Hoy celebramos el Día de la Mujer o, mejor dicho, de las mujeres. De todas sin exclusión. Un día para celebrar, pero también para reivindicar que aún queda mucho camino por recorrer para alcanzar la igualdad definitiva porque, desgraciadamente, la brecha de género todavía es una realidad. De hecho, según un estudio que acaba de publicar Women for a Healthy Economy, esa ansiada igualdad no se alcanzará hasta 2058. Es decir, dentro de casi cuarenta años.

Una fecha esta, por lo tanto, necesaria para poner en valor el papel que todas las mujeres han ejercido a lo largo de la historia y, también, el que estamos realizando las mujeres del presente como motor de transformación social. Por eso, fechas como las de hoy no vienen sino a mostrar la importancia de unirnos -todos y todas- para reivindicar ese objetivo que ha de ser común.

Así, ejemplificando esa unión, hoy hemos querido trasladar nuestro especial homenaje a todas esas mujeres que han y están dedicando su vida a luchar por alcanzar, quizá, el mayor reto que tenemos por delante como especie: transformar nuestra relación con la naturaleza.

Y es que no han sido pocas las mujeres valientes que decidieron dar un paso al frente para dar voz a nuestro principal patrimonio: la naturaleza. De hecho, fue una mujer, Rachel Carson, quien sentó las bases del ecologismo cuando, en 1962, publicó Primavera Silenciosa.

El mayor reto que tenemos por delante como especie: transformar nuestra relación con la naturaleza

Fue uno de los primeros libros que alertaban sobre la repercusión de la acción humana en la muerte del planeta que ha sido reconocido como una de las obras de divulgación científica más influyentes. Un legado inmaterial que ha llegado hasta nuestros días y sin el cual, probablemente hoy no estaríamos escribiendo estas líneas.

Pero el de Rachel Carson no es el único ejemplo de perseverancia y de lucha constante. Aún hoy, con más de ochenta años, Jane Goodall continúa infatigablemente viajando por todo el mundo para seguir concienciando sobre la necesidad de respetar y conservar la naturaleza, como única fórmula para que las próximas generaciones puedan seguir disfrutando de nuestro planeta.

Mujeres con coraje, como la bióloga Wangari Maathai, que trabajó contra viento y marea para empoderar a las mujeres de su país natal, Kenya, a través del movimiento Cinturón Verde, un proyecto gracias al que se han conseguido plantar millones de árboles en el país y que le valió la máxima distinción por su trabajo: el Premio Nobel.

Con más de 80 años, Jane Goodall continúa infatigablemente viajando por todo el mundo para seguir concienciando sobre la necesidad de respetar la naturaleza

Pero si algo ha demostrado esta causa común es que la defensa y reivindicación de la vida, en toda su diversidad, no entiende ni de géneros ni de edades: Greta Thunberg, una joven sueca que comenzó sentándose frente al parlamento de Suecia para reclamar políticas concretas contra el cambio climático, es el rostro más visible de un grupo de jóvenes que han conseguido que el grito de toda una generación se escuche en todo el mundo. 

Ellas son solo un breve ejemplo de todas aquellas mujeres que, cada vez más, engrosan el listado de personas que viven por y para el medioambiente.

Mujeres que trabajan diariamente por hacer de este un mundo mejor, por hacernos ver la necesidad de actuar ya y juntos, por demostrar que no debemos conformarnos con lo que nos viene dado, por dejarnos todo un legado de aprendizajes y por, supuesto, por haber formado parte de un movimiento que ha hecho posible que hoy estemos aquí. Por todo eso, gracias y feliz Día de la Mujer.

***Odile Rodríguez de la Fuente es bióloga y Nieves Rey es responsable de Comunicación y Marketing de Ecoembes