Susana Díaz, en un acto público celebrado este jueves.

Susana Díaz, en un acto público celebrado este jueves. Julián Pérez Agencia EFE

España ELECCIONES GENERALES

El fantasma de unas generales anticipadas planea sobre la formación de Gobierno en Andalucía

14 diciembre, 2018 02:44
Daniel Basteiro Marta Espartero

La mera posibilidad de que Pedro Sánchez convoque elecciones en enero, algo teóricamente posible, podría dar una vuelta de tuerca más a la ya convulsa política en Andalucía, sacudida por la mayoría del centroderecha, el hundimiento electoral del PSOE y la irrupción de Vox. 

Fuentes cercanas a la presidenta andaluza en funciones, Susana Díaz, creen que Sánchez estudia convocar elecciones después del parón navideño aprovechando una moneda de doble cara: el aumento de la tensión entre el Gobierno y los partidos independentistas y la certeza de que los Presupuestos que el presidente quiere presentar en enero no tendrán ninguna posibilidad de ver la luz.

En ese sentido, el transcurso del Consejo de Ministros del día 21 de diciembre en Barcelona sería clave, ya que cualquier incidente imputable a la Generalitat contribuiría a un nuevo endurecimiento del tono del Gobierno frente a la Generalitat. Y eso, políticamente, sólo puede traducirse en el fin del entendimiento en el Congreso entre el PSOE y los partidos independentistas, ERC y el PDeCAT. 

Lamentos sobre la posición en Cataluña

En el equipo de Díaz se lamentan dos errores profundos de la campaña electoral: no haber defendido con vehemencia las tesis sobre la unidad de España de la presidenta andaluza y no haber presionado en el PSOE para que el giro respecto a Cataluña se hubiese dado antes de las elecciones andaluzas y no después. 

Ahora, en el PSOE reina el sálvese quien pueda. Los presidentes de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y de Aragón, Javier Lambán, han alzado la voz contra el independentismo yendo bastante más lejos que Sánchez al sugerir que España verá el día en el que se debata la ilegalización de estos partidos. Por si fuera poco, Page se mostró este jueves claramente a favor de unas elecciones generales en "otoño". El PSOE andaluz puede desear que las elecciones sean en marzo, pero los barones que aún no han pasado por el examen de las urnas quieren alejar el fantasma de las generales. 

Unas elecciones generales convocadas a principio o mediados de marzo podrían poner patas arriba el escenario andaluz y, de hecho, sumar un elemento más a la campaña de Sánchez, que podría plantearla tanto contra los independentistas como contra Vox. O, lo que es lo mismo, contra los partidos que pacten con Vox, como el PP y Ciudadanos. 

La foto con Vox, clave

En el PSOE andaluz creen que de los 400.000 votos perdidos la mayoría se han ido a la abstención, pero unos 100.000 podrían haber acabado en el partido de Albert Rivera, que desde su nacimiento ha pescado en caladeros socialistas. Cataluña es el ejemplo perfecto, pero en Ferraz no olvidan las encuestas previas a la moción de censura donde se auguraba un resultado discreto para el PSOE y una victoria para Ciudadanos, en parte gracias a los votos de sectores históricamente socialistas. 

Las negociaciones para formar gobierno que en Andalucía llevan a cabo Ciudadanos y PP tampoco están exentas de discrepancias en torno al partido que precisamente les puede abrir las puertas de la Junta. Si bien se da por hecho que habrá entendimiento entre los partidos del bloque de centro-derecha, que Vox haya exigido una foto para brindar ese apoyo externo puede ser una cizalla en esta relación.

Cs marca distancias. Sabe que esa teatralización del acuerdo le puede traer más problemas que ventajas. El propio Albert Rivera ha negado tajantemente este jueves en Bruselas que fueran a considerar a Vox como interlocutor de nada. “El acuerdo pasa por partidos que creen y apoyan la Constitución y partidos que tienen un proyecto común para Europa”, zanjó. Aunque de cara a Andalucía sí podría ser beneficioso, en el resto de España una imagen junto al partido de ultraderecha puede pasarle factura.

El PP promete "escuchar" a Abascal

Pero su pareja de baile en Andalucía sí que está por la labor de hacer esa concesión. O, al menos y tal como afirma el propio Juanma Moreno, a “escucharlos”. “Evidentemente Vox va a ser escuchada, y nosotros la queremos escuchar”, siempre dentro de la “naturalidad”. El PP, que ahora está en plena reconversión de partido para abrazar una identidad más conservadora y liberal, sabe que si Vox no les apoya, el mensaje de cambio político que venden los de Santiago Abascal se puede diluir.

Mientras, fuentes de la dirección nacional del PP no terminan de creerse las amenazas de Vox de no dar el sí. “Si no nos votan a nosotros, ¿a quién lo van a hacer?”, afirman con Andalucía en la orden del día, pero con el resto de citas electorales en el retrovisor.

Vox puede hacer prevaler su importancia, al menos aritmética, para que el bloque de derechas consiga la Mesa del Parlamento andaluz. Hay siete asientos que deben estar configurados en cuestión de quince días. Todos quieren su silla y el reglamento andaluz lo permite. Y eso sería apuntalar al PP: si se convocan unas elecciones generales, los de Santiago Abascal le podría robar el llamamiento al voto útil.