Sánchez e Iglesias, a las puertas de la Moncloa.

Sánchez e Iglesias, a las puertas de la Moncloa. Efe

Política GOBIERNO

Sánchez y Marruecos negociarán la explotación del fondo marino del Sáhara sin oír a Podemos

Ambos países han solicitado a la ONU expandir su zona económica en el área saharaui en contra del criterio del partido del vicepresidente Iglesias.

23 febrero, 2020 02:34
Tánger

La aprobación de dos leyes de extensión de las fronteras marítimas en el Parlamento de Marruecos el 22 de enero creó revuelo en España. Sobre todo, porque suponía apropiarse de aguas de las islas Canarias y del Sáhara Occidental.

“Estas cuestiones podrán tratarse con España a través del diálogo, debido a las relaciones positivas entre ambos países”, reconocía el ministro de Exteriores de Marruecos, Nasser Bouria.

De hecho, ambos países tienen interés en aguas que en buena parte corresponderían a un tercer territorio, el Sáhara Occidental, área en litigio y pendiente de una resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La resolución acerca de la soberanía de los fondos marinos de esa zona puede tardar décadas. 

Entre tanto, Marruecos se erige como soberano de todo lo relacionado con el Sáhara Occidental -territorio que considera una provincia del sur- y continúa comercializando sus recursos naturales a pesar de las sentencias del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

En esa plataforma marítima, al igual que en el área sur de Canarias, hay teluro, cobalto, bario, níquel, vanadio y litio. En la zona más próxima a Marruecos “existe petróleo, gas natural y un recurso nuevo, los hidratos de metano”, detalla a EL ESPAÑOL, José Mangas, catedrático de Recursos Minerales Marinos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).

Sin mención al Sáhara

Como ahora Marruecos, y pensando en las riquezas que esconde todo ese suelo marino, España solicitó en 2014 a la ONU una ampliación para reconocer la expansión de la plataforma continental de las Islas Canarias hasta 350 millas, aunque no recibió respuesta.

En 2015, Marruecos presentó alegaciones contra esa petición de España, y ahora sigue a España y reclama una ampliación de su frontera marítima de 200 a 350 millas (560 kilómetros). Eso deja las cosas en tablas... y obliga a negociar, que es a lo que están dispuestos los gobiernos de Madrid y Rabat, según fuentes de toda solvencia consultadas en Rabat.

En el documento que España presentó en su día ante a la ONU, no mencionaba al Sáhara Occidental y se dejaba claro que se llegaría a acuerdos con “el país que pueda reclamar los derechos de esa plataforma en el futuro”. Ése es el caso de Marruecos actualmente, que reclama las aguas del Sáhara Occidental. Por lo tanto España puede negociar con Marruecos.

Ahora bien, esas negociaciones podrían desembocar en un nuevo conflicto en el Ejecutivo de coalición que lidera Pedro Sánchez. Y es que, aun cuando el acuerdo de Gobierno entre el PSOE y Unidas Podemos no hace referencia al Sáhara Occidental, es de sobra conocida la posición del partido que lidera el vicepresidente Pablo Iglesias.

Podemos aboga por un cambio en la política exterior española hacia el Sáhara Occidental que incluya, directamente, el reconocimiento de la la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). Hace sólo un mes, Podemos Canarias denunciaba "la política expansionista de Marruecos" sobre las aguas canarias "y del Sáhara Occidental".

“España cederá”

La idea de Marruecos es plantear ahora al Gobierno de Pedro Sánchez que empresas españolas, junto a la británica Energy, exploten esa zona. Algo que “la ONU aceptará por cuestiones de seguridad”, señalan a EL ESPAÑOL fuentes de Interior en Marruecos.

“España cederá porque Marruecos ha sabido moverse con los ingleses, americanos y franceses”, añaden esas fuentes. De hecho, con la visita que se espera del presidente Emmanuel Macron “va a quedar clara la posición en favor de Marruecos en el Sáhara Occidental y de sus aguas”, adelantan.

Marruecos y España avanzan así hacia un acuerdo de explotación conjunta de la plataforma continental para repartirse las riquezas minerales. También podrían explotar los suelos marinos a través de la creación de compañías de capital mixto, según explica a EL ESPAÑOL Nicolás Navarro, profesor de Derecho Internacional Público de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.

Sin embargo, en Marruecos se decantan por la primera opción. En ese marco, Rabat otorgará el permiso de explotación de los minerales a empresas españolas porque no tiene empresas para convertir las materias primas en productos. Una vez procesadas, volverán a Marruecos.

Además, el Gobierno marroquí quiere que Reino Unido esté presente en la explotación de la plataforma continental porque teme movimientos de Rusia en África.

Si como parece, todo se concreta, no será la primera ocasión en que España y Reino Unido trabajen en esas aguas. En 2014 realizaron prospecciones petrolíferas en Canarias. Como se recordará, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias desestimó entonces la petición del gobierno regional para que las perforaciones se suspendieran cautelarmente y permitió a Repsol seguir en la zona.

Conflicto con Argelia

En su estrategia de expansión al sur, el ministro marroquí de Exteriores ha viajado esta semana a Mauritania, un país con el que también está dispuesto a negociar el solapamiento de aguas que en parte llegan al Sáhara Occidental.

Por su parte, Argelia también presentó su demarcación de fronteras marítimas a la ONU en 2018, e igualmente se produce un solapamiento con las aguas españolas de las Islas Baleares. Aquí España sí presentó su escrito de rectificación porque hay “pretensiones no coincidentes”, según declaró el miércoles la ministra de Exteriores González Laya.

La diferencia entre Marruecos y Argelia es que los marroquíes no delimitaron las coordenadas de hasta dónde van a extender las aguas, a fin de negociar con los gobiernos español y mauritano, mientras que los argelinos dejaron clara la latitud y la longitud, y por lo tanto hay que recurrir a la Convención del Mar de la ONU que regula los solapamientos de aguas entre países.