Una de las nuevas pantallas del Congreso de los Diputados.

Una de las nuevas pantallas del Congreso de los Diputados. Eduardo Parra Europa Press

Política CONGRESO DE LOS DIPUTADOS

Los diputados cambian los botones por la pantalla táctil el día clave en que se vota la amnistía

Las nuevas pantallas, de 19 pulgadas, serán completamente táctiles y tendrán subtítulos simultáneos en el idioma cooficial elegido.

30 enero, 2024 11:32

La Ley de Amnistía que se tramita en el Congreso volverá a ser protagonista este martes a partir de las 15.00 horas. Primero, por acaparar el único punto del orden del día de un pleno extraordinario en el que los diputados votarán hasta en 37 ocasiones. Y segundo, por estrenar un nuevo sistema que dice adiós por fin a los clásicos botones (verde para el sí, rojo para el no y amarillo para abstenerse) y los sustituye por pantallas táctiles y monitores. Peligro.

Las obras han durado poco más de un mes, de ahí que las últimas sesiones se celebrasen en el Senado, y han costado 2,5 millones de euros. El problema, en este caso, es que en un Congreso en el que sus señorías suelen equivocarse más de la cuenta con los botones de colores, incorporar un nuevo sistema justo el día de -quizás- la votación más determinante de la legislatura pueda amenazar con volarlo todo por los aires.

A medida que avanza la sesión, los diputados deberán estar atentos a las pantallas, de 19 pulgadas. Por ellas irán circulando las enmiendas automáticamente, en cascada, y en cada una irán apareciendo réplicas de los antiguos botones, sólo que en la pantalla táctil; ahí, sus señorías tendrán apenas unos segundos para apretar con destreza y precisión cada sentido del voto.

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Aunque se descartan fallos informáticos (el sistema se ha probado varias veces en los últimos días) es probable que la presidenta del Congreso, Francina Armengol, convoque una votación de ensayo como se hizo durante la última Diputación Permanente, en la que los portavoces se estrenaron con los nuevos mandos a distancia.

Hoy más que nunca es importante no equivocarse, dado que el sentido de las enmiendas depende sólo de siete votos, esto es, cuatro fallos en algunos casos. No obstante, el PP ha vuelto a pedir la votación por llamamiento (de viva voz) para el dictamen final de la amnistía, esto es, una votación entre las 37 que se celebrarán esta tarde.

El hemiciclo del Congreso, sin escaños durante las obras de las últimas semanas.

El hemiciclo del Congreso, sin escaños durante las obras de las últimas semanas. Eduardo Parra Europa Press

Otra de las novedades de este sistema será la actualización del audio y vídeo tanto de pantallas como de auriculares y micrófono (más largo y flexible). El sentido de todo tiene que ver con la reforma del reglamento del Congreso para permitir las lenguas cooficiales del Estado: las nuevas pantallas garantizarán mejoras en los subtítulos, que serán en directo, simultáneos y en el idioma elegido. 

Una votación clave

Junts está forzando para que el texto de la amnistía sufra una modificación de última hora, a través de una enmienda que sigue viva y que también defiende ERC para que desaparezca el término "terrorismo" de la ley. Actualmente, el formato pactado con el PSOE aboga por una redacción que excluye "los actos que hayan causado de forma manifiesta y con intención directa violaciones graves de derechos humanos".

El truco consiste en acotar de tal manera el delito que no deja al juez margen real para condenar a los implicados: primero debería determinar si se cometió un delito de terrorismo; luego, si se produjeron "violaciones graves de derechos humanos" y, por último, probar que fueran "de forma manifiesta y con intención directa".

Fuentes parlamentarias deslizaban la semana pasada que se trata de un mecanismo jurídico para complicar que "algunos jueces", como Manuel García-Castellón, puedan achacar el fallecimiento de un ataque al corazón en El Prat (2019) a los dirigentes independentistas investigados en el caso Tsunami Democràtic, como Carles Puigdemont o Marta Rovira. Con este texto quedan blindados, dado que no podría probar esa "intención directa" en el suceso.