El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con la canciller Angela Merkel.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con la canciller Angela Merkel. Flickr PP.

España AL FINAL DE LA LEGISLATURA

Barones del PP posponen la guerra de la sucesión hasta 2020

Lo comparan con la permanencia en el poder de la canciller Angela Merkel y de Manuel Fraga. 

8 diciembre, 2016 00:46
El liderazgo de Mariano Rajoy al frente del Partido Popular es a día de hoy incontestable. Desde que el presidente del Gobierno consiguió sacar adelante la investidura a finales de octubre, el partido ha vuelto a cerrar filas, a todos los niveles, alrededor de su líder. Nadie en la formación, ni siquiera los más críticos con su gestión, piden su retirada. El presidente del PP volvió a presentar su candidatura para seguir pilotando el partido a partir de febrero, cuando los conservadores celebran su congreso nacional. De hecho, distintos dirigentes a nivel autonómico consultados por EL ESPAÑOL coinciden en un diagnóstico: Rajoy "está mejor que nunca" y apuestan por que el melón de su propia sucesión no se abrirá hasta 2020.
La virulencia con la que la crisis se instaló en el corazón de Europa se ha llevado por delante a un sinfín de líderes europeos, desde Berlusconi y Renzi en Italia hasta a Sarkozy en Francia. Entre las dimisiones, denuncias o derrotas de mandatarios destaca la supervivencia de dos de los máximos exponentes europeos durante los últimos cinco años: Angela Merkel y Mariano Rajoy. La canciller alemana anunció hace dos semanas que volvería a concurrir como cabeza de lista de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en las elecciones de 2017 y se presenta como la única opción que puede hacer frente al populismo. Es precisamente la misma disyuntiva que el líder del PP alegó, durante las dos campañas electorales del último año, ante sus electores: o gobernaba él o llegaría el caos.
"Si después de tres legislaturas consecutivas, Angela Merkel se presenta por cuarta vez y nadie lo cuestiona, ¿por qué no puede hacer lo mismo Rajoy?", se preguntan al menos tres mandatarios autonómicos que ven en el perfil de la alemana el mismo que el del presidente del PP nacional. "Se presenta como el garante de la estabilidad que necesita España en un momento tan convulso como el actual donde no es bueno hacer experimentos. Es un gestor con experiencia y puede presumir de haber sacado al país del abismo de la crisis. Una fórmula perfecta para convencer a los españoles de que lo mejor es continuar como estamos", destacan.
En los cuadros autonómicos donde el Partido Popular goza de buena popularidad comparan la permanencia de Mariano Rajoy con la de Manuel Fraga, "que se presentó cuatro veces a las elecciones gallegas y en cuatro ocasiones ganó, en contra de todos los pronósticos". En Galicia, tierra natal del presidente del PP, no prevén el desembarco de Alberto Núñez Feijóo en Madrid hasta que no agote esta legislatura, también en 2020. Sería "un buen momento" para hacer "coincidir la salida de uno y la llegada de otro", aventuran los que ven al barón gallego como el sucesor natural de Rajoy tras su tercera mayoría absoluta consecutiva.

"Camino empedrado"

Los que ahora auguran un futuro prometedor al presidente del Gobierno describen el "camino empedrado" que ha atravesado desde que se presentó por primera vez a las elecciones nacionales el 11 de marzo de 2004 y perdió por los atentados del 11-M. 
En los comicios de 2008 volvió a ser cabeza de cartel del PP en Madrid. Tampoco llegó su momento y tuvo que esperar otros cuatro años más para conseguir llegar a La Moncloa. Mientras tanto, se deshizo de lo que quedaba de la era de José María Aznar y cambió a Ángel Acebes y Eduardo Zaplana por María Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría. Cuando salió al balcón de la sede nacional el día de la derrota, muchos pronosticaron que Rajoy iba a tirar la toalla. Todos se equivocaron. El PP vivió una larga travesía durante los años dorados de José Luis Rodríguez Zapatero. La paz se impuso en el Congreso de Valencia de 2008 donde Esperanza Aguirre amagó con disputarle el liderazgo. Otra vez ganó Mariano Rajoy. 
Tras aquel cónclave la continuidad de Rajoy al frente del PP no se puso en duda hasta las elecciones de diciembre de 2015, cuando perdió la mayoría absoluta y solo podía presumir de encabezar la lista más votada, aunque la aritmética ya no le daba para gobernar. El desplante que le hizo al rey Felipe VI al declinar la oferta de presentarse a una investidura supuso una 'mini' revolución interna donde muchos, siempre en privado, pedían que se apartara para acometer ya la renovación.
Fue entonces cuando se puso en marcha la 'Operación Menina': que Rajoy se sacrificara a cambio de que Ciudadanos respaldara una candidatura alternativa. Soraya Sáenz de Santamaría era la persona más aclamada fuera del partido. Internamente carecía de los apoyos que se necesitan para convertirse en presidente de un partido. Históricos dirigentes como Jaime Ignacio del Burgo, expresidente del PP navarro y Alberto Garre, expresidente de Murcia, pidieron abiertamente la dimisión del presidente.

Carácter calmado

Una vez más, se impuso el carácter calmado y sosegado de Mariano Rajoy, que hizo oídos sordos a las presiones externas e internas y continuó con su guión. El líder del PP dejó pasar su tren y dejó el camino libre a Pedro Sánchez, que intentó hacerse con los mandos de la gobernabilidad del país pero terminó estrellándose por el camino. Las Cámaras se disolvieron y el candidato del PP lo siguió siendo a pesar de aquellos que le recordaban que 60 años ya eran muchos para mantener su candidatura. En las elecciones del 26 de junio no solo ganó, sino que consiguió catorce escaños más para su partido. "Ahí ya todos los críticos se metieron debajo de la mesa y se callaron", recuerdan ahora sus colaboradores más cercanos.
Tras conseguir pactar 150 reformas con Ciudadanos y la abstención histórica del PSOE a su investidura, los nubarrones que amenazaban su permanencia en el cargo se transformaron en un cielo azul despejado. En solo un mes, Mariano Rajoy ha conseguido aprobar el techo de gasto con el apoyo de los socialistas y ya puede presentar de nuevo a España ante Europa como un país modélico en recuperación económica. Con la caída de algunos socios europeos y su propia supervivencia hay quien ve al presidente con la fuerza de "un chaval de veinte años". En el PP ya nadie habla de la retirada del líder "por lo menos" hasta 2020.