Pablo Iglesias.

Pablo Iglesias. EFE

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Por qué Joe Biden no existe para Pablo Iglesias: la tirria de Podemos hacia el nuevo presidente de EEUU

El vicepresidente siempre prefirió al senador Bernie Sanders, derrotado en las primarias demócratas por el presidente electo. 

8 enero, 2021 02:54

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Para Pablo Iglesias, el relevo en la Casa Blanca que se concretará dentro de dos semanas -si nada vuelve a alterar el calendario, tras el asalto al Capitolio instigado por Donald Trump- es una victoria, sí, pero amarga. Naturalmente, el líder de Podemos bate palmas con la derrota del candidato republicano, pero en su ideal habría sido el senador Bernie Sanders y no Joe Biden el nuevo presidente.

Sanders, el candidato más a la izquierda que se recuerda en el Partido Demócrata, ayuno de experiencia de gobierno, más allá de la alcaldía de una pequeña localidad, era su favorito. Pero no solo eso, Biden, el que fuera vicepresidente de Barack Obama, es un político al que el líder de Podemos le tiene particular tirria.

Una animadversión que se trasluce por omisión practicamente en cada pronunciamiento de Iglesias acerca de la cada vez más convulsa actualidad norteamericana. Dos tuits otros tantos días significados dan buena cuenta de ello. El primero el pasado sábado siete de noviembre.

Entonces, el agónico recuento de las elecciones presidenciales terminaba al imponerse el candidato demócrata, mientras que Trump no aceptaba la derrota, en Pensilvania y Nevada, superando así los 270 votos electorales necesarios para la victoria. Las reacciones se multiplicaban en todo el mundo y en España.

Iglesias, que en ese momento hacía escala aérea en el vuelo de regreso de su polémico viaje a Bolivia, en el que acompañó al rey Felipe VI, aprovechaba para publicar un mensaje en su perfil (llevaba unas horas sin conexión) en el que ni se hacía mención a Biden. Casi parecía una broma, pero ni rastro del nombre que, justo en ese momento, era noticia de primera plana en todo el mundo. "Se confirma que Trump ha perdido las elecciones" afirmaba, evitando decir quién las había ganado. 

Exactamente dos meses después, Iglesias, habitualmente muy rápido de gatillo en las redes sociales -donde además se prodiga en sus recomendaciones de series de ficción- realizaba una proeza semejante la noche de este miércoles. Aunque en esta ocasión con una significativa tardanza con respecto a los acontecimientos.

Cuando hacía horas que ya se habían pronunciado por el asalto al Capitolio el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Pablo Casado, ambos citando a Biden, Iglesias publicaba un mensaje en la red social. Esta vez sin citar a Trump tampoco, para alertar de los peligros de la ultraderecha, "allí y aquí".

Joe Biden.

Joe Biden. EFE

El secretario general de Podemos decía que frente a las mentiras de Trump y sus homólogos en otras latitudes es preciso oponer "democracia y antifascismo" y concluía con un emoticono del puño en alto. Ni palabra del presidente electo, quien esa misma noche, en unas horas para la historia, había salido a la palestra con un discurso en el que calificaba de sedición lo ocurrido y le exigía a Trump que le pusiera freno.

Las "conexiones" de Biden

Los recelos de Iglesias hacia Biden no son otros que los de los sectores más a la izquierda hacia el nuevo presidente, de cuya pureza ideológica dudan. Ya en 2008, cuando contra todo pronóstico Obama le eligió como compañero de ticket electoral (algo que repetiría, de nuevo con éxito, en 2012) muchos dentro y fuera de EEUU se sintieron decepcionados.

El senador que llevaba décadas perteneciendo al establishment demócrata de Washington, el hombre que votó a favor de la Guerra de Irak (algo de lo que luego se ha arrepentido) no parecía a ojos de muchos el compañero de carrera ideal del hombre que con su "sí, se puede", un lema que inspiraría luego el nombre de Podemos, estaba cambiando la política mundial. 

En Podemos admiten esa animadversión e incluso aseguran que la figura de Biden obliga a Iglesias a hacer equilibrios. Señalan que obviamente tiene que celebrar la derrota de Trump pero sin entrar a valorar la figura de su sucesor in pectore. Una neutralidad que busca evitar disgustar a unas bases podemitas que ven al nuevo inquilino de la Casa Blanca como un conservador con "importantes conexiones con el Pentágono y con los gigantes tecnológicos". Peligrosas compañías, desde la óptica morada. 

Pero una neutralidad, a la hora de no hablar ni bien ni mal de Biden, obligada también por el papel institucional que desde hace un año ocupa Iglesias como vicepresidente segundo del Gobierno de España. Un Ejecutivo de coalición que cohabitará con la nueva administración demócrata, con la que Sánchez aspira a estrechar lazos. De ahí que de momento haya cierta tregua tácita.

Pero como demuestran las relaciones con Marruecos y el conflicto del Sáhara occidental, en el que Iglesias no ha dudado en pronunciarse de manera unilateral, de nuevo echando mano de Twitter, al vicepresidente segundo es difícil mantenerle callado. Tampoco lo hizo en la aludida gira oficial por Bolivia, donde aprovechó para impulsar su propia agenda de espaldas a Moncloa. 

Andado el tiempo, no será difícil que las posiciones tradicionales de Podemos y la izquierda comunista española, representada en el Gobierno por el líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, choquen con Washington, por muy demócratas que sean la Casa Blanca y el Capitolio. Y si Iglesias decide dejar de omitir a Biden, puede que Sánchez tenga un nuevo quebradero de cabeza en la relación con su socio.