Vitor Blaha, con algunas de las aeronaves que empleaba la organización.

Vitor Blaha, con algunas de las aeronaves que empleaba la organización.

España NARCOTRÁFICO

El piloto ucraniano que traía hachís de Marruecos en helicóptero ganaba 150.000 € por 'narcovuelo'

La organización de Vitor Blaha montaba las aeronaves para los 'narcovuelos' con piezas antiguas de otros helicópteros de la URSS.

1 abril, 2024 02:50

Hace tiempo que los clanes del Estrecho diversificaron su negocio de tal forma que ya pueden introducir el hachís no solo por mar, sino también por el aire. Lo hacen a través de avionetas o de helicópteros encargados de transportar el material que primero recogen en Marruecos. En esta clase de operaciones, los pilotos procedentes de Europa del Este no tienen rival. Vitor Blaha era uno de ellos

La Guardia Civil detuvo hace apenas una semana a este piloto de origen ucraniano y su banda, dedicada a transportar en helicóptero grandes cargamentos de hachís mediante vuelos nocturnos a baja altura entre Marruecos y la Península.

La aeronave había sido despojada de sus asientos traseros y reducida a su estructura esencial para que cupiera la mayor cantidad posible de fardos que tenían que introducir en España.

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Una noche, en uno de los seguimientos, la Guardia Civil cazó a uno de los aparatos de Blaha en pleno narcovuelo. Los agentes lo siguieron hasta una finca de Chiclana de la Frontera (Cádiz). Allí estaban esperando tres coches en los que el piloto y sus cómplices descargarían y esconderían 30 fardos con casi 800 kilos de hachís.

Cuando otra aeronave del Instituto Armado les localizó, como se aprecia en la grabación que hoy publica EL ESPAÑOL, el ucraniano salió corriendo del helicóptero nada más aterrizar junto a su copiloto. Se había percatado de que les estaban siguiendo, pero ya era tarde. Allí lograron apresarle. 

Además del piloto ucraniano, la Guardia Civil logró detener a otras ocho personas que integraban esta organización. La operación fue bautizada como Torcal 469 Tornado. Quienes la llevaron a cabo forman parte del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la comandancia de la Guardia Civil de Málaga.

Vuelos a baja altura

Blaha y otro de los arrestados son, según los investigadores y mandos de la lucha contra el narcotráfico consultados por EL ESPAÑOL, expertos en vuelos nocturnos a baja altura. Como sucede con muchos otros delincuentes de Europa del Este o de países que en su momento pertenecieron a la extinta URSS, los grandes clanes que operan en el Estrecho recurren a ellos al considerarlos los pilotos más fiables de esta clase de aeronaves. 

La operación se inició a mediados de 2023. Primero Marruecos avisó a la Guardia Civil de un accidente de un helicóptero en la zona de Tánger. A partir de ahí comenzó el seguimiento de Blaha. Averiguaron que contaba con propiedades en la Costa del Sol. Y que allí había una organización dedicada a montar helicópteros para transportar droga de un lado al otro del Estrecho de Gibraltar. 

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Los investigadores averiguaron que la organización estaba buscando pilotos para realizar narcovuelos entre España y Marruecos. Blaha era uno de ellos. Tras varios meses, los agentes confirmaron que los delincuentes tenían dos helicópteros ocultos, uno en una finca de la provincia de Sevilla y otro en otra de Cádiz. 

Ambos terrenos estaban contratados por el líder de la organización para ser utilizados para el tráfico de drogas. 

La Guardia Civil, incautándose de el helicóptero en la finca de Chiclana de la Frontera.

La Guardia Civil, incautándose de el helicóptero en la finca de Chiclana de la Frontera. EL ESPAÑOL

La estructura estaba jerarquizada, de manera que cada miembro disponía de su propia tarea, repartidas entre obtener los helicópteros, encontrar naves para ocultarlos y fincas desde donde iniciar los vuelos, contratar a los pilotos, conseguir el combustible y buscar mecánicos para realizar el mantenimiento y puesta a punto de los helicópteros.

Hasta allí traían piezas de helicópteros, algunos de ellos de la antigua Unión Soviética. Una vez los montaban, quedaban listos para volar. Por cada transporte, revelan fuentes de la lucha contra el narco del Ministerio del Interior, pilotos como Blaha llegan a cobrar hasta 150.000 euros. Los viajes apenas se prolongan una hora, por lo que el beneficio puede llegar a ser astronómico. 

Operaciones

El transporte aéreo de hachís por el Estrecho entraña riesgos, como por ejemplo que los vuelos siempre se tienen que realizar en plena oscuridad, por la noche, y a muy baja altura, para que la aeronave resulte indetectable. Así lo explican especialistas del extinto grupo de élite OCON-Sur. Entre las múltiples operaciones que realizaron hubo varias en las que se desmantelaron esta clase de entramados. 

Eso sí, también existen algunas ventajas: "Son más difíciles de detectar y de interceptar que las gomas", señalan en la Guardia Civil. Los helicópteros transportan menos cantidad que una narcolancha, y por eso en ocasiones es preciso realizar varios vuelos de ida y vuelta durante la misma madrugada. Es una metodología, señalan esas mismas fuentes, que resulta peligrosa pero muy lucrativa.

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Mientras que en el tráfico por mar hay muchas más bocas a las que alimentar, en esta clase de transportes el beneficio es mayor para todos, porque intervienen menos personas. Por eso Blaha podía embolsarse una cantidad de dinero tan elevada en cada alijo.

"Lo que hacen es quitarle todos los aparatos electrónicos a la nave, todo lo superfluo. Los buscan en el mercado negro y aumentan la capacidad de carga al máximo, de forma que parecen de juguete". Las fuentes consultadas en el extinto OCON-Sur señalan que los clanes se vuelven creativos en épocas en las que aumenta la presión policial o cuando tienen más recursos de los que echar mano.