Varias personas disfrutan de un café ante una de las numerosas fallas del barrio de Ruzafa.

Varias personas disfrutan de un café ante una de las numerosas fallas del barrio de Ruzafa. Efe

Política

La Generalitat aplaza las Fallas de Valencia por el coronavirus

El Gobierno autonómico ha decidido también aplazar las fiestas fundacionales de la ciudad de Castelló, la Magdalena, que iban a comenzar este domingo.

10 marzo, 2020 22:14

El presidente de la Generalitat, Ximo Puig, ha anunciado este martes que, a causa de la epidemia del coronavirus, se aplazan, a una fecha aún por determinar, las Fallas de Valencia que iban a tener lugar del 15 al 19 de marzo próximos.

Asimismo, el Gobierno autonómico ha decidido también aplazar las fiestas fundacionales de la ciudad de Castellón, la Magdalena, que iban a comenzar este domingo, como medida de prevención y en "plena coordinación" con el Ministerio de Sanidad, que les ha recomendado no celebrar ambas fiestas para evitar contagios debido a las aglomeraciones previstas en ellas.

Tras mantener una videoconferencia con el Ministerio de Sanidad, en la que se recomendaba no celebrar ambas fiestas y tras entrevistarse telefónicamente con el ministro y el presidente del Gobierno, Puig ha decidido junto a su ejecutivo aplazar la celebración de las Fallas en la ciudad de Valencia y en el resto de municipios de la Comunidad donde tienen lugar esta fiesta, así como la festividad de la Magdalena de Castellón.

Con esta decisión, "se trata de minimizar el elemento de riesgo para el contagio por aglomeraciones humanas y desplazamientos masivos de personas procedentes de zonas más afectadas", ha dicho Puig.

El presidente de la Generalitat ha apelado a la "comprensión de la ciudadanía, especialmente a los afectados por una decisión tan compleja", y ha citado que este aplazamiento se produce de la misma manera que se hizo con el Carnaval de Venecia, la Feria de Turismo de Berlín y el World Congress Mobile de Barcelona.

Puig ha precisado que la decisión adoptada es "aplazar para más adelante, cuando la situación sanitaria lo permita. Esperamos que sea pronto", ha subrayado.

Esta "acción de contención" que supone la suspensión de las fiestas de Valencia, Castellón y numerosos municipios de la Comunidad Valenciana "dará resultados", según Puig, quien ha recalcado que la prioridad es "proteger a los valencianos, especialmente a los más vulnerables".

Además, Puig ha dicho que la decisión se ha tomado siguiendo criterios científicos, aconsejados por los expertos, de forma coordinada con el Ministerio de Sanidad, porque la unidad de acción es "fundamental".

El presidente autonómico ha asegurado que el sistema sanitario público está "preparado para hacer frente a las necesidades", ha pedido "responsabilidad y prudencia" y que se evite "el alarmismo, el contagio del miedo".

Tras insistir en que se ha actuado desde la responsabilidad, la prudencia y la proporcionalidad, ha pedido extremar las precauciones para que "vuelva más pronto que tarde la normalidad".

Puig ha comparecido arropado por su vicepresidentes, Mónica Oltra y Rubén Martínez Dalmau, y los consejeros de Sanidad, Educación, Justicia, Economía y Transportes tras una reunión en la que también ha estado presente el concejal de Cultura Festiva del Ayuntamiento de Valencia y presidente de la Junta Central Fallera, Carlos Galiana.

Una medida histórica

La medida es histórica, ya que las Fallas han tenido continuidad a lo largo de toda su historia, desde las primeras plantàs del siglo XVIII, con cuatro únicas excepciones. En concreto, por estar el país inmerso en guerras, la de Cuba de 1896 y la Civil, y una más por motivos económicos, cuando la subida a 60 pesetas del impuesto municipal en 1886 por el montaje en la calle llevó a las comisiones, de forma individual, a no ocupar la vía pública.

Los datos son de Javier Mozas, delegado de la Delegación de Documentación (Archivo, censos y biblioteca) de la Junta Central Fallera de Valencia, el órgano rector de la fiestas josefinas, que tienen su origen en materiales combustibles que recibían el nombre de Fallas y se quemaban al anochecer de la víspera de San José.

"Desde la oficialidad se han suspendido las Fallas en cuatro ocasiones", describe Mozas, que se remonta al 16 de marzo de 1896 cuando, en plena guerra de Cuba, el Gobernador Civil de Valencia decidió suspenderlas "por estado de guerra, por si acaso pasaba algo".

El representante de la JCF, que desconoce cuál es la situación que se generó con otras celebraciones en España, explica que al haberse decidido dos días antes de la festividad, hubo monumentos falleros que se guardaron para ser 'plantados' al año siguiente.

En total, serían una o dos, comenta, ya que lo ha podido comprobar porque existen los bocetos. En todo caso, apunta que, en aquellas fechas, se plantaban pocas fallas, no más de diez cada año.

La siguiente ocasión fue ante la Guerra Civil española y se prolongó durante 1937, 1938 y 1939, ya que la contienda terminó en Valencia el 30 de marzo. Por estado de guerra, se prohibieron todas las manifestaciones festivas por peligrosidad para la población.

Ininterrumpidas desde 1940

A partir de 1940, se han celebrado de forma ininterrumpida hasta la actualidad, a la que se ha llegado con 764 monumentos falleros, grandes e infantiles de 382 comisiones falleras integradas en la Junta Central Fallera (JFC) de Valencia, entre ellas todas las de la capital valenciana y las de Mislata, Quart de Poblet, Xirivella y Burjassot, localidades de su área metropolitana.

Mozas recuerda un quinto caso en el que no salieron los monumentos a la calle, anterior aún, y no fue por orden de la autoridad sino por decisión de las propias comisiones falleras que rechazaron plantar ante la subida del impuesto municipal por hacerlo.

"Antiguamente pedías permiso para plantar en la calle o no, aunque no todas pedían todos los años. Hubo uno en el que se aumentó el impuesto municipal para plantar, se subió a 60 pesetas en 1886 y todas las fallas, no de común acuerdo, sino de manera independiente, no pidieron permiso para plantar. Y no hubo", relata.

La única excepción de ese ejercicio fue la plantà de dos monumentos "en el interior de edificios públicos, por tanto, no en la calle y para los propios asilados: la casa de la beneficencia y el colegio de la misericordia" y como fiestas privadas.