Pedro Sánchez pasa ante los líderes de la OTAN, en busca de su sitio, al final de la fila, para la foto de familia.

Pedro Sánchez pasa ante los líderes de la OTAN, en busca de su sitio, al final de la fila, para la foto de familia. Reuters

Política CUMBRE DE LA OTAN

El pulso de Sánchez por el gasto en Defensa lleva a España a su mayor crisis con EEUU desde la Guerra de Cuba

El presidente español firma el 5% en defensa en la OTAN y lo rechaza de palabra tras la cumbre: Trump advierte de que prepara represalias comerciales contra España.

Más información: Trump amenaza a España por negarse a gastar el 5% en defensa: "Es terrible. Les voy a hacer pagar el doble".

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A pesar de la "satisfacción" en Moncloa porque Pedro Sánchez logró lo que buscaba en La Haya, la bronca de Donald Trump a nuestro país, en su intervención final al acabar la cumbre de la OTAN, abre a España su mayor crisis diplomática con Estados Unidos desde la Guerra de Cuba de 1898.

Por mucho que el motivo del enfrentamiento tenga que ver con el gasto militar, esa afirmación, tan grandilocuente, no se basa en el término guerra, sino en que desde entonces, desde Washington hacia Madrid hubo indiferencia hasta que Eisenhower y Franco encontraron cómo entenderse.

Y después, lo más grave fue el largo episodio de "desconfianza", según fuentes diplomáticas, que provocó José Luis Rodríguez Zapatero.

Primero, no levantarse al paso de la bandera estadounidense en el desfile del 12-O de 2003, cuando aún era líder de la oposición. Y luego por llegar a presidente y exhibir, como primera decisión, la retirada unilateral "y sin aviso" de las tropas españolas de Irak.

El pulso de Sánchez en la cumbre de la OTAN visualizó su aislamiento en la foto de familia, con el presidente español no sólo esquinado por protocolo, sino apartado por decisión consciente. Aislado y cuestionado por sus aliados, la negativa pública de Sánchez a asumir lo que, aun así, firmó -el 5% del PIB para gasto en Defensa- fue la estrella del cierre de Mark Rutte y otros líderes en la capital neerlandesa.

Las fuentes diplomáticas consultadas lo resumen sin ambages: "El coste político y el desgaste diplomático de España en esta Cumbre es aterrador. Una hemorragia de credibilidad y confianza perdidas respecto a nuestros aliados. Un desastre".

Otra fuente cercana a la Alianza señala que "el contraste con otros países europeos, como Alemania, es abrumador. Allí, la coalición de Gobierno mantiene una postura sólida y predecible, incluso en momentos de máxima presión".

Lo firmo, pero digo "no"

La declaración final de la cumbre es clara: "Unidos frente a las profundas amenazas y desafíos a la seguridad, en particular la amenaza a largo plazo que plantea Rusia a la seguridad euroatlántica y la persistente amenaza del terrorismo, los Aliados se comprometen a invertir anualmente el 5% del PIB…".

Moncloa asegura que la fórmula "los aliados se comprometen" no tiene por qué incluir a todos, sino sólo a los que así lo asumen. Y el presidente fue claro en su rueda de prensa: "Nuestros militares dicen que cumpliremos con los objetivos de capacidad con el 2,1%... así que, como dijimos antes de la cumbre, no asumimos el 5%".

Sánchez sentenció que "el 2,1% es una inversión suficiente, realista y compatible con nuestro modelo social", en la rueda de prensa tras la cumbre. Pero Trump amenazó con "represalias comerciales" si España no cumple con el compromiso de gasto militar.

"Es el único país que rechaza pagar, es ir un poco de gorra, así que van a pagar a través del comercio. Les vamos a hacer pagar el doble", advirtió el mandatario estadounidense. La amenaza se puede traducir no sólo en aranceles -que negocia Washington con Bruselas-, sino en desinversiones, sanciones y sobreprecios a productos clave, como el gas licuado.

Desde Cuba a Irak

Desde la guerra en la que Estados Unidos le arrebató Cuba a España en 1898, las relaciones entre España y Estados Unidos estuvieron medio siglo marcadas por ciclos entre el distanciamiento y la indiferencia.

La derrota española en aquel conflicto supuso la pérdida de los últimos territorios coloniales y un trauma nacional que condicionó durante décadas la actitud de España hacia la gran potencia americana. Tras la contienda, Washington y Madrid mantuvieron relaciones diplomáticas frías, con una España aislada de Occidente e irrelevante en las dos guerras mundiales.

El 'Maine' de la Marina estadounidense, entrando en La Habana, el 25 de enero de 1898.

El 'Maine' de la Marina estadounidense, entrando en La Habana, el 25 de enero de 1898.

El punto de inflexión llegó durante la Guerra Fría. La alianza estratégica entre la España de Francisco Franco y los Estados Unidos de Dwight Eisenhower, sellada con los acuerdos de bases militares de 1953, permitió la instalación de tropas estadounidenses en suelo español, por conveniencia geoestratégica norteamericana.

El pacto dio estabilidad al régimen franquista, pero con la llegada de la democracia se generó una percepción de dependencia y sumisión que se acentuó con el viraje de Felipe González desde el NO a la OTAN al referéndum que convocó para defender la permanencia en la Alianza...

Pero que pareció tornarse en relación de privilegio con el acercamiento de José María Aznar a George W. Bush, con escenas como la del presidente español con los pies sobre la mesa en una cumbre del G-7 y la foto de las Azores.

Sin embargo, el episodio de Zapatero sentado ante la bandera de EEUU en el desfile militar del 12 de octubre de 2003, cuando el país era el invitado especial, abrió una profunda herida diplomática que nunca cerró del todo... y que ahora se reabre en canal con la actitud de Sánchez en la OTAN.

Las fuentes diplomáticas consultadas tras la cumbre de La Haya, de hecho, comparan ambos episodios: "Es como aquella escena, o peor en realidad. Es todo un delirio", apunta un exembajador.

¿Por qué peor? Si Zapatero luego se estrenó en la presidencia sacando las tropas de Irak... "La diferencia es que ahora el presidente estadounidense es Trump", conocido por su estilo agresivo.

José Luis Rodríguez Zapatero, secretario general del PSOE, permanece sentado ante la bandera de EEUU, el 12-O de 2003, en Madrid.

José Luis Rodríguez Zapatero, secretario general del PSOE, permanece sentado ante la bandera de EEUU, el 12-O de 2003, en Madrid. E.E.

"Recordemos el aleteo del efecto mariposa... las mordidas de Ábalos y los escándalos en el entorno personal de Sánchez nos llevan a una situación diez veces más explosiva que con Zapatero", por falta de unidad interna en el país.

"Pero también porque ahora en la Casa Blanca hay a un energúmeno, y de lo que se trata es de no ser el primero en buscarle las cosquillas", ironiza esta fuente diplomática.

La reacción del PP

Merece la pena reseñar la opinión del Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo, de la única alternativa, que ve cómo el cumplimiento del 5% en Defensa le puede tocar cumplirlo cuando le toque gobernar.

"Pedro Sánchez se ha comprometido con la filosofía de rearme de la OTAN, pero trata de calmar a sus socios diciendo que ha engañado a la Alianza y que sólo pagará el 2,1%", denuncia el PP.

"La farsa terminó, se ha firmado el 5%", tuiteaba Feijóo tras publicar la Alianza el comunicado de la declaración final en La Haya.

"Unidos los aliados se comprometen, significa todos los aliados. De lo contrario, no estarían unidos", señalan fuentes del Partido Popular. Y así lo han entendido el resto de miembros de la OTAN, especialmente Estados Unidos.

El coste político y diplomático

El desgaste diplomático de España en esta cumbre es evidente para un experto atlantista: "España se ha convertido en una molestia. Ensombrecerá su reputación y prestigio durante bastante tiempo. Uno se pregunta qué justifica esta pantomima y qué ganará España con este espectáculo y esta burla. Es una verdadera lástima". La credibilidad de España como "aliado fiable" está "en entredicho", añade.

Aunque en el entorno de Sánchez se respiraba satisfacción, por el "objetivo conseguido". En Moncloa no se quería el enfrentamiento directo, sino simplemente marcar perfil.

Así, otros diplomáticos y especialistas admiten que "Trump no estuvo especialmente guerrero en su conferencia de prensa" o que "el presidente español sigue siendo respetado" por su arrojo.

El presidente español se justificó, de hecho, apelando a la soberanía nacional y al Estado del bienestar.

"Si hubiéramos aceptado el 5%, España tendría que destinar más de 300.000 millones de euros extra a defensa hasta 2035. ¿De dónde saldrían? De recortes en sanidad y educación", deslizó... como advertencia a quien quiera competirle el cargo en las próximas elecciones.

Pero más allá del relato, ¿quién tiene razón? ¿El presidente español, cuando dice que le llega con el 2,1% del PIB, o el secretario general de la Alianza, que asegura que "para cumplir objetivos, España deberá gastar el 5%"?

"Lo peor de todo es que Sánchez ha involucrado a nuestras Fuerzas Armadas en su grotesco teatrillo, al asegurar en su rueda de prensa que son los generales los que le han asegurado que el 2,1% es suficiente", concluye exfuncionario en la OTAN.

Claro, que Mark Rutte hizo lo mismo, apelando al alto mando militar de la Alianza para contradecir a Sánchez.