El centro Penitenciario Murcia II está situado en la localidad de Campos del Río.

El centro Penitenciario Murcia II está situado en la localidad de Campos del Río.

España INSTITUCIONES PENITENCIARIAS

Así envenenaron a un funcionario 4 presos de la cárcel de Murcia: "Vamos a reírnos de él"

Los cuatro autores del envenenamiento con benzodiacepinas "querían darle una lección". Ya se encuentran en el módulo de aislamiento.

18 julio, 2023 13:44

Cuatro internos de la prisión de Murcia 2 trataron de envenenar la semana pasada a un funcionario de ese centro penitenciario con la intención "de darle una lección". "Vamos a reírnos de él y que le den por culo", dijeron quienes perpetraron los hechos, según cuentan a EL ESPAÑOL fuentes penitenciarias conocedoras de los hechos.

Los hechos ya están denunciados en los juzgados de Murcia. Una vez se descubrió lo que había pasado, los presos que intentaron inocular una sustancia nociva en un trabajador de la prisión han sido enviados al módulo de aislamiento.

Todo ocurrió el pasado 4 de julio. Esa jornada, la víctima se encontraba en la cabina de la sala de estar, trabajando en su turno como en una jornada cualquiera. Uno de los internos, con el que tiene cierta confianza, se acercó y a su despacho, y le preguntó si le apetecía un café, a lo que el funcionario accedió. 

Debido a su amabilidad, el funcionario le dijo que se tomara otro a su cuenta, ya que como había confianza entre ambos alguna vez le había pedido que le trajese alguna de esas bebidas. 

[En la cárcel Murcia I se vive una "batalla campal" por "los roces entre musulmanes y españoles"]

Más tarde, sobre las 20 y diez de la tarde, fue cuando empezó a encontrarse mal. A la subida de los internos a las celdas, el funcionario subió al recuento rutinario que se hace antes de que llegue el relevo de la noche. Al subir las escaleras empezó a sentir poca fuerza en su cuerpo y algún que otro mareo. Notó, a la vez, cómo le costaba leer con claridad la planilla de las celdas. 

Mareos y debilidad

Pensando que podía ser un acaloramiento o una hipoglucemia, provocada por el calor, fue a la cabina y comió algo de fruta fresca, y se puso a beber agua. Tal y como reflejó en el parte de hechos, que ha podido conocer este diario, ninguna de estas dos soluciones hicieron que se recuperase, y cada vez tenía más mareo, y más dificultad para moverse, para pensar y para expresarse con claridad.

Pese a ello, continúa el parte de lo ocurrido, el funcionario pensó en volver a casa sin decir nada a ninguno de sus compañeros para descansar y se pasaran tan desagradables sensaciones. Una vez salió del centro penitenciario, y tras conducir hasta su vivienda, se dio cuenta de que manejar el coche se le hacía absolutamente imposible. 

Todo le daba vueltas, intentó ponerse en contacto con alguien que le ayudara, pero hablar por teléfono le era muy complicado. A duras penas, consiguió llegar a una gasolinera cercana y esperar allí a que su mujer le recogiera en coche.

Mientras esperaba, cada vez en peor estado, se puso a hablar con el empleado de la gasolinera para que estuviera pendiente de él por si se terminaba desmayando. En esos momentos empezó a preguntarse por qué estaba en esa situación.

[Exigen por carta el traslado de Murcia II a otra cárcel de las reclusas que atacan a funcionarias]

Una de las cosas en las que pensó fue el café que el interno le había dado por la tarde. Era lo único que se había tomado en toda esa segunda mitad del día, y pensó, por qué no, que la bebida podía haber sido adulterada con drogas. 

Cuando llegó su mujer le llevó a urgencias. Allí el funcionario experimentó cómo se acentuaba cada vez más la sensación de somnolencia y de dolor de cabeza. Incluso alguna que otra taquicardia. 

En urgencias le administraron Nolotil, le dieron el alta y pasó la noche sumido en un profundo sueño, sin fuerza y con sudores fríos. Por la mañana, según su relato, tenía bolsas en los ojos y la cara desfigurada. Al día siguiente mejora y por la tarde acude a hacer la noche en el trabajo. Allí le realizaron una prueba de orina, y dio positivo en benzodiacepinas.

Consciente de que no toma medicación alguna de esta clase, es cuando se percata de que, en efecto, sus sospechas sobre que el único café que tomó la tarde anterior pudiera estar adulterado con alguna sustancia estupefaciente son cada vez más sólidas.

Declaraciones

Uno de los internos, a los pocos días, contó que había visto confabular, horas antes de estos hechos, a un grupo de presos de la cárcel murciana. En su toma de declaración ante el jefe de servicios, reconocía que vio cómo 4 compañeros de celda tejían aquella tarde la estrategia y echaban varias pastillas en el café del funcionario.

"Sabiendo ellos que era para el funcionario, y como hacían comentarios sobre lo que echaban en el mismo. También comenta que iban colocados, todo ello lo detalla el interno, que estaba sentado a dos metros de ellos frente al economato, y que escuchó que querían darle una lección, porque les molestaba que cacheara el gimnasio y la escuela".

El interno confesó que la medicación que le echaron en el café fue diazepam de 25 miligramos y media pastilla de alprazolam de dos miligramos. 

Según el funcionario, uno de ellos, al introducir las pastillas en el café dijo: "Vamos a reírnos de él y que le den por culo". Tras los hechos, los presos que intentaron envenenar al funcionario han sido enviados al área de aislamiento.

Uno de ellos cumple seis años de prisión por robo y tráfico de drogas, y violencia de género. Otro por un delito de quebrantamiento de condena de violencia de género. El tercero, por hurtos, cumple un año y seis meses. El cuarto también tiene en su historial un delito de quebrantamiento de la orden de alejamiento por violencia de género y cumple 21 meses de cárcel.

Violencia en las cárceles

Los funcionarios de las cárceles españolas llevan años sufriendo una escalada de violencia nunca vista. El 2022 fueron víctimas de una violencia extraordinaria. Los funcionarios trabajadores tuvieron el año pasado quizás los 12 meses más complicados de la última década. Nunca su seguridad se vio tan comprometida como en 2022.

Según publicó EL ESPAÑOL, los datos de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias señalan que en ese período de tiempo se produjeron 453 agresiones a funcionarios de prisiones de toda España. 

Es la mayor cifra desde que se registran los datos, la más alta al menos desde hace una década. Esta cifra supone un récord en los últimos 8 años. Según la media diaria que arrojan los datos, estaríamos hablando de un ataque cada 19 horas a trabajadores penitenciarios en España.