La infanta Cristina declara en el tribunal.

La infanta Cristina declara en el tribunal. EFE

España Caso Nóos

La infanta declara que no se enteró de nada y firmó en nombre de Aizoon "por error"

Protege a Urdangarin, confía en su inocencia, y niega el conocimiento y gestión de la economía familiar.

4 marzo, 2016 03:00

La infanta Cristina de Borbón se ha alineado con la defensa de su marido Iñaki Urdangarin. La culpa de todo es del asesor fiscal del ex duque de Palma, Miguel Tejeiro. Ella no sabía nada. Creó una sociedad con su marido, Aizoon, porque él se lo pidió. Firmaba lo que él le decía, por una cuestión de confianza, y nunca le preguntó por nada. Ni siquiera sabía si la empresa, cuya sede estaba en su propia casa, tenía trabajadores porque la entrada estaba por otra puerta. Tampoco tiene respuesta a por qué la visa de la empresa que estaba a su nombre tuvo movimientos si ella nunca tuvo acceso a la tarjeta porque la "custodiaba" su marido.

La estrategia del matrimonio ha sido mantener la misma coartada. Ante todo, culpar al asesor fiscal, y después decir que la Casa Real estaba al tanto de todo. Hasta tal punto ha llegado su ignorancia que ha señalado que en el reparto de tareas familiares, era Urdangarin quien se ocupaba de la gestión económica y ella se ocupaba de atender su trabajo en la Fundación La Caixa, de sus hijos, de corta edad, y de la agenda institucional que tenía como miembro de la Casa Real, y que cuantificó en unos cien actos anuales.

"No hablábamos de los temas de Aizoon. No eran temas de los que me interesase hablar con él. En esos años mis hijos era muy pequeños y estábamos muy ocupados", explicó a preguntas de su abogado, Pau Molins. La infanta se negó a responder a las preguntas de la acusación Manos Limpias, única parte que le acusa como cooperadora necesaria de dos delitos cometidos por su marido.

Error con su firma

La hermana del rey Felipe VI también achacó a un error el documento en el que aparece su firma tanto como arrendataria como arrendadora de su casa para las oficinas de Aizoon. Por un lado firma como propietaria del domicilio y en otro lado como representante de la sociedad y que el juez Castro consideró que se trataba de un "autoalquiler". Ella lo atribuyó a un error porque no tenía firma en la sociedad y por tanto tu firma no tenía ningún tipo de validez.

La infanta se desvincula de toda actividad de Aizoon

También negó que se pusiera en contacto con la secretaria de Urdangarin, Julita Cuquerella, para entregarle facturas de gastos de todo tipo para pasarlas como gastos de la sociedad, además de negar de manera "rotunda" que se pagara ni se propusiera pagar a su personal doméstico con dinero en negro. "Mi marido y sus asesores se encargaban de hacer las contrataciones", indicó aunque añadió que delante de ella de ninguna manera se les propuso pagarles en metálico, como consta en la causa.

Tributariamente exonerada

La acusación que hay contra ella es meramente tributaria. Ella era socia del 50% de una sociedad de su marido y a través de la cual Urdangarin cobró sus trabajos de asesoría de empresas, como el de Telefónica, declarando esos ingresos en el Impuesto de Sociedades en vez del IRPF, con mucho menor tipo impositivo, lo que supuso que durante los años 2007 y 2008 dejó de ingresar a la Hacienda Pública ingresos superiores a los 120.000 euros.

Tanto la Fiscalía como la propia Agencia Tributaria entienden que Cristina de Borbón no tiene responsabilidad en esos delitos por varias cuestiones. Primero, porque ella no era la administradora de la sociedad y no tenía control de ésta, segundo, porque los ingresos irregularmente declarados no eran suyos sino de otro socio, y tercero porque tributariamente el único responsable es aquel responsable de los ingresos puestos en cuestión, en este caso el de asesorías de Urdangarin. Hay informes de la Agencia Tributaria que avalan estas tesis. Además, la infanta confirmó que ella no tiene firma ni capacidad de decisión en Aizoon, así como que hacía la declaración de la renta de manera separada de su marido y, por tanto, no tenía porqué conocer cómo hacía él su declaración.

"Confío en la inocencia de su marido"

Sin embargo, ella ha optado por negar absolutamente todo, hasta puntos tan sencillos como si la sociedad que gestionaba Urdangarin tenía trabajadores. Ella no sabía nada. Además, ha culpado, como ya hizo su marido, a Tejeiro de todos los problemas fiscales y tributarios que puedan existir porque su marido no pudo hacer nada irregular a conciencia. "Confío plenamente en la inocencia de mi marido".

Es más, ella señaló que su marido dejó todo en manos de su asesor, eximiendo así a Urdangarin de cualquier responsabilidad. Miguel Tejeiro no está acusado sino que va a declarar en calidad de testigo y por tanto tiene obligación de decir verdad. Cuando llegue su turno la próxima semana, se verá si el asesor señala que la intención de Urdangarin al poder a su mujer en Aizoon era utilizarla de "escudo fiscal" para no ser vigilado por Hacienda. Así lo declaró en fase de instrucción el notario ante el cual se constituyó la sociedad, Carlos Masiá.

"No me utilizaron de escudo fiscal"

Pero la infanta lo negó rotundamente. "De ninguna de las maneras me propusieron hacer de escudo fiscal. Es más si me lo hubiesen propuesto no lo hubiese aceptado nunca", recalcó. Es más, sería todo lo contrario porque al ser miembro de la Casa Real, "existía más control".

Su declaración fue en la misma línea de defensa que la de su marido. Todas sus decisiones estaban previamente consultadas con su secretario Carlos García Revenga y con el asesor de su padre, José Manuel Romero, conde de Fontao. También confiaba en el asesor de su marido, Miguel Tejeiro, algo que ya no hace, después de ver lo que ha ocurrido. "¿En qué personas confía?", le preguntó su abogado. "¿Confío o confiaba?", le repreguntó la infanta entre una ligera sonrisa. Señaló que en aquel entonces confiaba, por supuesto, en su marido, además de en Carlos García Revenga, en José Manuel Romero, y en sus compañeros de trabajo.

Se despiden del tribunal

Cristina de Borbón resolvió su interrogatorio en 25 minutos. Se había negado a contestar a las preguntas de la única abogada que le acusa, aunque tuvo que aguantar la batería de preguntas que le iba a hacer. Mientras las consignaba, Urdangarin hacía espavientos y gestor de contrariedad por lo que decía Virginia López Negrete. Antes de iniciar su interrogatorio hubo un receso de cinco minutos. Ahí pudo estar acompañada de su marido y de los hermanos de éste que habían acudido como público. "¿Estás nerviosa?", le preguntó el abogado que también le acompañó, Miquel Roca. "No", respondió ella.

El matrimonio se despidió ya del juicio porque una vez que han acabado los interrogatorios de los acusados, el tribunal ha permitido a todos ellos que no tengan que estar presentes en el resto de declaraciones de testigos y peritos.