¿Qué tal si dejamos de culpabilizar a las mujeres por tener menos visibilidad que sus colegas masculinos? Si a las barreras arquitectónicas del techo de cristal y el suelo pegajoso, las geográficas como el acantilado de cristal y las mentales como el síndrome de la impostora tenemos que sumar también la mochila de la culpa por no ser visibles, su peso solo nos aplastará.

Que se oiga a las mujeres con la misma claridad es una tarea de todos, no de ellas. Que las líderes invisibles den un paso más y se atrevan a cruzar ese umbral que las separa de la visibilidad, es una responsabilidad de las empresas y de la sociedad, y de los hombres, no solo de ellas. Porque dar a conocer el talento femenino es pisar el acelerador de la igualdad.

Las mujeres líderes están infrarrepresentadas en la conversación digital, solo un 25% de los mensajes se refieren a ellas. Pero es particularmente preocupante la escasísima visibilidad de las empresarias, presentes en menos de 1 de cada 200 mensajes en España.

Las diferencias en el trato son evidentes: ellas obtienen más muestras de afecto, pero también se les dedica un lenguaje más infantilizante y son asociadas con más frecuencia a su relación de pareja o familiar. Además, atributos como sexy aparecen 3 veces más vinculados a mujeres que a hombres.

Luisa García, socia y CEO Europa de LLYC

Luisa García, socia y CEO Europa de LLYC

Son algunas conclusiones del informe Mujeres líderes en el umbral de la visibilidad. Análisis de la conversación digital sobre referentes en la política, la empresa y el periodismo, elaborado por LLYC, que ha analizado la conversación en Twitter de un año en torno a perfiles de 360 hombres y 360 mujeres líderes en 12 países.

Incluso en una muestra con igual número de referentes femeninos que masculinos hemos encontrado una balanza totalmente desequilibrada que explica por qué, con frecuencia, las mujeres prefieren no arriesgarse a una elevada exposición y se quedan, infrarrepresentadas y escondidas, en una segunda línea más segura. Nos estamos perdiendo mucho talento.

Como quiero que esas líderes invisibles crucen el umbral, yo me comprometo al cambio. Necesitamos que ellas sean el espejo donde las generaciones más jóvenes vean nuevos modelos de referentes y liderazgo. Que sean la bisagra para una transformación real y absoluta de mentalidad que apueste por ellas. Quiero involucrar, implicar a otros para que esto suceda. Asumo estos compromisos, y ojalá otros se animen conmigo. Son seis ideas muy sencillas:

Urge visibilizar a mujeres líderes

Su escasa visibilidad genera un vacío de referentes que impacta en la inspiración y también en el abandono total o parcial de la carrera de mujeres en momentos complejos de conciliación como la maternidad o el cuidado de mayores. Quienes hoy tenemos roles de responsabilidad debemos ser conscientes del impacto que tiene nuestra notoriedad y ponérnoslo como prioridad.

Es tarea de todos

No es suficiente con que las mujeres empresarias tomen un rol más activo en su auto-promoción. Es también responsabilidad de los medios de comunicación asegurar que consultan al mismo número de expertos que de expertas. De los organizadores de encuentros profesionales, no permitiendo programas con escasa o nula representación femenina. Y de las empresas, facilitando a las mujeres una mayor dedicación a estas tareas con formación, soporte profesional y disponibilidad horaria.

Más presencia femenina

Que las periodistas y políticas sufran menos del sesgo de doble castigo no es casualidad. Su mayor visibilidad en la esfera pública que las empresarias normaliza diferentes modelos de éxito y contribuye a que las cualidades dejen de ser masculinizantes o feminizantes.

Moderación de las redes sociales

Interactuar en un entorno violento es particularmente incómodo para ellas. Por eso son cruciales, aunque todavía insuficientes, los esfuerzos de las empresas de tecnología para detectar y cancelar mensajes amenazantes, contenido insultante o usuarios falsos o anónimos.

Evitar la cosificación e infantilización

Reflexionar sobre el propio lenguaje que utilizamos al referirnos a las mujeres es un esfuerzo imprescindible en nuestra contribución al incremento de su visibilidad. Conocer nuestros sesgos inconscientes y convertirlos en decisiones conscientes es el primer paso hacia la igualdad. Dejemos de identificarlas como “mujer de”, “hija de”, y de tender a la infantilización.

Una igualdad defendida también por hombres

En una conversación protagonizada por hombres, no pueden ser ellas las que lideren el movimiento pro-igualdad. Nunca alcanzará el nivel de relevancia en la conversación que deberían tener en una sociedad que aspira a ser igualitaria.

Necesitamos a más mujeres hablando de economía, de ciencia y tecnología y de política internacional, y a más hombres siendo explícitos sobre su compromiso con la igualdad, demostrando su conocimiento del tema y mostrando con el ejemplo que las organizaciones que dirigen son más inclusivas y diversas gracias a su liderazgo.

Estos son mis compromisos, y animo a todo el que quiera un cambio real a hacerlos suyos. Anhelo que los hombres lean mis palabras y sientan que las han escrito ellos, y que las mujeres dejen de dudar si salir ahí fuera, que no tengan miedo al fracaso ni a la exposición ni a ser juzgadas. Porque, si dejan de ser invisibles, solo pueden ganar.

*** Luisa García es socia y CEO Europa de LLYC.