Ayuso y Casado, este fin de semana durante el 15 Congreso de Nuevas Generaciones.

Ayuso y Casado, este fin de semana durante el 15 Congreso de Nuevas Generaciones. PP.

España ELECCIONES 4-M

Una 'amarga victoria' de Ayuso inquieta al PP: morir de éxito dejando a Vox y Cs fuera de Madrid

La gran alza de los populares podría empujar a los de Monasterio y Bal por debajo del 5%: sólo cabría mayoría absoluta para revalidar mandato.

12 abril, 2021 01:37

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Isabel Díaz Ayuso está lanzada. Apenas dos años después de aparecer en la escena pública española tras ser designada candidata a las autonómicas de 2019 por Pablo Casado (el viejo compañero de Nuevas Generaciones del que siempre ella hablaba maravillas, antes de que llegara en 2018 a la presidencia del partido) ni sus más acérrimos detractores pueden discutir lo que representa como valor electoral para su partido.

A la manera de Alberto Núñez Feijóo, las siglas PP aparecen casi diminutas en una cartelería electoral que la prima a ella por encima de todo. Así ocurre también en el vídeo que ya se ha viralizado en el que, con chándal y mascarilla, y tras los preceptivos estiramientos, recorre a toda velocidad la región madrileña, saludando a los viandantes y observando cómo los comercios ponen el cartel de "abierto". Todo ello antes de llegar algo exhausta, aunque sin perder el brillo en la mirada, a la Puerta del Sol. 

En el peor de los casos, si la campaña se le torciera mucho de aquí al 4-M, nada amenazaría su victoria (en 2019 el PSOE fue el partido más votado aunque no pudiera gobernar) ni situarse bastante por encima del 30% del voto, un porcentaje digno de los tiempos del viejo bipartidismo, los mismos de la hegemonía indiscutible del PP madrileño.

Pero precisamente ese alza electoral, basado entre otras cosas en el inequívoco lema "comunismo o libertad" -remedado tras el original "socialismo o libertad" por la entrada en la batalla como candidato de Pablo Iglesias- tiene un peligro que inquieta en las filas populares. Y no es otro que el de "morir de éxito" como subrayan fuentes del partido, o tener el 4-M la que sería una amarga victoria como la de José María Aznar en 1996 sobre Felipe González, de la que ahora se ha cumplido un cuarto de siglo.

Aunque peor incluso que entonces, porque si el alza espectacular de Ayuso sigue, no es imposible que dados los evidentes vasos comunicantes de votantes Vox y Ciudadanos descendiesen hasta debajo del 5% mínimo para obtener representación en la Asamblea de Madrid.

En Moncloa tienen cálculos parecidos, que sitúan a la candidatura que lidera Rocío Monasterio por debajo del 6%, es decir, muy cerca de la zona de peligro para cualquier formación política que aspire a entrar en la Asamblea de Vallecas.

Pero están absolutamente convencidos de que si Vox no logra representación (descartan totalmente que la tenga Ciudadanos) Ayuso no alcanzaría la mayoría absoluta y sería posible un gobierno presidido por Ángel Gabilondo. Siempre y cuando resista también Podemos, al que ven igualmente cercano a la zona de peligro.    

¿Una noche sin balcón?

En ese escenario que no se descarta en el cuartel general del primer partido de la oposición, una Ayuso rodeada de la izquierda en el Parlamento regional solo tendría la opción de la mayoría absoluta para revalidar su mandato, pero si aunque fuera por un solo escaño la perdiese la situación sería dramática.

"Es que igual esa noche no habría ni balcón en Génova" llega a comentar un importante dirigente del partido, quien como todos los demás, no obstante, confía en que la espectacular crecida del PP madrileño sirva o bien para recuperar una mayoría absoluta que los populares no obtienen desde los comicios autonómicos de 2011, con Esperanza Aguirre al frente, o bien para alcanzarla con los escaños de Vox y/o Ciudadanos.

Ayuso, este domingo en un acto en Boadilla del Monte.

Ayuso, este domingo en un acto en Boadilla del Monte. EFE

En esta última hipótesis la gran decisión que tendría que adoptarse es si se acepta, eventualmente, a los de Santiago Abascal en el Gobierno autonómico. Una posibilidad ante la que son renuentes muchos en la dirección de Casado, que confían en poder repetir lo hecho en su día en Andalucía, Murcia, el Ayuntamiento de Madrid o la propia Comunidad Autónoma, donde Monasterio apoyó la investidura de Ayuso en 2019 sin formar parte de su Gabinete.

A facilitar esa decisión creen que ayudará el carácter transitorio del nuevo Ejecutivo madrileño, dado que según dicta el Estatuto de Madrid en 2023, como correspondía inicialmente por calendario, tendrán que volver a celebrarse elecciones. 

En cualquier caso para el 4-M hay dos certezas: primero la de que el PP recuperará terreno en uno de sus feudos más importantes, donde hace apenas dos años, con una entonces poco conocida Ayuso, llegó a caer hasta el 22% de los votos, perdiendo por primera vez en décadas la condición de partido más votado en Madrid. Segundo la de que la propia Ayuso se consolidará como uno de los grandes activos de la formación, a la altura de Feijóo o del alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida.

Pero junto a esas dos certezas una incertidumbre: la de que el partido pudiera registrar la más amarga de sus victorias, precisamente por haber desarbolado con ella a sus socios naturales en el espacio del centroderecha: Vox y Ciudadanos.