El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Javier Muñoz

España LEÓN DE LA POLÍTICA

Feijóo, el soltero que será padre con mayoría absoluta

2016 es el mejor y el peor año de su vida: se murió su padre y se enteró de que iba a tener su primer hijo.

31 diciembre, 2016 21:23

2016 será inolvidable para Alberto Núñez Feijóo (Orense, 1961). Ha sido el año más triste y el más alegre para el presidente de la Xunta de Galicia. Su padre Saturnino murió a los 83 años por causas naturales el 19 de julio. El político aprovechó esos días de tanta pena para contarle a su madre Sira el secreto que todavía escondía por miedo a que las cosas salieran mal: que sería padre por primera vez en febrero de 2017. El año que se nubló en pleno verano en casa de los Núñez Feijóo se despejó totalmente el 25 de septiembre, el día que Galicia salió a votarle en masa y le convirtió en el único presidente autonómico que hoy puede presumir de gobernar en España con mayoría absoluta. Ese día lo petó y se convirtió en la esperanza que aún mantiene en pie a Mariano Rajoy.

Cuando Alberto Núñez Feijóo conquistó la Xunta en el año 2009, su antecesor Manuel Fraga le llamó a capítulo para darle algún consejo. El recién estrenado presidente creía que su mentor le sugeriría algún nombre para que incluyese en el Gobierno. Pero aquella conversación no iba de política. “Me dijo que me casara”, recuerda el popular con EL ESPAÑOL desde su despacho del Parlamento de Galicia el último día de Pleno del año, coincidiendo con los Santos Inocentes. A pesar de los consejos de Fraga, el 'soltero de oro' del PP se resiste a pasar por el altar. Se compromete, eso sí, a dormir siempre que pueda en Oleiros, donde vive su pareja Eva Bárcenas, directora de Zara Home. “Voy a tener un hijo con la persona que quiero. Lo más importante a lo que se refería Fraga lo he hecho”, responde cuando se le insiste por aquel deseo incumplido de su antecesor.

El niño al que su abuela Sira ya llama Alberto todavía no tiene nombre. “Tenemos que elegirlo democráticamente”, se escuda el futuro padre, que no esconde que su primogénito puede venir a este mundo entre el 10, 11 y 12 de febrero, el fin de semana que el Partido Popular celebra su congreso nacional donde él mismo participa en una ponencia. “Somos cuatro oradores. Cualquiera de los otros tres lo puede presentar porque es perfectamente posible que coincida”.

En las distancias cortas, Feijóo habla como todos los gallegos: sin dobleces cuando le interesa el tema y saliendo por la variante cuando no quiere contestar. Su armario está lleno de ropa made in Galicia; lee todo lo que puede y tira más de WhatsApp que de Twitter. “Muchas veces es mejor el texto escrito que el lenguaje oral”, se justifica. La última película que vio, Aliados. Hace deporte, conduce y viaja todo lo que puede. Y veranear, siempre en Galicia. “Es un lujo. ¡Yo no sé por qué no veranea aquí todo el mundo! La playa de la Carnota, por ejemplo, es impresionante”.

"A Feijóo lo quieren de personaje"

Su cara más crítica la muestra cuando Alberto Núñez Feijóo habla de Alberto Núñez Feijóo. “Creo que las cosas siempre se tienen que hacer mejor. Creo que las cosas las tengo que estudiar más. Creo que debo meditar más lo que digo”. La parte positiva de cómo se ve él a sí mismo es que le sorprende el respaldo que los gallegos le dan en las urnas. “A ese personaje lo quieren de personaje, y lo quieren con mayor intensidad en cada convocatoria. Eso me permite seguir siendo crítico conmigo mismo”.

Al presidente de la Xunta por tercera vez consecutiva se le muta la amabilidad de la cara cuando se le mencionan aquellas fotos en las que salía en un barco con un narco. Hoy, asegura que no puede cuantificar cuánto perjudicó a su figura aquella antigua relación. “Electoralmente, los que quisieron hacerme daño no lo consiguieron”. Es la fuerza que te da la tercera mayoría absoluta consecutiva.

Feijóo es de los que votó en masa a Felipe González en el año 82. “Me parecía que para consolidar la democracia de verdad se necesitaba un cambio político”. Y lo volvería a hacer a pesar de que su rival en las urnas era precisamente Manuel Fraga, el hombre que años después le nombró vicepresidente de su Gobierno. El principio de su ascendente carrera política que muchos predicen que terminará en La Moncloa. “Me siento muy orgulloso de que en mi partido no haya vetos, no haya purgas”.

Funcionario a los 25 años

El chaval que se crió en la aldea de Os Peares, creció en Santiago y se licenció de Derecho en Madrid iba para juez. Pero entonces las cosas no andaban bien por su casa. Su padre estaba en el paro y optó por sacarse una oposición de la Administración para poder aportar algo a la economía familiar. A los 25 años ya era funcionario. Con 30 años, gracias a José Manuel Romay Beccaria, se metió a política. Y de ahí hasta aquí ha vivido una carrera llena de éxitos. Ha sido presidente del Insalud y dirigió Correos.

“Me metí en política porque cuando retransmitían en televisión los debates de Suárez, González y Fraga me enganchaba. Porque hay cosas que a uno le gustan sin saber. Y porque cuando tuve la oportunidad de ser alto cargo del gobierno autonómico me di cuenta que desde la política se pueden hacer cosas útiles”. Antes que presidente de la Xunta fue secretario general en la Consejería de Agricultura y en la de Sanidad; vicepresidente del Servicio Gallego de Salud; consejero de Política Territorial, Obras Públicas y Vivienda y vicepresidente primero de la Xunta.

El gallego tuvo dudas sobre si debía continuar o no como candidato a la Xunta en este 2016 tan convulso. Muchas dudas. Finalmente volvió a medir su fuerza en las urnas cuando las Mareas amenazaban con apearle del poder por una razón: no quería que su marcha se interpretase como una huida por no sentirse en condiciones de revalidar su mayoría absoluta. “Galicia me dio todo en el año 2009 y revalidé la mayoría en el 2012. En aquel otoño de la duda del rescate de España, los gallegos estaban votando a un presidente que había hecho una legislatura basada en el principio de la austeridad. Y llegué a la conclusión de que si los gallegos me habían dado todo en los momentos difíciles, yo no tenía legitimidad para decirles que me voy porque prefiero otra actividad más lucrativa”. Y ganó.

Su calculado misterio se tradujo en que algún que otro empresario contactó con él para brindarle una oferta de trabajo cuando quisiera apearse de la vida política. “Yo no puse mi currículum en ningún headhunter, pero agradezco que alguna persona me haya dicho que si me voy les gustaría hablar conmigo”. Su objetivo ahora es mantener la estabilidad que han hecho de Galicia una de las Comunidades más solventes de España. “Tenemos un sistema productivo mucho más sólido; hemos exportado más que nunca; crece a un ritmo superior al 3%; hay menos paro que en 2009 y hemos cumplido el déficit público. Desde el punto de vista económico, Galicia hoy es más fuerte, tiene más futuro y es más competitiva”. El punto negativo, confiesa el presidente, es el “gravísimo problema demográfico, de envejecimiento”.

"Aquí no hay tuits que digan 'así no'"

Para Feijóo, el Partido Popular tiene tres enemigos a batir este nuevo año, y no es ni el PSOE ni Podemos: “Es el paro; es tener una propuesta para la crisis de organización territorial que ha abierto la Generalitat de Cataluña y recuperar los tres millones de votos perdidos”. El presidente del PP gallego entiende que en su partido hay distintas sensibilidades, distintas formas de entender las cosas. “Pero aquí no hay purgas, aquí no hay tuits que digan 'así no', aquí no hay lucha de bandos”. Sobre el divorcio de Mariano Rajoy y José María Aznar, el gallego entiende que la fundación Faes haya optado por la independencia del PP, aunque mantiene que el debate de la fundación es “enriquecedor” para los militantes y dirigentes de su partido. “Que nadie cuente conmigo para hablar ni una sola mala palabra sobre Aznar”, advierte. “También mantengo lealtad absoluta a Rajoy”, añade.

Un mes después del repentino fallecimiento de Rita Barberá en un hotel madrileño, Núñez Feijóo recuerda que el último mensaje que recibió de la exalcaldesa de Valencia fue el 12 de noviembre, ya apartada del partido, el día de su toma de posesión como presidente de la Xunta. Los dos mantuvieron el contacto durante el tormentoso período que sufrió la senadora desde que la sombra de la corrupción le persiguió hasta que murió. “Nuestra relación ha sido de absoluta amistad”, defiende hoy el gallego, quien dijo a Rita -tal y como admite- que creía que lo más inteligente era apartarse mientras no se solventara el debate mediático. “Porque creía que le iba a hacer daño y era perjudicial para una carrera como la suya. Yo creía en su inocencia”.

"Creo que seguiré en Galicia, pero no lo sé"

Feijóo se pone de perfil cuando se le mencionan los temas candentes de su partido, como si el puesto de secretario general es compatible con cualquier otro cargo. “Es una decisión que corresponde al presidente del partido. La clave es cómo podemos trabajar mejor en cada momento. Plantear cosas taxativas en un partido como el nuestro no me parece muy inteligente”. Cuando escucha si un presidente debe retirarse a los ocho años de gobernar le entra la risa. “Qué quiere que yo le diga, no sé si estoy fuera de mi plazo”. Sin embargo, considera que la reforma de verdad es “que los ciudadanos elijan directamente al presidente o al alcalde”, no cambiar la ley para “limitar un derecho civil de un ciudadano. Me parece que eso no entra en la Constitución”.

Y llegó la pregunta del millón: si se ve sucesor natural de Mariano Rajoy. ¿2020 es un buen año para instalar su vivienda en Madrid?

- Yo creo que seguiré en Galicia. Pero no lo sé.