Juanma Moreno, presidente de Andalucía, en plena sesión de buceo.

Juanma Moreno, presidente de Andalucía, en plena sesión de buceo.

Política CUANDO SE LE CAE LA TOALLA

Juanma Moreno: "Hay gente de izquierdas que veranea como marajás"

"Tengo bañadores a los que se les podría hacer la prueba del Carbono 14" / "A mi primer ligue le diría que es verdad que nunca se olvida" / "No me vale cualquier sangría".

30 agosto, 2021 01:30

Juanma Moreno estudió Relaciones Institucionales. Y se nota. Andalucía es uno de los pocos gobiernos cuyos dirigentes no han protagonizado peleas en el barro. Tanto le debió de gustar al presidente la materia que, de chaval, fundó un grupo de música llamado Cuarto protocolo.

Nació en Barcelona porque su padre emigró para trabajar en la Seat, aunque de muy niño regresó a Málaga. Le gustan las emociones fuertes: desbancó al PSOE de la Junta y cantó a su mujer Sabor de amor el día de su boda.

Prefiere las playas textiles a las nudistas. Se le cayó la toalla varias veces, pero tuvo suerte: no habían nacido las redes sociales. Jamás ha llegado a las manos con nadie; se disculpa: "Sólo he hecho manitas".

¿Cuáles han sido sus chanclas más horteras? 

Unas que tuve que comprarme sobre la marcha una vez que se me olvidaron las mías; fucsias y amarillas, eran un poema. Cuando las necesitas y no hay otras en la tienda, no puedes ponerte demasiado exigente.

¿Y el bañador que más le costó tirar?

Pienso en algunos bañadores que he tenido y me entra la risa, porque las modas cambian mucho. Los colores lisos, más discretitos, se llevan siempre y alguno tengo por ahí al que le podríamos hacer la prueba del Carbono 14. Lo importante es que todavía me entra.

Un lugar en el que no volvería a veranear jamás.

Es importante repetir las buenas experiencias y seguir buscando otras nuevas, sin el miedo a equivocarte. Incluso de los peores viajes o las peores vacaciones siempre se guardan algunos buenos recuerdos con el tiempo.

El destino de veraneo que más feliz le ha hecho.

Normalmente, la felicidad de unas vacaciones te la da más la compañía que el destino. Recuerdo con mucho cariño los veraneos con mi familia al completo, especialmente las últimas vacaciones que pude pasar con mi padre. 

¿Qué le diría hoy a su primer ligue de verano?

Que es verdad eso que dicen de que nunca se olvida, por más tiempo que pase. Y le diría que éramos demasiado jóvenes y demasiado inocentes, pero felices de serlo.

Su mayor locura en una playa.

Depende de cómo se vea. Si meterse en el agua a pesar de estar helada es una locura, lo he hecho. O amanecer en la arena después de una noche de San Juan en Málaga, y alguna otra más, también. Pero no tengo locuras inconfesables… Y si las tuviera, no las contaría.

¿Y en la montaña?

Me encanta el senderismo y perderme por el monte. Y algún deporte de riesgo he practicado. Pero, como en todo, al mar y a la montaña nunca hay que perderles el respeto.

¿Se pondría mascarilla en una playa nudista?

Me temo que no la necesitaría, porque si fuera a una playa nudista intentaría mantener siempre la distancia de seguridad [se ríe]. Pero confieso que soy más de playas textiles.

Lo mejor y peor que le ha pasado yendo de campamento. 

Lo mejor, sin duda, dormir bajo las estrellas y contemplar el cielo sin apenas contaminación lumínica; eso es una experiencia incomparable. Lo peor, tener que montar y desmontar la tienda a la primera y sin perder nada. ¡Qué estrés!

El sitio más incómodo en el que se le ha caído la toalla. 

Afortunadamente, en mi etapa adulta nunca he dejado nada a la vista. En mi juventud sí sufrí más de una vez la vergüenza de perder la toalla en el momento más inoportuno. Por fortuna, no existían los móviles ni las redes sociales. Me habría hecho viral.

¿Es más fácil veranear siendo de derechas?

Es más fácil veranear teniendo trabajo. Si algo me quita el sueño es que los andaluces tengan oportunidades para vivir dignamente y poder disfrutar. Pero las ganas de disfrutar en vacaciones no tienen color político. Hay gente de izquierdas que veranea como marajás y gente de derechas que no tienen la suerte de poder veranear.

Una canción del verano que todavía escuche.

Más de una. Aparte de los hits, recuerdo, por ejemplo, Catalina, de Danza Invisible. Hay canciones que, las escuches cuando las escuches, te llevan inevitablemente a recordar aquella excursión, aquel grupo de amigos, un chiringuito o un paisaje…

En el verano se compran cosas absurdas. ¿Qué compra usted?

Me suelo contener, pero todavía andan rondando por casa algunas cosas absurdas... Quién me mandaría a mí comprar esos cacharros.

¿Alguna vez ha comprado en el top manta?

Prefiero no hacerlo, aunque a veces estoy tentado al ver lo cargados que van y el calor que van pasando. Pero la tranquilidad de que lo estás haciendo bien te la da comprar en los comercios y los establecimientos reglados, que pagan sus impuestos y te dan todas las garantías.

¿Le gusta la sangría?

Una buena sangría, bien hecha y bien fría, puede estar muy buena y sentar muy bien si hace mucho calor. Por eso no vale cualquiera.

Lo peor del verano del político es…

Cuando ocupas un cargo de mucha visibilidad, es difícil pasar desapercibido aunque estés de vacaciones. A veces, echas de menos la libertad que te da el anonimato. 

Lo mejor del verano del político es…

Como el de cualquiera… si consigues desconectar, te permite recargar pilas, reordenar ideas y volver con ganas. Y estar con mis hijos, poder dedicarle tiempo a la familia. 

¿Alguna vez ha llegado a las manos con alguien? 

He hecho manitas; el verano siempre fue una época propicia para eso. Pero nunca llegar a usarlas para la fuerza, porque esa nunca debe ser una opción.

Qué libros va a aprovechar para terminar.

Eso es una particular manía que tengo. Todo libro que empiezo lo tengo que leer hasta el final; así que también tengo deberes en eso para este verano.

¿Va a pasar algún día con un adversario?

No tengo planes hechos, pero si coincidiera con alguno, como ya me ha pasado alguna vez, no tendría ningún problema. Como en todos los ámbitos, en el mío cuenta mucho la persona y cómo seas. Hay buenos amigos en política, de cualquier color o ideología. 

¿De quién no quiere saber nada hasta septiembre? 

Me encantaría perder de vista para siempre al coronavirus. Lo triste es que, igual que con otros problemas cotidianos, las vacaciones no van a hacer que desaparezca y tendremos que seguir en guardia y siendo responsables.