Rafael Ribó, el defensor del pueblo catalán.

Rafael Ribó, el defensor del pueblo catalán. EFE

Política CATALUÑA

El síndico catalán achaca a los españoles lo mismo que Vox a los inmigrantes: el colapso de la Sanidad

Ribó lamenta que "ciudadanos de otras comunidades" se operen en Cataluña y Abascal, que haya Sanidad universal para los inmigrantes.

10 diciembre, 2019 02:30

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La Sanidad pública catalana puntúa bajo desde hace años en comparación con la del resto de comunidades autónomas. 168.000 ciudadanos se amontonan en sus listas de espera, la peor cifra de toda España, y el tiempo de espera para operarse es de unos 146 días de media. Un dato sólo empeorado por Andalucía (164 días de espera) y Castilla-La Mancha (149), según informa Crónica Global.

Cataluña es, además, la segunda comunidad española que menos gasta en salud. En los ocho años que transcurrieron entre 2009 y 2017, la Generalidad recortó el gasto en un 27,5%, equivalente a 3.300 millones de euros. Unas cifras muy superiores al de otras comunidades que se sobrepusieron a la crisis haciendo menos recortes que Cataluña y en las que las listas de espera se han mantenido en niveles inferiores a los catalanes. 

Pero esos datos no son excesivamente relevantes para el Síndic de greuges Rafael Ribó, el defensor del pueblo catalán. Entrevistado en el programa Aquí, amb Josep Cuní, de la SER, Ribó respondió a una pregunta de su entrevistador sobre las listas de espera con la tesis de que si estas existen es porque los españoles "de otras comunidades" viajan hasta la región para operarse.

Avalanchas de otras autonomías 

"La Sanidad pública catalana es de una calidad excelente y la prueba es que vienen de otras comunidades a operarse", fueron las palabras exactas de Ribó. Luego, el síndico añadió: "Yo no sé si las listas de espera en Cataluña son las más largas, pero lo que le puedo garantizar es que uno de los déficit de la Sanidad catalana es que tiene un sobrecoste derivado de gente que viene a operarse a Cataluña. Ojo no vayamos a poner el punto de mira donde no debemos".

Ese "no poner el punto de mira donde no debemos" parece una alusión obvia a las listas de espera, que según el argumento de Ribó serían inevitables. Apenas un daño colateral provocado por la avalancha de ciudadanos españoles de otras comunidades que se trasladan en masa a Cataluña para disfrutar del nivel de excelencia sanitaria del que no disfrutan en sus propias regiones. 

La respuesta de Ribó, que suele actuar como portavoz oficial de las tesis de los partidos nacionalistas catalanes, es muy similar a la defendida por Vox en relación a los inmigrantes ilegales en el punto 59 de su programa electoral para las elecciones del 10 de noviembre. En él, Vox propone "eliminar el acceso gratuito a la sanidad para inmigrantes ilegales y el copago para todos los residentes legales que no tengan un mínimo de diez años de permanencia en nuestro suelo".

"Hay que terminar con la sanidad universal para los inmigrantes", dijo Santiago Abascal el 4 de noviembre de este año. "¿Cuánto nos cuesta eso, señor Sánchez? Mil millones, dos mil millones, tres mil millones de euros… Usted lo sabe, díganoslo". La diferencia entre ambas propuestas es que en la tesis de Ribó, el lugar de "los inmigrantes ilegales" de Vox ha sido ocupado por los españoles de otras comunidades.

Los catalanes primero 

Sin llegar a explicitarlo, la respuesta de Ribó parece simpatizar más con ese "los catalanes primero" (la versión de Vox sería "los españoles primero") que con la idea de una sanidad universal sin distinción entre españoles e inmigrantes, sea cual sea su estatus legal.

En mayo de 2019, Rocío Monasterio puso en duda la igualdad de acceso a la Sanidad pública de los inmigrantes ilegales. "Hay que preguntarse si 160.000 inmigrantes ilegales tienen derecho a pasar antes que un madrileño en una lista de espera". 

"Estamos hartos de que a los españoles se les discrimine en su propia casa", dijo Abascal el pasado mes de octubre. En Cataluña, esas personas a las que Ribó atribuye el colapso de las listas de espera son los ciudadanos de otras comunidades. El nacionalismo catalán, como Vox, también parece estar harto.