Viny, el perro de F. C., el interno de la cárcel de Zaragoza-Zuera que ha pedido poder recibir su visita en prisión.

Viny, el perro de F. C., el interno de la cárcel de Zaragoza-Zuera que ha pedido poder recibir su visita en prisión.

España

El preso que pide un vis a vis con su perro abre el debate de las visitas de mascotas a los reclusos

Asociaciones animalistas defienden el derecho de los presos a recibir la visita de sus seres queridos, incluidos sus animales.

27 agosto, 2022 02:23

El interno del centro penitenciario de Zaragoza-Zuera que solicitó la visita de su perro en la prisión ha puesto sobre la mesa el debate de si los reclusos deberían tener derecho a recibir visitas de sus animales de compañía.

F. C. cumple una sentencia de diez años de prisión por intentar asesinar a su exnovia con un cúter de quince centímetros. Tras tres años en el centro de Zuera, el recluso ha solicitado recibir la visita de su mascota, Viny, a la que dice querer “muchísimo” y a la que está “muy unido”, según fuentes consultadas por EL ESPAÑOL. 

La dirección del centro ha rechazado la petición, por lo que F. C. ha optado por presentar un recurso ante el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 1 de Aragón. De esta forma, será un juez quien decida finalmente si el perro entra en la cárcel.

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Este caso, sin precedentes en España, ha dividido a la opinión pública. Dentro de las asociaciones animalistas hay quienes defienden el derecho de los internos a encontrarse con sus mascotas, mientras otras lo condicionan al crimen cometido. Y hay quienes, por motivos de seguridad, como los sindicatos de los funcionarios de Instituciones Penitenciarias, rechazan tal posibilidad.

La Federación Española de Protección Animal (FEPA) subraya la “importancia” de los animales de compañía en “la lucha contra la exclusión social o ayudar a la reinserción”.

En FEPA ponen el ejemplo de las personas sin hogar, a las que se les permite ahora acudir a los albergues sin necesidad de abandonar a sus animales. “En el ámbito penitenciario se debería avanzar igualmente”, aseguran a EL ESPAÑOL.

Según la organización, los internos que no hayan sido condenados por maltrato animal deberían tener el derecho de “poder ver a aquellos con los que haya creado un vínculo afectivo”, grupo en el que se incluyen las mascotas.

No obstante, contemplan la posibilidad de que un recluso utilice la visita de su perro como “una maniobra más para atacar a la víctima”, por lo que habría de valorar cada caso y asegurarse de que no supondría un “agravio para el interés de las víctimas”. 

Nueva legislación

La Asociación Parlamentaria en Defensa de los Derechos de los Animales (APDDA), por su parte, ve en la petición del preso de Zuera una oportunidad para que la legislación en relación con el bienestar animal evolucione. 

“Hay un cierto avance social en cuanto a la importancia de que las personas en hospitales o residencias tengan relación con sus animales de compañía, en la misma medida que pueden tener contacto con miembros de su familia”, relata el coordinador de la asociación, Jesús Yuste.

Yuste considera que esta situación, “prácticamente consolidada en otros ámbitos”, podría aplicarse también al entorno penitenciario. Y recuerda la última reforma del Código Civil, por la que se incluye a los animales como “seres sintientes” al amparo de la ley. Este cambio legislativo, que considera “muy importante”, es el primer paso para que la legislación avance a partir de casos como este”.

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Yolanda Morales, portavoz de PACMA (Partido Animalista Contra el Maltrato Animal), afirma que, aunque “en principio” ve bien que se autorice la visita de una mascota a la cárcel, habría que revisar cada solicitud. De hecho, en el caso del recluso de Zaragoza, se muestra contraria. 

Según declara a EL ESPAÑOL, en casos de violencia de género los animales suelen estar relacionados con violencia vicaria. Además, asegura que la violencia hacia otras personas “suele empezar” con violencia a los animales, por lo que no ve adecuado atender la solicitud de F. C.

De igual forma, la Asociación Nacional para la Defensa de los Animales (ANDA) se opone a que el recluso de Zuera reciba la visita de su perro. La portavoz de la organización, Encarna Carretero, justifica también su postura por la naturaleza del crimen que cometió.

Carretero asegura que entre violencia de género y maltrato animal existe una relación que queda patente en “todos los informes psicológicos”. Por ello duda de su capacidad para mostrar “cariño y amor”.  

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En su solicitud, el interno de la prisión de Zaragoza asegura que su perro “necesita verle”, ya que él es su “figura paterna”. Asimismo, hace referencia a la dignidad y derechos de los animales, como admiten Naciones Unidas y diferentes asociaciones animalistas.

¿Derecho de los animales?

Las organizaciones consultadas por este periódico coinciden en que los animales son seres sensibles, por lo que experimentan, como las personas, felicidad, miedo o angustia. 

Según APDDA, la “estrecha” relación entre los animales y su familia está “perfectamente documentada”, por lo que la separación entre ellos “siempre hace que el uno eche de menos al otro”. 

Por el contrario, PACMA pone en duda que los perros tengan la capacidad de echar de menos, ya que “no son seres racionales”, aunque sí conceden que los animales “desarrollan vínculos muy fuertes” con los humanos. 

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La portavoz del partido remite a la ciencia, que ha demostrado que “cuando ven al humano segregan muchas endorfinas”, pero no que su ausencia “genere sensación de vacío”. De esta forma, la formación animalista considera que la visita de Viny a su dueño en prisión puede ser buena para el animal, “pero no necesaria”.