Tomás Serrano

Política 23-J

Yolanda Díaz se desdice y convierte a Sumar en partido para negociar con más fuerza con Podemos

La nueva fórmula jurídica de Sumar otorgará a la vicepresidenta preeminencia a la hora de gestionar los recursos materiales y organizativos de la coalición.

31 mayo, 2023 03:16

Después de un año de procesos de escucha, reuniones, desencuentros, presentaciones y gestos de todo tipo, ya se puede decir que Sumar es un partido político. El equipo de Yolanda Díaz registró este martes en el Ministerio del Interior a "Movimiento Sumar" como partido político, lo que otorga personalidad jurídica a la plataforma de la vicepresidenta segunda para garantizarse el control de una hipotética coalición electoral de izquierdas. 

Esta decisión supone un cambio de opinión radical por parte de Díaz, quien lleva un año asegurando que Sumar nunca sería un partido político, aunque su equipo matiza que el registro es meramente "instrumental" para facilitar acuerdos con otras formaciones antes de las elecciones generales del 23 de julio.

En realidad, la clave está en la letra pequeña. El terremoto político provocado por Pedro Sánchez ha obligado a Ione Belarra y a Yolanda Díaz a apurar los tiempos, constituir una coalición antes del 9 junio y registrar las listas antes del 19. Pero el atracón de deberes no exime a la vicepresidenta de tomar precauciones con sus socios. 

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Para empezar, el apellido instrumental con el que el equipo de Díaz define a la nueva formación no tiene ninguna diferencia jurídica con un partido tradicional: Sumar es un partido como el resto, aunque la apostilla le ayude a diferenciarse simbólicamente de la política tradicional. Bajo esta denominación, la vicepresidenta tendrá capacidad para intervenir en el reparto del dinero y designar a los cargos de la coalición, un paso de gigante para controlar el grupo parlamentario en el Congreso.

Las ventajas no se quedan ahí. Si Díaz se hubiese presentado a las elecciones por sí sola —esto es, sin un partido propio detrás— hubiera dejado vía libre al resto de componentes de Sumar para controlar los recursos materiales y de organización de la coalición. Dicho de otro modo, podrían utilizar la marca de Sumar para llenar el grupo de asesores afines, acaparar la marca electoral y controlar las subvenciones electorales.

A primera hora del lunes, antes del anuncio del adelanto electoral, Díaz telefoneó a Belarra para retomar las conversaciones allá donde las dejaron en marzo sus dos interlocutores, Josep Vendrell y Lilith Verstrynge. Esa misma tarde las dos partes se reunieron para sentar las bases y esbozar los cimientos de la negociación. Los puntos de fricción eran la gestión de las listas electorales, los recursos y el gobierno del grupo parlamentario, justo lo que acaba de atar la vicepresidenta al registrar a Sumar como partido político.

El latiguillo de "instrumental" no es nuevo en la política española. La exalcaldesa Manuela Carmena constituyó en su día Ahora Madrid bajo esta fórmula simbólica, incluyendo bajo su paraguas a otras formaciones, como un mero vehículo para presentarse a las elecciones. Al igual que ocurrió entonces, partidos como IU, Más Madrid o Podemos no tendrían que renunciar a sus siglas para presentarse con ella.

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La clave de esta cuestión es la rectificación de Díaz, que llevaba casi un año poniendo distancia entre su "plataforma" —así llamaba a Sumar— y las formaciones políticas a las que aspira a representar. Con la organización convertida en partido, Podemos podría ver cumplida su aspiración de concurrir a las elecciones "como iguales", no subsumidos y al nivel de otros partidos presuntamente más pequeños.

En aquellos primeros compases de hace un año, la vicepresidenta no pudo ser más clara al rechazar la idea de una "sopa de siglas". Esa fórmula de la coalición, decía el verano pasado, "ya la hemos conocido en Castilla y León y en Andalucía", donde la izquierda a la izquierda del PSOE cosechó dos sonoros fracasos pese a ir unida. A ver esta vez.

Aunque no se contempla ya por ninguna de las dos partes, la sombra del desacuerdo atenaza electoral y económicamente a este espacio. Si Sumar fuera como coalición de partidos y Podemos concurriera por separado, los subvenciones y los espacios electorales en televisión estarían en disputa, porque ambos deberían invocar que son continuidad de la coalición Unidas Podemos que se presentó en 2019. Es un escenario que nadie contempla, aunque más por miedo que por responsabilidad.