Villarejo, en la comisión parlamentaria de la Operación Kitchen.

Villarejo, en la comisión parlamentaria de la Operación Kitchen. Congreso de los Diputados

España Operación Kitchen

Villarejo dice que Rajoy le escribía por SMS interesándose por Kitchen: "¿Van las cosas bien?"

"Tenía interés porque era una cuestión de estado. Contactaba conmigo. Había un teléfono de contacto", apuntó el comisario.

27 mayo, 2021 18:07

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Despojado del parche en el ojo con el que se le vio salir de prisión, José Manuel Villarejo acudió al Congreso de los Diputados cubriéndose el rostro con una gran y apretada mascarilla que se asemejaba a un pasamontañas. Llegaba dispuesto a ofrecer -a cara descubierta- nueva información sobre la Operación Kitchen. En medio de los interrogatorios de sus señorías, por primera vez en semanas, se escucharon datos nuevos y de relevancia que no se habían oído hasta ahora. Y que implican directamente al ex presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Villarejo acudía por fin, como dijo a su salida de prisión, con ganas de "desenmascarar a todos". Esperó al turno de preguntas de Macarena Olona, representante de Vox, para soltar la bomba de que el entonces presidente del PP hablaba directa y personalmente con él sobre esta operación orquestada para sustraer, presuntamente documentos comprometedores a Luis Bárcenas:

- Rajoy tenía interés porque era una cuestión de estado. Porque había informaciones delicadas de cuentas en el extranjero...Contactaba conmigo. Había un teléfono de contacto en donde en ocasiones por mensajes me preguntaba cosas, además de por el circuito oficial. 

Villarejo: "Dudo que Mariano Rajoy desconociera la operación Kitchen"

- En esos mensajes que indicaba que cruzó con el presidente del Gobierno, ¿cuál era el contenido exacto?

- ¿Van las cosas bien y tal? Oiga, ¿es cierto que este hombre dice que puede tenerlo en tal sitio, en un chalet de Baqueira? Sí, ya informaré, tal. Era todo muy monosílabo, prácticamente era ratificar la información que le llegaba por vías indirectas.

Hacía tiempo que en la comisión parlamentaria de Kitchen no se escuchaban datos con esta sustancia. Los comparecientes de semanas anteriores optaron por el silencio, sin ofrecer casi ninguno de ellos revelaciones de calado, ni detalles jugosos que pudieran esclarecer las sombras de una de las tramas de corrupción más importantes de los últimos años. 

Villarejo no tuvo problema en contar lo que sabía y más. Regaló píldoras a todas las formaciones, sin renegar ninguna pregunta, ninguna temática; tampoco se calló a la hora de hablar sobre su relación con toda clase de personalidades de la vida pública. No tenía problema en revelar lo que ya ha hecho otras veces, que él siempre ha hablado "con todo el mundo". Eso sí, sobre esos detalles tan relevantes no aportó ninguna prueba más allá de su testimonio.

"Dudo que lo desconociera"

El comisario jubilado señalaba de ese modo un detalle desconocido hasta la fecha, que no había comentado hasta el momento. Apuntaba también a la cúpula de la Policía con el PP por encargarle que captara al chófer del extesorero del PP Luis Bárcenas, aludiendo en más ocasiones a que era imposible que el expresidente no supiera lo que estaba pasando. "Dudo que lo desconociera el señor Rajoy".

"Efectivamente", dijo, cuando se le preguntó si habían sido Ignacio Cosidó, director general de la Policía de entonces, y su director adjunto operativo (DAO), Eugenio Pino, quienes le realizaron el encargo del espionaje al chófer. 

Intentos de captar al chófer

Villarejo dijo que él no había sido la primera opción a la hora de ejecutar la captación de Sergio Ríos, el chófer de Bárcenas. Que había orquestado "una chapuza". Y que recurren a él una vez "fracasan unos intentos". Entonces recurren a él, como en tantas otras ocasiones, porque "tenía capacidad para captar fuentes humanas y ganarse su confianza"

El comisario colaboró con todas las formaciones en sus preguntas. Incluso con Pablo Echenique, de Unidas Podemos, quien basó sus preguntas en el señalamiento a diversos periodistas de todo tipo de medios. Villarejo incidió, de nuevo, en que "todos los países occidentales" poseen esa estructura opaca, subterránea, que conforma lo que hoy se conoce con el ya manido término de 'cloacas del Estado', y que regresó en el año 1993 a la Policía a instancias del PSOE sin actuar jamás como comisario.

No tenía reparos, dijo, en quedar y conversar con quien fuera. "Mi función era hablar con todo el mundo, era agente de inteligencia. Desde que volví, jamás actué como comisario; hablaba con todo el mundo, con su partido también", comentó, en alusión al PSOE, y también en alusión a periodistas, comunicadores, representantes políticos y demás esferas de poder. "Los partidos necesitan de un sistema mediático para potenciar sus mensajes. Ustedes lo saben bien, con su medio ese en el que está la señora Dina", deslizó. 

No rehuyó el lance tampoco con Gabriel Rufián, siempre activo en esta comisión, el representante de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC).

-¿Usted cree que el señor Rajoy estaba al corriente de todo y era el cerebro?

-Yo entiendo que el interés del señor presidente estaba preocupado por cuestiones de la seguridad del Estado. El señor Bárcenas decía poseer informaciones muy delicadas que afectaban a altas instituciones del Estado. El interés personal del presidente entiendo yo que iba por ahí. Prueba de ello es que el CNI participó en la operación.

-¿Participó?

-Sí, sin duda. 

Villarejo no abandonó su habitual sarcasmo para dirigirse a los diputados, incluso en una pregunta de Echenique plagada de circunloquios y derivadas ante la cual no tuvo problema en cortarle: 

-Señoría, haga la pregunta, que parece usted Umbral, que viene aquí a hablar de su libro...

Insistió una vez más que en prisión estuvieron a punto de eliminarle. Olona abría los ojos bajo la mascarilla de España. 

-¿Cómo ha conseguido sobrevivir todo este tiempo?

Villarejo ríe bajo la mascarilla.

-Manteniendo la convicción de que estamos en un estado de derecho y que creo en la justicia. Me metieron en una celda dos meses con un asesino esquizofrénico y estuve 24 horas en cinco metros cuadrados. Me despertaba de madrugada, con su cara pegada al lado preguntándome si estaba vivo o muerto.