De izquierda a derecha: Javier Sánchez-Junco, abogado del rey; Juan Carlos de Borbón y el fiscal Juan Ignacio Campos.

De izquierda a derecha: Javier Sánchez-Junco, abogado del rey; Juan Carlos de Borbón y el fiscal Juan Ignacio Campos.

España

Las 3 claves para salvar a Juan Carlos: un gran abogado, un fiscal amigo y millones en impuestos

Sánchez-Junco, el penalista en cuyas manos el emérito ha puesto su destino, trabajó a las órdenes del fiscal del Supremo que instruye las diligencias. Juan Carlos debería pagar decenas de millones para regularizar su situación.

2 agosto, 2020 03:15

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En sus 39 años como Rey, a Juan Carlos I se le había conocido una pléyade de banqueros y ricos empresarios que pululaban por el Palacio de La Zarzuela. Pero solo se supo –y únicamente los mejor informados- de la existencia de un abogado que ayudaba al monarca en sus asuntos legales.

En estos últimos meses, hemos comprendido esa querencia de Juan Carlos por rodearse de especialistas en administrar y hacer dinero frente a esa carencia de hombres de leyes junto al entonces Rey, seguramente por ser y sentirse inviolable, amparado por el artículo 56 de la Constitución.

Por Zarzuela pasaron banqueros como Alfonso Escámez, en los primeros años del juancarlismo, el botones que acabó siendo presidente del Banco Central; o Mario Conde, un triunfador convertido en modelo para muchos jóvenes en la década de los 80, que finalizó en la cárcel.

Entre los empresarios que pasaron por la vida de Juan Carlos figuraron, entre otros, Javier de la Rosa, también carne de presidio, y, en los últimos años, Juan Miguel Villar Mir, dueño de la constructora OHL. Estos dos, además de por lazos de amistad y utilidad con Juan Carlos, están unidos por sendas operaciones de 100 millones de dólares –una procedente de dinero kuwaití y la otra relacionada con el AVE de Arabia Saudí-, en las que la sombra del anterior rey acabó apareciendo detrás.

Frente a todos estos especialistas del dinero (a los que últimamente se han unido otros nombres como los suizos Fasana y Canonica), sólo se conocía un abogado en la vida de Juan Carlos I: José Manuel Romero Moreno, conde de Fontao. Y, en realidad, nadie sabría decir un caso en el que defendiera con la toga puesta al padre de Felipe VI.

José Manuel Romero Moreno, conde de Fontao, junto al rey emérito.

José Manuel Romero Moreno, conde de Fontao, junto al rey emérito.

Así fue hasta que el pasado 15 de marzo, a través de un comunicado de la misma Casa de S.M. el Rey (del rey Felipe VI) se supo que “Juan Carlos ha designado para su representación al abogado Don Javier Sánchez-Junco Mans que, en el ejercicio del derecho a la defensa, será a partir de este momento quien proceda a dar cuenta públicamente de las informaciones que le puedan afectar y se consideren procedentes”, puntualizaba la nota emitida desde el Palacio de La Zarzuela.

La negociación con Felipe VI

Un comunicado con el que Felipe VI dio a conocer que rompía con su padre de la manera más sagrada posible: renunciando a la herencia de Juan Carlos cuando muera y retirándole los 190.000 euros anuales que tenía de asignación como rey emérito y miembro de la Familia Real.

El abogado Sánchez-Junco se ha convertido en una pieza central en el destino de Juan Carlos de Borbón. Y así se visualizará en unos días (o en cualquier momento) cuando se sepa cuándo y cómo deja el padre de Felipe VI su vivienda en el Palacio de la Zarzuela y si pierde, como parece, su cargo honorífico de rey emérito. Todo esto se conocerá a través de un comunicado emitido por el bufete de Sánchez-Junco.

De hecho, en las negociaciones que está habiendo en Zarzuela entre los dos equipos que representan a Felipe VI y a Juan Carlos (quien se ha quedado sin aliados en Palacio) figuran Jaime Alfonsín, jefe de la Casa Real y hombre de máxima confianza del actual Rey, y de la otra, Javier Sánchez-Junco, además de Sanz Portolés, consejero diplomático de Zarzuela, con el corazón dividido entre el padre y el hijo.

Sánchez-Junco, "un superprofesional"

Existe unanimidad entre la abogacía a la hora de definir a Sánchez-Junco como “un superprofesional”. Es prácticamente imposible encontrar a alguien que hable mal, o al menos regular, de este abogado asturiano, fiscal en excedencia con 20 años de antigüedad, especialista en Derecho Penal económico. Sánchez-Junco fundó su propio despacho con un éxito indiscutible por la facturación y los clientes que tiene.

Grandes empresas como La Caixa, Iberdrola o el Banco de Santander han requerido de sus servicios. Uno de los grandes pleitos que lleva es la defensa de Volkswagen, en el proceso planteado por miles de propietarios españoles que se sintieron perjudicados por el llamado “dieselgate”. En juego están decenas de millones en indemnizaciones.

El abogado Javier Sánchez-Junco.

El abogado Javier Sánchez-Junco.

Lo que no se sabe es cómo se produce la conexión de Sánchez-Junco con Juan Carlos de Borbón. En las primeras horas de conocerse su designación, llegó a decirse que pertenecía a los Sánchez Junco dueños de ¡Hola!, una prestigiosa revista en la que nunca se leyó una crítica a la monarquía ni un halago a la república.

Pero nada tiene que ver con los propietarios del semanario. Más relevante es lo siguiente: Javier Sánchez-Junco, en su etapa como fiscal, trabajó con codo con codo con Juan Ignacio Campos Campos, el Fiscal de Sala del Tribunal Supremo encargado de las diligencias abiertas contra el emérito en la más alta instancia judicial.

Campos fue el jefe de Sánchez-Junco en la Fiscalía de Madrid. Se conocen a la perfección. Puede ser que ideológicamente no coincidan del todo. Al primero le sitúan más a la izquierda, de hecho fue la Fiscal General del Estado, la exministra Dolores Delgado, quien lo designó expresamente para investigar a Juan Carlos.

Pero las fechas no coinciden si se pretende llegar a la conclusión de que el emérito intenta obtener alguna ventaja con esta relación profesional entre quien le investiga y le defiende. El anuncio de la contratación de Sánchez-Junco se produjo el pasado 15 de marzo y el nombramiento de Campos para investigar al padre del Rey fue dos meses y medio después, el 5 de junio.

Misión imposible: salvar al rey (emérito)

Sánchez-Junco, el abogado que tiene la misión imposible de salvar al rey (a no ser por su inviolabilidad hasta 2014 y por los 83 años que tiene su defendido y frenarían cualquier acción punible de la Justicia), es descrito por varios amigos con los que habló EL ESPAÑOL como brillante, ocurrente, rápido, simpático, discretísimo, trabajador, además de gran jugador de tenis.

Curiosamente, sus conexiones profesionales y familiares tienen más relación con la vida en palacio de lo previsible. Además de asturiano (como Letizia), defendió a Javier López Madrid, el compiyogui de la Reina, amigo desde la adolescencia de Felipe VI.

El empresario Javier López Madrid.

El empresario Javier López Madrid. Gtres

López Madrid, imputado en el caso de las tarjetas black de Bankia, es yerno de Juan Miguel Villar Mir, líder del consorcio de las empresas españoles del AVE a la Meca. El exministro Villar Mir posee un marquesado otorgado por Juan Carlos. ¿Está la mano de Villar Mir, dueño de OHL, constructora en apuros, detrás del fichaje del abogado del rey emérito?

Incluso Corinna aparece de soslayo en la vida profesional de Sánchez-Junco. De manera tangencial. Por un cliente del abogado con despacho en El Viso, uno de las zonas más caras de Madrid: Eduardo Arbizu, ex responsable jurídico del BBVA, imputado en el sumario Villarejo, por haber recurrido a los sucios servicios del omnipresente comisario. La desgracia de Juan Carlos, el rey frívolo con su bolsillo ancho, se le vino encima por las confesiones de la examante grabadas por el comisario. Cantó la traviata, aunque no se sabe cuánto hay de verdad.

Sánchez-Junco pertenece a una familia numerosa, muy bien relacionada. Uno de sus hermanos, José Fernando Sánchez-Junco, fue presidente de Explosivos Rio Tinto durante más de 20 años. De hecho, es patrono de la Fundación Princesa de Girona, la nieta de su defendido.

El abogado Sánchez-Junco fue probablemente la mejor elección de todas las posibles. Pero, seguramente, para una causa imposible. Se especula con la posibilidad de que Juan Carlos sopese regularizar su situación económica. Así intentaría librarse del peso de la ley, salvar su imagen ante la Historia y aminorar el deterioro producido a la institución y al reinado de su hijo.

El valor del honor

Sobre el papel suena bien, pero las cuentas no salen tan fáciles. Para regularizar el fiasco de los 65 millones escondidos en Ginebra y regalados a Corinna, tendría que pagar el impuesto de donaciones.

Según los cálculos de los técnicos de Hacienda, la liquidación le saldría muy cara al emérito. Tendría que abonar a la Comunidad de Madrid, al estar empadronado en la capital, más de 50 millones de euros. La liquidación sería tan alta (respecto a los 65 millones donados) porque la beneficiaria, Corinna, no tiene ningún lazo familiar con el transmisor.

¿Le queda tanto dinero a Juan Carlos? ¿Vale su honor 50 millones en impuestos?

Juan Carlos y Corinna en una imagen de archivo.

Juan Carlos y Corinna en una imagen de archivo.

Se supone que Juan Carlos tiene más dinero fuera de España. En este caso, para regularizar su capital, lo primero que tendría que hacer es completar la Declaración de Bienes en el Extranjero, el famoso modelo 720, implantado por Cristóbal Montoro. Se trataría de una declaración jurada en la que se especifican los bienes, su valor y las cantidades en metálico que pudiera tener.

Después tendría que hacer una declaración complementaria al último ejercicio no prescrito, el del año 2015. Ahí se recogerían todos los bienes en el extranjero desde 2014 (año en que dejó de ser inviolable). Según los técnicos de Hacienda (Gestha), por estos bienes tendría que pagar un 43,5%, más un 20% de recargo y un 3,75% en concepto de demora por cada año de retraso.

Un potosí. La venta del Palacio de La Zarzuela si fuera suyo para pagar a Hacienda. Para hacer las paces con los españoles, con la Historia y consigo mismo. “Dios mío”, exclamó en 2008 al conocer la generosidad del rey de Arabia Saudí al ingresarle en Suiza 100 millones.

Dios mío. Tierra, trágame, pensará Juan Carlos agazapado en Zarzuela. Sin familia, sin amigos, sin amante y, quizás, sin dinero. Sánchez-Junco, además de buen abogado, tiene don de gentes y es buen psicólogo. Trabajo en Palacio no le falta.