definitivo.

Mientras, la Corte Penal Internacional ha ordenado el arresto del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y su exministro de Defensa, Yoav Gallant, por crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad, aunque no ha empleado el término "genocidio".

El Comité Especial de la ONU sí que considera en un informe que la ofensiva de Israel en Gaza "es consistente con las características de un genocidio". Como también lo ha denunciado la relatora especial de Naciones Unidas para los territorios palestinos, Francesca Albanese.

A ella y a una "mayoría de expertos" se ha referido esta semana el presidente, Pedro Sánchez, para sustentar su tesis. Y aunque organismos como la Asociación Internacional de Académicos del Genocidio se han pronunciado en la misma dirección, aún no hay decisiones judiciales en este sentido.

Para unos, el grupo de países que han elevado el tono contra Israel al nivel del Ejecutivo de Sánchez refleja el progresivo desacoplamiento de España con Estados Unidos y sus socios europeos; otros lo interpretan como una muestra de inacción por parte de las democracias occidentales.

El Ministerio de Exteriores espera que con esta escalada verbal, más países sigan sus pasos y crezca así la presión sobre el Gobierno de Netanyahu.