La tensión se ha elevado sobremanera durante el juicio contra Rosario Porto y Alfonso Basterra por el presunto asesinato de su hija Asunta. Este miércoles la acusada ha empezado a declarar en los juzgados de Santiago de Compostela. Vestida de negro, emocionada, vencida por el dolor en algunos momentos, Porto ha expuesto su versión de los hechos. Con su relato, ha rebatido las dos principales pruebas que apuntan hacia su presunta culpabilidad. 

En este caso rodeado de incógnitas, hay dos datos en los que se han basado los investigadores para señalar a Porto y Basterra como presuntos autores del asesinato de su hijastra Asunta. El primero de esos datos es que la Guardia Civil halló en el domicilio de los padres un trozo de cuerda de color naranja que es similar al que se usó para atar a la pequeña y apareció muy cerca de su cadáver. El segundo punto es que está probado que la joven fue drogada con somníferos antes de ser asesinada y que sus padres compraban Orfidal en la farmacia en esas mismas fechas; de hecho, los investigadores creen que los padres llevaban un tiempo suministrando esos calmantes a su hija antes del crimen. 

Sin embargo, con su relato de este jueves Porto ha sembrado dudas sobre ambas cuestiones decisivas para el caso. Antes de morir, la niña comentó a su entorno que sus padres le suministraban unos "polvos blancos". Por ello, tanto la Guardia Civil como la Fiscalía, la acusación popular y el juez instructor infieren que dichos polvos eran los calmantes que contiene el Orfidal que compraban los padres. Hoy la madre ha explicado que su hija tomaba medicamentos contra la alergia que sufría: rinitis estacional. 

Además, Porto ha reconocido que en julio de 2013 tomó Orfidal, en concreto "alguno suelto". Sobre quién los había adquirido, ha asegurado que creía que el padre de la niña "había hablado" con el doctor para que le diese "una receta", porque los "había comprado él". La autopsia demostró que Asunta había ingerido un gran cantidad de lorazepam (principio activo del Orfidal) el día de su muerte y meses antes de morir. Como se ha dicho, la Fiscalía asegura que los padres de la niña la drogaron para después asfixiarla. Ambos lo niegan con rotundidad.

La cuerda naranja

El momento más duro del interrogatorio se ha vivido cuando Porto ha tenido que ver las imágenes de su hija muerta. "Ya he visto el cadáver", ha dicho entre sollozos. La madre tuvo que ver esas fotografías porque tenía que identificar la cuerda de color naranja que apareció junto al cadáver y que es similar a la encontrada en la papelera de su casa. Ella no ha reconocido esos trozos. Y ha combatido la versión del fiscal con esta afirmación: "¿Puedo decir una cosa, señoría? Evidentemente en estos dos años en la cárcel hablas con mucha gente y compañeras del rural dicen que estas cuerdas se ven muchas veces por los caminos". 

"Evidentemente en estos dos años en la cárcel hablas con mucha gente y compañeras del rural dicen que estas cuerdas se ven muchas veces por los caminos"

Los investigadores también basan la acusación contra Basterra y Porto en que esta última intentó buscar un trozo de cuerda en una papelera durante el primer registro en su casa. "Me acaban de decir que mi hija igual es ésa que encontraron, ¿para qué voy a estar mirando papeleras?", ha espetado a preguntas del fiscal.

Por otro lado, el fiscal asignado al caso, Jorge Fernández de Aránguiz, ha preguntado a la imputada quién es la persona que el martes 17 de septiembre de 2013 -Asunta murió el sábado 21 de ese mes- conectó la alarma de la finca familiar de Teo (A Coruña). Asunta fue presuntamente asesinada en esa vivienda. Porto ha respondido: "Yo, desde luego, no".

Se vio con su amante la víspera de la muerte

Del día antes del fallecimiento de la menor, ha subrayado Rosario Porto que ella se vio con la persona con la que mantenía una relación, su amante, que comió y cenó con él, y que la pequeña estuvo al cuidado de su padre, hasta que en la jornada siguiente regresó a la casa en la que vivía con Rosario.

Su vuelta se produjo antes de las clases de chino a las que acudía y después volvió la víctima a casa de Alfonso Basterra, donde vio "Los Simpson", serie que a ella le gustaba muchísimo, y allí los tres comieron un revuelto de champiñones.

El domingo iban a ir a la playa de Vilanova de Arousa y por eso en la tarde del sábado Rosario Porto debía ir a recoger ropa de playa, toallas, bañadores y chanclas, algo que, según su relato, compartió con Asunta, con matices, porque le entraron dudas de si ir o si por el contrario se quedaba haciendo los deberes.

Decidió quedarse, pero después, cuando Rosario fue a recoger una bolsa, y siempre en base a lo que ella ha contado, mudó de opinión y viajó en la parte de atrás del coche, pero, una vez en la casa, la cría le habría dicho que casi mejor volvía a Compostela, y su madre la dejó muy cerca de la vivienda en la que residían.

No creyó que su hija se encontrase mal

Asunta le explicó que estaba mareada, que no se encontraba nada bien y pidió a su madre que volviese pronto, pero ella confesó que la encontró perfectamente -"si no, no la hubiese dejado"- y que se encontraba un poco molesta con ella por sus idas y venidas.

Hasta el punto que la dijo, "Decídete ya, porque, si no, no voy a hacer nada en toda la tarde", una jornada en la que hubo varias visitas a esa casa de Teo, situada muy cerca de la pista forestal en la que Asunta fue localizada sin vida.

Los padres de Asunta, la abogada Rosario Porto y el periodista Alfonso Basterra, internos en el penal coruñés de Teixeiro desde hace más de dos años, son los únicos acusados de esta muerte violenta y, en el juicio que se celebra en Santiago, la primera de los dos en declarar es ella.