Franco saluda a Carrero Blanco.

Franco saluda a Carrero Blanco. Efe

España Memoria Histórica

Por qué Carmen Franco y Carrero Blanco conservan sus medallas de Madrid

El Comisionado ha pedido la retirada de las distinciones a nueve miembros del régimen, pero hay otros que resisten.

30 junio, 2016 01:21

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La Memoria Histórica ya cambia Madrid, aunque sea sin consenso. El Comisionado dirigido por Paca Sauquillo anunció los primeros nombres que la capital borraría de sus registros honoríficos. Los más conocidos fueron Carlos Arias Navarro, presidente del Gobierno con Franco, José Moscardó, militar que participó en la sublevación, y Agustín Muñoz Grandes, máximo exponente de la División Azul que ayudó a los nazis en Rusia.

Pero en la votación, las tornas cambiaron y el mundo se puso del revés. El Partido Popular, no contento con la retirada de estas distinciones, aseguró que, más allá de los 9 ‘franquistas’ propuestos para el olvido, existen otros 16 reconocidos por Madrid con sus medallas, entre ellos Carmen Franco o Carrero Blanco. “Me sorprende su celo”, decía el Gobierno de Ahora Madrid al PP, que no aplicó esta ley cuando pudo.

Arias Navarro sigue en Madrid

Arias Navarro y compañía permanecerán en Madrid a pesar de haberse aprobado su ‘marcha’. El expresidente y exalcalde dejará de ser hijo predilecto, pero mantiene su medalla de honor, una distinción que el Comisionado ha pasado por alto. Lo mismo ocurre con Blas Pérez González, presidente del Tribunal Supremo franquista, que pierde la medalla de oro, pero conserva la de honor. “Inexplicable”, en palabras del concejal popular de Cultura, Pedro Corral.

El listado de “gerifaltes del régimen” no acaba ahí. Los que mantendrán sus distinciones “doblan a los que las pierden”, decía Corral a los de Carmena. “No los voy a nombrar para no alargarme y, sobre todo, por no hacer el trabajo que tenían que haber hecho ustedes”, les recriminaba el del PP.

En el listado de distinciones del Ayuntamiento de Madrid entre 1942 y 1975 pueden hallarse nombres como éstos. Según ha podido saber este periódico, el Comisionado ya estudió algunos de ellos y decidió mantener su distinción por no ir en contra del artículo 15 del texto legislativo, que habla de “exaltación de la represión de la dictadura o la insurrección militar”.

El porqué de Carmen Franco

En 1962, Carmen Franco, hija del dictador, fue condecorada hija adoptiva de Madrid. Un nombre que no ha ‘pitado’ en la revisión del Comisionado y que, de momento, seguirá en los anales de la Historia madrileña. El motivo oficial del ‘trofeo’ fue su labor como presidenta de la Asociación contra el Cáncer.

Once años más tarde, el almirante Luis Carrero Blanco, presidente del Gobierno y sucesor de Franco, moría brutalmente asesinado por ETA. El de Santoña recibía la medalla de honor de la ciudad a título póstumo. En el análisis de las distinciones, el grupo de trabajo de Sauquillo tampoco ha pedido su retirada.

En el capítulo de medallas de oro, un escalón por debajo de las de honor, aparecen varios nombres vinculados al falangismo y al régimen, algunos incluso con cargos de Gobierno.

De ministros y falangistas

Alberto Alcocer fue el primer alcalde franquista de Madrid, aunque también lo había sido antes con Primo de Rivera en la década de los veinte. Su calle, en el barrio de Chamartín, está en entredicho, pero la medalla de oro la conservará a no ser que el Consistorio decida lo contrario. Se le otorgó en 1946. También figura en la lista de los que, de momento, se libran José Moreno Torres, alcalde una década más tarde.

De la Falange aparecen cuatro medallas de oro: Mariano Ossorio, delegado nacional, José García Hernández, consejero y después vicepresidente de Franco, Carlos Trías, y Carlos Ruiz, gobernador civil. A este último, en su etapa en Santander, se le achacó la represión de la guerrilla en las montañas cántabras.

También figura el Gobierno. Tres ministros han conseguido salvar su condecoración: Fernando Suárez, Juan Antonio Suances y Federico Silva.

Por último, cabría mencionar al cardenal Gaetano Cicognani, uno de los primeros nuncios apostólicos de la España franquista. Éste en concreto fue conocido por consagrar la basílica del Valle de los Caídos.