Mario Jiménez, en una foto de archivo

Mario Jiménez, en una foto de archivo PSOE Andalucía

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Mario Jiménez, el último de los rebeldes contra Sánchez, fulminado por la conversa Susana Díaz

Es uno de los últimos susanistas convencios y con proyección que sucumbe, destituido por la propia Díaz, que quiere una buena relación con Ferraz.

30 julio, 2019 03:56

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Hay poquísimas excepciones. Los que se enfrentaron a Pedro Sánchez en el Comité Federal del 1 de octubre de 2016, que acabó con su dimisión forzada como líder del PSOE, o bien ya no están en política o sobreviven en la esfera regional bajo la protección de dirigentes con poder institucional.

La lista es larga y hay ejemplos de renombre. El diputado Eduardo Madina se fue a la empresa privada. Los parlamentarios europeos Elena Valenciano y José Blanco no fueron considerados para repetir en la Eurocámara. Soraya Rodríguez se pasó del PSOE a las listas de Ciudadanos. Alfredo Pérez Rubalcaba, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero fueron relegados como referentes, junto a sus fieles, aunque el último ha recompuesto en parte su relación con el actual líder socialista. Javier Fernández, el presidente de Asturias, presidente de la Gestora que se conformó ese día, anunció tras volver Sánchez que también se iría. De los 10 miembros del órgano de emergencia, sólo dos continúan en política nacional y de milagro: María Jesús Serrano, relegada al número tres al Senado por Córdoba (a pesar de ser elegida por las bases como 1 al Congreso), y Ascensión Godoy, que ocupó idéntico lugar por Badajoz. Todo en bastante menos de tres años. 

Este lunes se confirmó la destitución de Mario Jiménez como portavoz del PSOE en el Parlamento de Andalucía. Los que han hablado con él, coinciden. "Está mal, está jodido. Es todo muy injusto", explican. En la degradación de Jiménez, que será diputado autonómico raso y ha renunciado a ser senador, concurren varias claves, desde la relación personal con Susana Díaz, líder del PSOE en la comunidad, hasta la necesidad de darle un nuevo impulso al grupo parlamentario para el primer septiembre en 36 años fuera de la Junta de Andalucía. Es imposible resumir sólo en uno los factores. 

Pero en el seno del PSOE-A, que renueva su Ejecutiva y da entrada también a un cercano a Sánchez, han pasado más cosas que en otras federaciones. Díaz no tiene poder institucional y ha vivido un pulso con Sánchez por las listas al Congreso y al Senado primero y por los socialistas que mandarían en las Diputaciones, después.

La conversión de Díaz

Desde la última campaña para las generales y, en especial, tras conocer el resultado, su apoyo a Sánchez es inquebrantable, de una absoluta adhesión y sin la más mínima crítica. Tanto es así que hay quien, incluso desde las propias filas socialistas andaluzas, cree que el volantazo es forzado y se basa exclusivamente en el reconocimiento de una posición de debilidad. En otras palabras: supervivencia. Cambiar algo para que nada cambie. 

"Díaz se está comportando como una conversa al sanchismo, pero no porque haya abrazado una fe nueva tras caerse del caballo sino por pura necesidad. En el fondo, la distancia personal entre ellos sigue siendo grande", explica una fuente del PSOE andaluz, muy sorprendida por que Díaz estuviese las tres jornadas del debate de investidura en la tribuna del Congreso apoyando a Sánchez. 

Ella se presentó con naturalidad, con una alegría y cercanía reforzadas tras su salida de la Junta y que parece haberle dado un nuevo impulso. En su cabeza está grabada a fuego la salida del Gobierno regional y la obsesión por recuperarlo para el PSOE. Su colaborador más cercano es el exconsejero José Fiscal, diputado por Huelva, como Jiménez, que será además quién lo sustituirá como portavoz parlamentario. Desde el entorno de Díaz se desvincula la salida de Jiménez de la paz que ella se trabaja con Ferraz y se explica por la necesidad de adaptar los equipos a la nueva situación política tras la pérdida de la Junta.

"Mario siempre ha estado ahí"

"Ya sabes cómo es la política, pero Mario siempre ha estado ahí, incluso en los peores momentos, haciendo a veces un trabajo muy ingrato, siempre al lado de Susana", explica un parlamentario andaluz, que cree que Díaz trata de "hacer méritos" para evitar una ofensiva de Sánchez que ponga en riesgo su liderazgo en Andalucía. En estos momentos, ya se ha visto obligada a pactar cuando hace tan solo unos meses podía tomar decisiones sin temor a ser cuestionada.

La nueva actitud parece estar funcionando. Si hace unos meses, en Ferraz un buen puñado de dirigentes del partido aseguraban a quien quisiera escucharles que Susana caería "como la fruta madura", ahora el asunto ya no se menciona. El proceso de maduración se ha detenido y la fruta está, medio verde, medio madura, en un estante del congelador. 

"Apoyo unánime a Sánchez"

El secretario de Organización del PSOE-A, Juan Cornejo, expresó este lunes el "apoyo unánime a la Ejecutiva Federal y a Pedro Sánchez por cómo ha llevado la investidura". Al mismo tiempo, reivindicó la "comunicación fluida" con Ferraz, al corriente de todos los cambios llevados a cabo por Díaz. "Mario no tiene absolutamente nada que ver ni con el acercamiento ni con el no acercamiento", según él. 

Ha habido épocas en las que Jiménez ha sido todo para Susana Díaz: el que negociaba en su nombre (y tiene fama de ser muy correoso), el que apagaba fuegos dentro del partido o urdía nuevas alianzas, el encargado de erosionar a la oposición o de dar la cara en los momentos más duros. Hombre de partido de toda la vida, Jiménez es una buena definición de lo que es un fontanero eficaz y sufrido, de formas aparentemente adustas pero también con un corrosivo sentido del humor.

Estuvo en la pugna por suceder a José Antonio Griñán al frente del PSOE-A, pero Díaz se impuso. Y, desde entonces, comenzó a colaborar con ella sin jamás titubear en público. Hasta hoy, que sigue callado, meditando su futuro y dolido con una aliada que defiende pasar página.