Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, ante el Comité Federal.

Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, ante el Comité Federal. E.E.

Política CRISIS EN EL PSOE

Sánchez elude explicar los cambios que invalidan el congreso de hace 9 meses y sólo ataca a la derecha

Olvida el motivo por el que convocó al máximo órgano entre congresos del partido y trata de rearmar su crédito político con un alud de ataques al PP.

23 julio, 2022 15:16

Ni siquiera dos minutos, al final de su discurso, dedicó Pedro Sánchez al motivo principal por el que este martes se anunció la convocatoria el Comité Federal extraordinario del PSOE este sábado. El 40 Congreso del PSOE del pasado mes de octubre, en Valencia -un cónclave en el que el partido gastó más de dos millones de euros y, en teoría, rearmó sus estructuras para los años venideros- ya no sirve para nada.

¿Se cerraron heridas? Todas se han reabierto, y hasta algunas más. ¿Se consolidó la "socialdemocracia" como impulso electoral? El volantazo (más que giro) a la izquierda del último Debate de la Nación nadie lo vio venir. ¿Se formó una Ejecutiva a la imagen del líder? Ahora, se crea un grupo de notables, con la excusa de coordinar mejor con Moncloa, que deja en "la nada" la dirección del partido. ¿Sánchez, por fin, había señalado delfines? Si alguno lo creyó, hoy está fuera del agua... o puede que peor, tentándose la ropa.

Y nada de eso, nada, ocupó un solo segundo de las explicaciones del presidente del Gobierno.

...porque, era Sánchez el que se dirigió a los suyos. Pero, ¿habló el inquilino de Moncloa o el líder del PSOE que ganó las primarias apelando a "la militancia" y a la "democracia participativa"? ¿Habló, en realidad, el Sánchez de hace nueve meses en Valencia?

¿De verdad el partido, ahí representado ante él, no merecía saber por qué caen unos y llegan/se quedan/vuelven otros? O más que por qué -y ya que un partido es un "instrumento fundamental para la participación política"-, ¿para qué se hacen estos cambios? Para lograr, consolidar, impulsar, sobrevivir, conservar, defender, remontar, explicar... ¿qué?

Nada sirve, nada cuenta

Lo cierto es que este Comité Federal no se convocó el martes: se supo ese día, pero ninguno de los integrantes recibió la convocatoria hasta 24 horas después... cuando ya se habían empezado a filtrar nombres de caídos y fichados

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El viejo Patxi López colocado donde estaba el único nuevo valor que parecía haber pasado la prueba, Héctor Gómez. La eterna María Jesús Montero por la dimitida (a tiempo, antes de que la destituyeran) Adriana Lastra. La desconocida Pilar Alegría por el ineficiente Felipe Sicilia. Y un nuevo órgano, sin encaje estatutario, para supeditar (oficialmente "coordinar") Ferraz a Moncloa.

Y es que el secretario general llegó este sábado a Ferraz, eludió la rendición de cuentas, dio un discurso que sólo buscaba el aplauso, e incluyó una mención final a los defenestrados tan breve como la bienvenida a los reclutados.

Además, según fuentes internas, la lectura de la revolución es la siguiente: los congresos ya no valen para nada; los comités federales ya no son "el máximo órgano entre congresos"; y los equipos sirven, en definitiva, para "refrendar las decisiones del líder".

Es decir, "la militancia ya no cuenta" más que para votar al candidato (o candidata) en unas primarias controladas por el aparato. El jefe de ese aparato puede hacer y deshacer, "más allá de lo que digan los estatutos del partido". Y la Ejecutiva ya no dirige nada: se pliega (teóricamente) a la coordinación con Moncloa y (realmente) a lo que dicte Sánchez.

"Pero es que, además, los cambios son constantes". Es decir, que a lo que dicta Sánchez no termina de vérsele una melodía para entender la banda sonora de aquí al final de la legislatura. "Nos vienen meses duros", explica un diputado cercano a Sánchez, "con un Gobierno que cada vez estará más dividido y no damos más que señales de improvisación en el partido".

La derecha "negacionista"

La única música reconocible que se escuchó en el salón de Ferraz este sábado fue la de los ataques a la derecha. En eso Sánchez sí movilizó a los suyos. Tras abrir su intervención con casi una media hora de relato sobre los incendios, las olas de calor y el significado que a eso le halla el presidente de la Transición Ecológica, introdujo el estribillo.

Las estrofas le servían para justificar la posición contraria a la propuesta de la Comisión Europea de recortar "de inmediato" un 15% el consumo de gas. "No estamos de acuerdo, porque no se tienen en cuenta las circunstancias distintas de cada país".

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Le servían, también, para presumir de inversiones, leyes y declaraciones de "emergencia climática". De hecho, es cierto que el destino del 40% de los 140.000 millones que llegarán de fondos europeos puede englobarse en políticas de cambio climático: "Es una oportunidad para reindustrializar y cohesionar España en lo social y en lo territorial", dijo.

Y le servían para rearmar su crédito político recurriendo al estribillo pegadizo, basado en el adjetivo "negacionista", que le cantó al Partido Popular. "Negacionista" por haber cambiado "de cartel" pero no de actitud: "Sin ánimo de ayudar a España ni en la pandemia ni en la guerra". Y para usar ese concepto en la acepción que le atribuye el mainstream de la opinión pública en los últimos tiempos: populista, facha, antidemocrático.

...como en un salmo responsorial, al líder del PSOE sólo le faltó que le hicieran coros cada vez que repetía "negacionista" es el PP / Negacionista es "no a todo" / El PP solamente dice "no".

Porque eso (y nada más) es lo que Sánchez le reconoce a los populares, antes de Pablo Casado y ahora de Alberto Núñez Feijóo. "Nosotros nos hemos equivocado, claro que sí", admitió el líder socialista, "pero si miramos atrás, podemos hacernos una pregunta legítima", apuntó: "¿Qué habría pasado si en lugar de gobernar los socialdemócratas lo hubieran hecho los neoliberales de la derecha?".

En eso consistió la eficacia del son de Sánchez: en que la enumeración de sus leyes, medidas, subvenciones, ERTE, subsidios, prohibiciones, créditos ICO, escudos sociales, revalorizaciones de las pensiones al IPC, creación del Ingreso Mínimo Vital, regulación de los alquileres, leyes climáticas, leyes de eutanasia, leyes de Memoria... eran las estrofas que remataba, a cada ejemplo, del mismo modo: "Nunca habrían sido aprobadas por la derecha".

Y que esas medidas, lejos de haber sido financiadas con dinero de Bruselas, o con una subida de la deuda pública descontrolada por la suspensión de las reglas fiscales de la Unión Europea -todo eso ni lo nombró, por supuesto-, se ha debido a la "buena gestión de la izquierda". Porque, y así lo estableció Sánchez, "no sólo es más justa la manera de gobernar de los socialdemócratas, es que es más eficaz".

Una 'rockstar'

La realidad es que los aplausos más sonoros de su intervención se los ganó el presidente en estos pasajes. Como ocurre en los conciertos de rock, la concurrencia dio palmas al ver venir la melodía más famosa de su estrella... aunque, en realidad, el público se ovacionaba más a sí mismo por reconocer cada uno de los grandes éxitos que al artista por ofrecer un repertorio machacón.

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"Si gobernara la derecha", cantaba Sánchez al micrófono, "habría habido pandemia, y volcán, y guerra e inflación, pero os voy a decir lo que seguro que nunca habría habido", dijo creando expectación: "Los nuevos impuestos a las energéticas y a la banca, porque ellos defienden al 5% más rico, y nosotros existimos para el 95% que no lo es".

La ovación atronadora, entonces sí, ya dio paso a los bises... lo de los cambios de cromos al frente de las portavocías y la Vicesecretaría general. Que, como ya eran sabidos porque se filtraron a la prensa durante la semana -de hecho, los afectados leyeron su necrológica en las alertas del móvil antes de que el presidente los llamara-, sonaron más a esa música de fondo que el regidor hace sonar en la megafonía para darle ambiente al desalojo del público.

Es decir, a trámite. No en vano se había convocado al Comité Federal porque, aunque ya sólo sea de manera formal, la Constitución (el artículo 6, citado más arriba) dicta también que en los partidos políticos, "su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos".