Susana Díaz, durante un mitin en Jaén este fin de semana

Susana Díaz, durante un mitin en Jaén este fin de semana José Manuel Pedrosa Efe

España andalucía

Rajoy y Díaz debaten en diferido

La presidenta andaluza entra en campaña horas después de un acto del líder popular en Sevilla. 

24 noviembre, 2015 22:50
Sevilla

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El PSOE se ha visto solo en esta precampaña electoral. Los socialistas creen que Pedro Sánchez es el único que está moviéndose frente a un Mariano Rajoy desaparecido, encerrado en La Moncloa y pertrechado en una "campaña del miedo" tras el desafío independentista de Cataluña y en la amenaza yihadista para no dar la cara de su gestión en estos cuatro años. Como el PSOE se está volcando en Andalucía, al primer movimiento de Rajoy, y precisamente en esta comunidad, ha habido una respuesta inmediata. Dos actos muy distintos en los que dos presidentes, Rajoy y Susana Díaz, han debatido en diferido.

El turno de réplica de la presidenta andaluza ha sido cinco horas más tarde del acto de Rajoy en Tomares (Sevilla). Le ha dado una ventaja y tiempo para diseccionar su discurso y poder rebatir cada punto del argumentario donde éste ha querido mostrar sus fortalezas. Eso no podría haber pasado en directo. A la espera del escrutinio, la noche del 20D, en lo que ya gana Rajoy a Díaz es en puntualidad (con media hora de retraso arrancó el acto de la socialista).

 

Pactos de Estado y pactos de silencio

El discurso de la unidad no es patrimonio del PP. Díaz también se lo ha apuntado al PSOE: frente al terrorismo y contra lo que está pasando en Cataluña. En el caso catalán, además, la combinación es más amplia. A la unidad y a la lealtad, se suman el "que nadie se salte la ley" de Díaz, o lo que es lo mismo, "la ley se cumple. Hasta ahí podríamos llegar", de Rajoy. La única diferencia entre los dos dirigentes está en los tiempos. Desde septiembre Díaz ha estado avisando a Rajoy que no perdiera un minuto. La reacción llega tarde, hace quince días, y como repite siempre que puede en cada mitin, “cuando ya se le han subido a las barbas”.

Aparte de los pactos y acuerdos para estos dos grandes ejes sobre los que va a pivotar la campaña electoral, en los PP y PSOE van de la mano, hay un tercer pacto no escrito: no hablar de corrupción. Ni Gürtel ni los Ere, ni los papeles de Bárcenas y Rosalía ni los cursos de formación. Se cuidan mucho los dos partidos de entrar en ese jardín donde hay mucho barro. Ni una mención en el día de hoy. Mejor sacar pecho unos en política económica, los otros en políticas sociales.

Queda un cuarto pacto, también de Estado, el propuesto por Díaz contra la violencia machista, y en el que ha vuelto a insistir. Sin respuesta por ahora del PP ni de La Moncloa, pero al que ya se ha apuntado Podemos al proponer lo que ya apuntara Díaz hace justo una semana. Díaz quería meterlo en el debate electoral y lo ha conseguido.

 

Política económica frente a políticas sociales

El principal punto para el PP frente a los rivales está en su gestión económica. De lo que recibieron en 2012 a cómo está el país ahora, cogiendo una senda de crecimiento en riqueza y empleo que podría quedar truncada si hay alternancia en el poder. Por eso, Rajoy ha sacado el no vale "marcha atrás" ni retornos a las políticas económicas socialistas. Rajoy quiere seguir perseverando en esas recetas de estos cuatro años que permiten que hoy se generen 1.400 empleos al día. Su reto: dos millones de empleos de aquí a 2019. En Andalucía, no podría decir otra cosa, cuando soporta una tasa de paro del 31,7%.

 

El PSOE sólo puede confrontar desde las políticas sociales. Andalucía se ha convertido en su baluarte: desde donde se ha mantenido la sanidad sin copagos, el ahorro farmacéutico con subastas de medicamentos, manteniendo “a pulmón” la dependencia, la gratuidad de los libros de texto, los comedores escolares o las tasa universitarias más bajas. Díaz marca el modelo andaluz de igualdad de oportunidades como modelo para un nuevo gobierno presidido por Pedro Sánchez.

 

Por el centro y por la izquierda

El escenario electoral está tan abierto como en 1977. PSOE y PP tienen claro que son quienes pueden ganar y habrá otras fuerzas decisivas. Pero hay que marcar terreno. Sobre los rivales que comen espacio por el centro al PP, Rajoy sigue la táctica de presentarlos como “inexpertos” y en estos tiempos que corren no puede haber un gobierno tripulado por “quienes vienen a aprender”. Susana Díaz no hace como Rajoy. Mira a Ciudadanos desde los votos que le han dado para ser investida presidenta. En el PP ignoran esa circunstancia que les ha dado el gobierno en Madrid, lo ven como una amenaza real a la que hay que neutralizar.

Susana Díaz está más cómoda atacando por la izquierda y colocando a Podemos al lado del PP. La pinza la ve en Andalucía, pero lo cierto es que podría haber una pinza electoral entre Pablo Iglesias y Rajoy a la vista de los elogios que se han ido intercambiando recientemente o de las negociaciones en La Moncloa en las que el partido morado ha sido colocado al mismo nivel que PSOE o C’s.

El cruce de discursos entre Rajoy y Díaz también ha tenido escenarios bien distintos. Unos 300 militantes y simpatizantes del PP fueron al acto en el que Rajoy ha pedido confianza en sus siglas. Lo ha hecho en Tomares, un municipio gobernado por el PP y donde ostenta el título de municipio con más renta por cápita de Andalucía. Díaz ha llenado un hotel con unos 200 alcaldes y dirigentes para arengarles: hay que salir al ring, sólo desde Andalucía es posible una victoria de Pedro Sánchez, porque “el PSOE andaluz es el más fuerte de este país”. La orden: “puerta a puerta” para minimizar la “campaña del miedo” y lograr éxitos como los de 1982 y 2004.