El presidente Sánchez, a la salida de una sesión del Congreso, el pasado mes de abril.

El presidente Sánchez, a la salida de una sesión del Congreso, el pasado mes de abril. Reuters

Política DEBATE DEL ESTADO DE LA NACIÓN

El Sánchez más débil llega a su primer Debate de la Nación: acorralado por el IPC, Feijóo y sus socios

Del martes al jueves, el presidente se enfrenta a su primer debate de este tipo, con necesidad de recuperar terreno y lanzar mensajes de tranquilidad.

11 julio, 2022 02:45

Los debates sobre el estado de la Nación en el Congreso suelen ser favorables para los presidentes del Gobierno. Ellos tienen los datos, pueden hacer anuncios que sirvan como titulares del debate, intervienen siempre que quieren y sin límite de tiempo y tienen posibilidad de marcar el tono y los asuntos en los que se centra el pleno.

Pedro Sánchez llega a su primer debate de este tipo como presidente del Gobierno en su peor momento, pero en principio el pleno del Congreso, que empezará el martes a las 12 y acabará el jueves a mediodía, no es el escollo más difícil al que tendrá que enfrentarse.

De hecho, su equipo lo plantea como una oportunidad para relanzar al presidente y al conjunto del Gobierno. Ya ha afrontado otros como los de los estados de alarma durante la pandemia y nunca ha salido de ellos más débil de lo que entró.

A todas las citadas ventajas de los presidentes en estos debates se suma en este caso que el líder de la oposición ni siquiera puede intervenir desde la tribuna. Alberto Núñez Feijóo seguirá el pleno mudo desde un escaño. Y si no fuera porque otros, especialmente Santiago Abascal, le pueden quitar el papel de cabeza de la oposición, es posible que tampoco sea tan malo para el líder del PP evitarse un posible fracaso parlamentario en un momento en el que el viento le es favorable.

Llega Pedro Sánchez al debate en su peor momento, porque todas las encuestas le son adversas y muestran un profundo desgaste del Gobierno; porque las tres elecciones autonómicas (Madrid, Castilla y León y Andalucía) han supuesto triunfos del PP, que se pueden interpretar como el inicio de un cambio de ciclo político; porque el Gobierno de coalición tiene voluntad de seguir, pero vive momentos de discusión interna y porque estamos en la incertidumbre sobre la situación económica y con una inflación disparada que afecta directamente a los ciudadanos.

Por todo ello, según fuentes socialistas, Sánchez está obligado a incluir en su discurso un mensaje a sus bases electorales y otro al resto de los ciudadanos. 

A los primeros, especialmente a los tradicionales votantes socialistas, el presidente lanzará mensajes de esperanza y posible remontada, entre otras cosas porque, según los análisis postelectorales del PSOE, su principal problema es el desapego de sus electores, que prefieren quedarse en casa.

Para elevar la moral de la tropa, en las réplicas de Sánchez contra el principal partido de la oposición habrá argumentos ya conocidos como que “el PP de Feijóo es igual al PP de Casado”, el miedo a la extrema derecha y la referencia a los escándalos de la etapa de Mariano Rajoy, especialmente, el uso de los aparatos policiales contra los adversarios políticos.

"Intereses empresariales"

Sánchez mantiene en estas semanas un proceso de análisis con dirigentes socialistas, barones regionales y cargos intermedios. Ha aplazado los cambios previstos en el Gobierno y, sobre todo, en el partido, pero mantiene aún la duda de una renovación en la cúpula del PSOE para facilitar la movilización del partido y, de paso, acabar con disputas internas que ya nadie niega en las filas socialistas. Aún no hay resultado de ese “proceso de escucha” y está previsto que lo haya en el debate.

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Para los ciudadanos en general, el mensaje que prepara Sánchez se refiere a la lucha contra el principal enemigo de todos en este momento: la inflación. Debe equilibrar el mensaje de esperanza con las dudas sobre el futuro inmediato, con el temor del corte de gas ruso en Europa que afectaría a la producción industrial alemana, haría subir aun más el precio de los combustibles y agravaría la situación de la inflación. Como argumento favorable utilizará el de la creación de empleo

En el otro lado del hemiciclo, Cuca Gamarra, portavoz del PP, incidirá en esos datos económicos adversos, con el riesgo de hacer un discurso catastrofista o cenizo, en la línea del utilizado estas semanas por el propio Feijóo. El PP pretende dar el debate como muestra de alternativa sólida frente a Sánchez, dirigido a los ciudadanos que sufren cada día las consecuencias de la inflación.

Fuentes de Moncloa explican que el mensaje del presidente del Gobierno se basará en resaltar las dificultades de la legislatura, con una pandemia mundial y una guerra en Ucrania. Es decir, intentar explicar que son condiciones adversas ajenas al Ejecutivo.

Y hacer hincapié en las decisiones que, siempre según el Gobierno, suponen no dejar a nadie atrás y haber aprobado medidas para hacer frente a las consecuencias de la pandemia y de la inflación.

Sánchez hará alarde cualitativo de la agenda legislativa aprobada desde enero de 2020, en un momento en el que su mantra más repetido es el del “Gobierno que toma muchas medidas, pero que no llegan a los ciudadanos, porque chocan con el muro de los intereses empresariales”.

Por supuesto, el presidente del Gobierno incidirá en su compromiso de concluir la legislatura y de mantener la coalición con Unidas Podemos. A pesar de que la cumbre de la OTAN y los compromisos adquiridos con la Alianza Atlántica, como el aumento del gasto de Defensa y el incremento de efectivos estadounidenses en la base de Rota, son rechazados por su socio de Gobierno.

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También son rechazados por sus socios parlamentarios, es decir, el llamado bloque de investidura que forman PNV, ERC, Bildu, Más País y Compromís, que sostienen las iniciativas del Gobierno con el argumento del mal menor. Es decir, que lo que les une fundamentalmente es el rechazo y el miedo a un ascenso de Vox y una coalición del PP con la extrema derecha que lleve a Feijóo a la Moncloa.

Perderán votaciones

Por eso, es seguro que Sánchez tendrá que escuchar los reproches de sus aliados, molestos con algunas decisiones del presidente y como advertencia de las dificultades que tendrá en otoño para sacar adelante los Presupuestos para 2023.

Además, el jueves, el debate se cerrará con la discusión y votación de las propuestas de resolución. Cada grupo puede presentar 15, que pueden pactarse y transaccionarse, pero los socialistas dan por hecho que perderán votaciones y que sus aliados presentarán iniciativas comprometidas como las que tengan que ver con el rechazo al gasto militar o la política migratoria.

Para eso, el Gobierno se ha blindado con un pleno eterno en el que ese mismo jueves se debatirán y votarán en una sesión eterna asuntos como la reforma del Consejo General del Poder Judicial para poder renovar el Tribunal Constitucional, el segundo decreto contra los efectos de la inflación y la Ley de Memoria democrática, entre otros.

Acabará casi en la madrugada del viernes y difuminará las propuestas de resolución, que son sólo recomendaciones políticas sin efecto práctico.

El Debate sobre el estado de la Nación no se celebra desde 2015, cuando gobernaba Mariano Rajoy.