La patrullera 'Río Águeda' de la Guardia Civil, con base en Cádiz, permanece averiada desde el 31 de enero, cuando chocó con una narcolancha en Sanlúcar.

La patrullera 'Río Águeda' de la Guardia Civil, con base en Cádiz, permanece averiada desde el 31 de enero, cuando chocó con una narcolancha en Sanlúcar. Guardia Civil

España NARCOTRÁFICO

Los narcos operarán sin la presión de las patrulleras de la Guardia Civil varias semanas: siguen averiadas

Mandos de la Guardia Civil aseguran que las reparaciones no son fáciles y tardarán "meses o semanas". 

15 febrero, 2024 02:48

Los arreglos y reparaciones que se están llevando a cabo sobre las patrulleras del Servicio Marítimo de la Guardia Civil en Cádiz son de tal calibre que no permitirán tenerlas a punto en los próximos días, los posteriores al trágico asesinato de dos guardias civiles el pasado viernes en el puerto de Barbate. 

De esta forma, los narcos y sus lanchas rápidas seguirán unos días campando a sus anchas por las aguas que bañan toda la provincia gaditana, al igual que vienen haciendo en las últimas semanas. "Los arreglos no van a ser rápidos", reconoce un mando del Instituto Armado a EL ESPAÑOL.

Tras las averías que las embarcaciones han tenido, las fuentes consultadas señalan que es complicado dar una fecha determinada de cuándo volverán a estar a punto. "Pueden tardar meses o semanas, depende de cuándo se produjera la avería. Lo primero que se hace es peritar la avería", señala otra fuente de la Guardia Civil conocedora de estos procedimientos.

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"Es decir, es un trámite administrativo con el que se valora el daño en la embarcación". Luego se lleva a los talleres y por eso todavía no está claro cuándo podrán volver a disponer de ellas los agentes del Servicio Marítimo.

La falta de medios es uno de los aspectos que en los últimos días ha causado mayor indignación tanto entre la sociedad española en general como en el colectivo de agentes de la Benemérita. El viernes, los dos guardias civiles asesinados al arrollarles una narcolancha, navegaban en una simple zódiac neumática, de pequeñas dimensiones, porque las patrulleras del Servicio Marítimo de la Guardia Civil que tienen su base en Cádiz se encuentran averiadas desde hace varias semanas.

La Comandancia de la Guardia Civil de Cádiz había tenido conocimiento de que, desde la noche del jueves, se había resguardado del temporal en Barbate al menos media docena de narcolanchas procedentes de las costas de Marruecos. Se trata de modernas embarcaciones semirrígidas de 14 metros de eslora, dotadas con potentes motores de 300 caballos, cada una de ellas con tres o cuatro tripulantes.

A instancias del jefe de la Comandancia, el coronel Luis Martín Velasco, se cursó la orden para que el Servicio Marítimo de la Guardia Civil acudiera a detener a los narcos. Sin embargo, la orden no pudo ser atendida desde Cádiz porque ningunas de sus tres patrulleras estaban operativas.

Las averías

La lista de averías de las embarcaciones rápidas del cuerpo es de tal calibre que no pueden todavía disponer de ellas. Una de estas embarcaciones, la Río Águeda, se encuentra averiada desde principios de febrero. El 31 de enero la embistió una narcolancha en Sanlúcar de Barrameda cuando intentaba identificar a su tripulación. 

El piloto de esa goma murió tras el impacto contra el casco de la patrullera, y una de las posibilidades que valoran los investigadores, como ha publicado EL ESPAÑOL y acreditan los chats del narco monitorizados por la Guardia Civil, es que el pasado viernes fueran a por los agentes en Barbate a modo de ajuste de cuentas.

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La Río Águeda tiene 20 metros de eslora y se incorporó al servicio en 2015. Sin embargo, no tiene una gran operatividad para luchar contra el tráfico de drogas. Puede alcanzar una velocidad de 22 nudos, insuficiente para perseguir a las modernas embarcaciones semirrígidas de los narcos.

Lucha desigual

Las lanchas rápidas como la que emplearon los narcos el viernes para arrollar a la patrulla de la Guardia Civil pesan hasta 5 toneladas, miden unos 15 metros de eslora y poseen cuatro motores de 300 CV de potencia, con los que pueden superar con facilidad los 100 kilómetros por hora (55 nudos). La zódiac de goma era, como ha lamentado la madre del agente Miguel Ángel, "un cascarón" de 500 kilos, seis metros y un solo motor de 150 CV. 

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El Servicio Marítimo de la Guardia Civil cuenta con otras dos patrulleras en Cádiz, que también se encuentran averiadas, indican las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL. Una de ellas tiene 20 años de antigüedad y otra, la más moderna, es una embarcación de aluminio que ha sufrido problemas desde el primer día que se hizo al mar.

La Río Cedena, se estropeó dos días antes de lo ocurrido en Barbate. La Río Ulla, por su parte, se ha constatado que sigue perdiendo refrigerante y, una semana más tarde de detectar esa deficiencia, sigue varada. Además, otras como la S20 sufren problemas en el motor.

Ante la imposibilidad de movilizar a las naves que tienen su base en Cádiz se solicitó que se dirigiera a Barbate una patrullera del Servicio Marítimo de Algeciras y, como segunda opción, otra procedente de Ceuta. Sin embargo, ninguna de estas dos embarcaciones pudo hacerse al mar debido al fuerte temporal en la zona del Estrecho. 

"Enviaron a los agentes a la muerte", sentenciaba indignado en declaraciones a EL ESPAÑOL un responsable del Instituto Armado, donde es mayoría quienes consideran que lo ocurrido en Barbate pone en evidencia los precarios medios con los que cuenta la Guardia Civil para luchar contra el narcotráfico en una zona tan caliente como el Estrecho. "No puedes enviar a nuestros hombres a la guerra, sin balas".

Días después del trágico suceso, se han vuelto a ver zódiacs de la Guardia Civil tras las lanchas rápidas del narco en otros puntos del litoral gaditano. Son escenas que para muchos en el Instituto Armado resultan difíciles de comprender.