Las dos elecciones del curso, en Castilla y León y Andalucía, y su repercusión en generales dependen del resultado de Vox

Las dos elecciones del curso, en Castilla y León y Andalucía, y su repercusión en generales dependen del resultado de Vox

Política

Sánchez necesita un buen resultado de Vox en Andalucía y Castilla y León para presentar a Feijóo como rehén de los ultras

El PSOE basa su estrategia en cuestionar la eficacia en la gestión del PP, lo que puede favorecer el trasvase de voto a la ultraderecha y debilitar a Feijóo.

Más información: Sánchez se juega su destino de aquí a diez meses: los presupuestos y las andaluzas medirán si puede llegar a 2027

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El curso político que ya ha arrancado incluirá al menos dos elecciones: Castilla y León en febrero o marzo, y Andalucía en mayo o junio.

En las dos el PP parte como el partido más votado y desde el gobierno, en una en minoría (Castilla y León) y en Andalucía con mayoría absoluta.

Y las dos elecciones tendrán efectos directos sobre la política nacional y la marcha de la legislatura. Especialmente, las de Andalucía, donde concurre como cabeza de lista del PSOE María Jesús Montero, número dos del Gobierno y del PSOE, y una de las personas más cercanas a Pedro Sánchez.

Es decir, de alguna manera se examina el líder socialista por persona interpuesta. Un fracaso de Montero añadiría más dificultades políticas para que Sánchez prolongue la legislatura hasta 2027, una determinación que reiterará el lunes en su reaparición tras las vacaciones.

Los socialistas han encontrado la forma de desgastar esos gobiernos autonómicos del PP haciendo que se cuestione su eficacia, su capacidad de gestión. Carlos Mazón les enseñó el camino en la Comunidad Valenciana y ahora se vuelcan contra Alfonso Fernández Mañueco.

En el caso de Castilla y León, todo está pendiente de medir qué efecto tiene contra Mañueco la gestión de los incendios y si, como parece previsible, el beneficiario de un eventual desgaste del PP será Vox.

Aunque la situación creada por los incendios forestales y los casos de corrupción muestra que cualquier previsión está sujeta a imprevistos que pueden cambiar las expectativas, todo parece indicar que el nivel de voto que obtenga Vox determinará el análisis de los resultados en cada una de las dos comunidades, las opciones de acuerdo y, sobre todo, afectará de manera directa al futuro de la política nacional, incluyendo proyecciones de resultado para las elecciones generales.

Así lo entienden fuentes del PP y del PSOE que coinciden básicamente en ese análisis. Puede provocar pánico en los barones del PSOE que se presentarán en 2027, o pánico en el PP si pierde la mayoría absoluta en Andalucía y depende de Vox.

Si los socialistas se hacen con Castilla y León, regresaría la leyenda del Sánchez invencible y resistente.

En Andalucía es casi imposible que el PSOE pueda ganar en votos, y no es fácil que ocurra en Castilla y León, salvo imprevistos de catástrofe para el PP de Alberto Núñez Feijóo y sus barones Alfonso Fernández Mañueco y Juanma Moreno.

Y, sobre todo, los socialistas tienen complicado en distinto grado en ambas comunidades sumar diputados suficientes con otros grupos para alcanzar la mayoría necesaria que les permita gobernar frente a la suma de PP y Vox.

Ninguna encuesta detecta la más mínima posibilidad de que se produzca ese cambio y el PSOE sea el partido más votado. En Andalucía, el PP sacó 19 puntos al PSOE en las elecciones de 2022 y haría falta un vuelco insólito para dar la vuelta a ese resultado.

En Castilla y León, esa diferencia fue mucho más ajustada, menos de dos puntos. Pero el vuelco en los dos gobiernos autonómicos lo puede impedir el colchón de votos de Vox, siempre y cuando sean capaces de pactar luego una investidura o un gobierno de coalición.

Sobre todo porque, según explican los expertos en encuestas y estrategas de los partidos, la polarización extrema hace que no haya apenas trasvase de voto entre los bloques y solo oscilaciones en cada uno de ellos. Por ejemplo, entre PP y Vox, o entre PSOE y Sumar, Podemos o partidos nacionalistas o soberanistas.

En las anteriores elecciones andaluzas, la suma de PP y Vox fue de 72 escaños y la mayoría absoluta es de 55. Es decir, con un margen de 17 escaños que, según las previsiones, pueden moverse entre ambos partidos, pero no parece probable que "salten" al otro bloque, o sea, al PSOE.

La última encuesta del Centro de Estudios Andaluces daba una suma de 71 escaños entre PP y Vox.

En Castilla y León, la suma entre ambos partidos es ahora de 44 escaños, dos por encima de la mayoría absoluta. En ambos casos, el margen de suma del PSOE con otros partidos está muy limitado, porque todos ellos están lejos del nivel de voto de Vox.

Si el nivel de voto de Vox aumentara, sí podría afectar directamente al PP y debilitarle, tanto en las dos comunidades como en la política nacional, al presentar a Feijóo como dependiente en el futuro del partido de Santiago Abascal.

Pedro Sánchez sigue utilizando esa posibilidad como argumento eficaz: el del miedo a la ultraderecha que puede llegar a la Moncloa de la mano del PP. Algo parecido a lo que pasó en las generales de 2023.

En Castilla y León, el PP aspira a mantener su nivel de voto para poder gobernar en solitario, después del fiasco de su coalición con Vox, aunque necesite su voto para una eventual investidura.

Si Vox mejorara el resultado, tendría más capacidad para exigir y condicionar a Mañueco, lo que puede dañar a Feijóo.

Los dos principales partidos coinciden en señalar que la crisis política creada en Castilla y León por los incendios fortalece a Vox y debilita al PP.

Por eso el PSOE se vuelca estos días en minar a Mañueco atacando su capacidad de gestión. Y, por eso, el PP tiene pavor a que se establezca esa idea e intenta hacer de los incendios un asunto de política nacional, con responsabilidades del Gobierno de Sánchez. Y por eso el PP suele hablar de "pinza" entre PSOE y Vox.

Es significativo que Vox haya coincidido con Podemos en llevar a Mañueco a los tribunales por supuesta negligencia en la gestión de incendios.

Y es relevante que el PSOE ha adolecido de un líder con presencia frente al presidente de Castilla y León. Carlos Martínez, alcalde de Soria, logró ser elegido secretario general del partido en la comunidad, pero no ha tenido hasta ahora casi presencia alguna frente a Mañueco.

Sí la ha tenido el ministro Óscar Puente, exalcalde de Valladolid, que ha asumido el papel de antagonista de Mañueco.

En Andalucía, el éxito para el PSOE podría ser que Moreno no tuviera mayoría absoluta, que necesitara pactar con Vox, arruinando su discurso más centrista. En la política nacional se abriría una grieta en la estrategia de Feijóo.

Al PSOE le daría alas y esperanzas para las generales, aunque el coste para Sánchez sea tener a Montero en Andalucía, como líder de la oposición frente a Moreno.