Pedro Sánchez estrecha la mano de Joe Biden, tras comparecer ante la prensa en el Salón Barceló de Moncloa.

Pedro Sánchez estrecha la mano de Joe Biden, tras comparecer ante la prensa en el Salón Barceló de Moncloa. Reuters

Política CUMBRE DE LA OTAN

Pedro Sánchez recupera la confianza de EEUU dos décadas después de la retirada unilateral de Irak

"Esto se nos ha quedado muy corto, tenemos que seguir hablando", comentó el presidente Biden tras una hora y cuarto de conversación en la Moncloa.

29 junio, 2022 03:35

Casi dos décadas después de que se rompiera un lazo de "raíces históricas profundas, valores democráticos compartidos y de visión común para abordar los desafíos globales", la reunión entre Joe Biden y Pedro Sánchez, este martes en Moncloa, ha recuperado la confianza perdida de EEUU con España.

Desde que en 2004 todo se rompió, ningún Gobierno español pudo siquiera imaginarse una declaración conjunta tan ambiciosa como la de este martes, que renueva la última, de 2001 [consulte aquí el documento en PDF].

No sólo por lo prolijo del documento signado por los dos gobernantes. También por la cantidad de temas, la profundidad de su tratamiento y las peticiones recíprocas de ayuda y asistencia en asuntos diversos. Eso ya en la reunión bilateral, celebrada en los salones de Moncloa. 

Joe Biden, recibido por Pedro Sánchez en Moncloa.

Biden quiere aprender el modelo migratorio español -cooperación en origen, a cambio de control de las mafias- para adaptarlo en sus países vecinos. Sánchez pide atención los "desafíos" del flanco sur. Ambos se dieron el sí. De hecho, los nuevos destructores americanos en Rota, según las fuentes consultadas en el Gobierno, refuerzan el Mediterráneo con el foco principal en el sur.

Por ejemplo, el estadounidense ofreció que las empresas españolas participen comercialmente del plan de recuperación pospandemia en EEUU. Y pidió detalles a Pedro Sánchez del "modelo de acuerdos migratorios que implantó España con el norte de África", basado en la cooperación al desarrollo, seguridad e institucionalización. Por ejemplo, el inaugurado con Mauritania en 2003.

En esa experiencia se ha ido desarrollando la estrategia actual de la Comisión europea, implantada en otros países de la región, con mayor o menor éxito. Así ocurre en Níger, Somalia o el mismo Marruecos... pero ésa es otra historia.

Rabat es dominio americano, como se ha visto desde la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca. El demócrata no revirtió el reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara que le dejó en herencia Donald Trump... y hoy, el Gobierno español, a su manera, ha tenido que pasar por ese aro.

Tanto en el texto de la declaración conjunta -con diplomacia- como de palabra, según las fuentes consultadas, Sánchez se comprometió personalmente a aumentar la inversión española en defensa. Esto se hará en una colaboración estrecha en los ámbitos de la ciberseguridad, la lucha contra el terrorismo yihadista y el narcotráfico en los vecindarios respectivos.

Declaración de Joe Biden en Moncloa.

Es decir, el Magreb, flanco sur de España y que provoca especial interés a EEUU, por el avance ruso en la región. Y América Latina, flanco sur de EEUU, área de influencia histórica y cultural de España y una región "especialmente frágil en la actualidad", según coincidieron ambos mandatarios. Así de cruzados están los intereses comunes.

Por su parte, el mandatario estadounidense confirmó la petición de Washington de aumentar la presencia de buques de guerra en la base naval española de uso conjunto en Rota (Cádiz). Pasarán de cuatro a seis, si el Consejo de Ministros lo acuerda -lo hará, aunque habrá ruido con Unidas Podemos- y si el Congreso lo aprueba -no faltarán apoyos a la derecha, pero concitará el rechazo de los socios habituales-. "Agradezco mucho la hospitalidad española con nuestras tropas y sus familias", dijo Biden.

"Se ha hecho corto"

Han pasado 21 años desde la última declaración conjunta entre los Gobiernos de Estados Unidos y España. Entonces, en el año 2001, la secretaria de Estado era Madeleine Albright, y el ministro de Exteriores era Josep Piqué. Pudo ser, quizá, uno de los últimos servicios de la diplomática estadounidense, nueve días antes de que Bill Clinton entregara las llaves de la Casa Blanca.

Le sucedió George W. Bush, quien sería el "gran amigo" de José María Aznar, el presidente español más atlantista de cuantos han pisado la Moncloa. Y responsable de la época de mayor confianza, cercanía y colaboración entre los dos Washington y Madrid.

¿Qué pasó después que lo rompió todo? Que el líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero -quien que no se había levantado al paso de la bandera de EEUU-, llegó al poder y ordenó la retirada unilateral e inmediata de las tropas españolas de Irak. Es más, lo hizo sin avisar al mando conjunto, sin tiempo para un relevo ordenado... y poco después, animó desde Túnez al resto de aliados a hacer lo mismo.

Ahora, después de meses de trabajo callado, de llamadas y reuniones de José Manuel Albares con su homólogo, Antony Blinken, y de Margarita Robles con el secretario de Defensa, Lloyd Austin, por fin, Sánchez parece haber zurcido el roto

Joe Biden, presidente de EEUU, se dirige a Pedro Sánchez, jefe del Gobierno español, en el Salón Barceló de Moncloa.

Joe Biden, presidente de EEUU, se dirige a Pedro Sánchez, jefe del Gobierno español, en el Salón Barceló de Moncloa. Moncloa

La reunión duró alrededor de hora y media y fue "muy cálida". Habrá que creerse que ése es un adjetivo adecuado para lo que ocurrió ahí dentro, porque es muy poco habitual en este tipo de encuentros. Se suele decir más "constructiva" o "cordial"... y, sin embargo, el que utilizaron ambas delegaciones.

De hecho, Joe Biden lo repitió al menos un par de veces en la comparecencia ante la prensa, al lado de Pedro Sánchez, e incluso volviéndose hacia él y mirándole a los ojos.

Lo cierto es que hasta en dos ocasiones, los asistentes del presidente estadounidense habían abierto las puertas para indicar que Biden empezaba a estar fuera de tiempo, si quería salir ante los periodistas con tiempo de pronunciar su declaración y llegar a la Zarzuela sin hacer esperar en exceso a Felipe VI.

Y en las dos ocasiones, Sánchez y Biden siguieron hablando. Hasta que se levantaron, ya apremiados porque daban las 17.30 y esperaba el Rey no más tarde de las 18.30.

"Esto se nos ha quedado muy corto, tenemos que seguir hablando", comentó el presidente Biden tras una hora y cuarto de conversación en la Moncloa.