Esta misma mañana se ha celebrado la Jornada sobre la tecnología como elemento clave en el buen gobierno y la sostenibilidad, organizada por NetApp, una de las empresas líderes en servicios de almacenamiento y gestión de datos, y la asociación Emisores España, en el emblemático espacio El Beatriz Madrid. Durante la jornada, varios expertos y representantes de empresas han podido esbozar los principales desafíos a los que se enfrenta el sector de los data centers, reflejando su experticia en tres ámbitos: la tecnología y sostenibilidad, la ciberseguridad y el gobierno de datos.

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“Simplificar la gestión, segurizar los datos y sacar un rendimiento”, se erigen, en palabras de José Manuel Petisco, director general de NetApp para España y Portugal, como los principales retos a los que se enfrenta este sector. El responsable de la multinacional fue el encargado de dar el pistoletazo de salida al primer segmento del evento, dedicado a la sostenibilidad y el medioambiente.

En una sesión moderada por Mónica Valle, periodista y comunicadora especializada en ciberseguridad, tecnología e innovación, también intervinieron, como ponentes, Raquel Fernández, directora de ventas de canal en Google para España y Portugal, y Alberto Andreu, profesor de la Universidad de Navarra especializado en sostenibilidad.

La simplificación de la gestión, tal como expresaron durante el coloquio, pasa por evaluar cuánta energía se está empleando para mantener los centros físicos de datos y los servicios en la nube. Uno de los datos más singulares sobre el impacto ESG del sector de tecnológico, y concretamente del mundo del procesamiento de datos, es la huella medioambiental que genera.

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Petisco describió este momento como un “punto de inflexión”. “Estamos ante lo que probablemente es la transformación tecnológica más disruptiva que hayamos tenido”. Y dentro de este cambio, detalló, la sostenibilidad debe estar en el centro. Por su parte, Rodríguez subrayó el valor de incluir a todo el mundo en la propuesta de soluciones para enfrentar los retos del sector tecnológico. "Es positivo que las empresas lo abordemos como parte de un problema humano, no solo económico".

Un compromiso con la sociedad

Desde NetApp, la única compañía que trabaja con los tres grandes proveedores de servicios de almacenamiento —Google Cloud Platform, Microsoft Azure y Amazon Web Services (AWS)—, están desarrollando soluciones para conseguir que las instalaciones sean lo más eficientes posibles. Este gigante tecnológico se ha comprometido a reducir en un 42% sus emisiones de alcances 1 y 2 para 2030, y a la mitad las de alcance 3.

La inteligencia artificial (IA) también es una herramienta que permite “tener una visibilidad absoluta de las infraestructuras que gestionamos y monitorizar sus consumos”, explica el ejecutivo de NetApp. En la misma línea, Rodríguez reconoció que la IA estaba ayudando a Google a optimizar su uso de energía a través de un algoritmo.

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“Tenemos los equipos y tenemos los presupuestos para conseguirlo”, subrayó Petisco. Y reconoció el compromiso demostrado del presidente de la compañía y de los empleados: “Es importante para una compañía convencer a los escépticos y eso se logra mediante un sentimiento de pertenencia, compromiso y orgullo de observar que estamos realizando ciertas acciones con las cuales nos identificamos”. El mismo compromiso que está grabado en el ADN de la compañía, en palabras de Petisco, “se lo debemos a la sociedad”.

Un modelo de energías limpias

Se calcula, según las últimas cifras de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que el consumo mundial de electricidad de los centros de datos en 2022 fue de 240-340 TWh1, es decir, en torno al 1-1,3% de la demanda final mundial de electricidad. Y las proyecciones más modestas estiman que esta cifra aumente hasta el 8% en 2030, mientras que las más recatadas sugieren que alcanzará el 13%. A nivel europeo, la demanda de energía de este subsector podría dispararse hasta el 28%.

El acceso más extendido y el uso intensivo de las TIC no solo repercuten en la cantidad de energía que se consume por la ingente cantidad de datos que se gestionan, sino también tiene su impacto en los recursos hídricos del planeta. En el gran hub mundial de los datos —Estados Unidos—, que acoge a más de 2.500 instalaciones de este tipo, la industria de la gestión y procesamiento de datos está entre las 10 industrias comerciales que más agua consumen, utilizando aproximadamente 513 millones de metros cúbicos de agua en 2018.

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Por su parte, Fernández compartió en el foro algunas de las medidas que estaba implementando Google, uno de los gigantes de Silicon Valley, en nuestro país y en otros centros de datos que tiene repartidos alrededor del mundo. Desde 2012, Google Cloud ha reducido sus emisiones en un 30%. Al tiempo que reducen su consumo de electricidad, “estamos intentando ir hacia un modelo de uso de energías limpias”, señaló Fernández.

"El cuento, tan importante como la cuenta"

Durante su intervención, Andreu rescató una cita de Emilio Botín: "Lo que no son cuentas son cuentos". Y puso de manifiesto que "en los últimos años lo que estamos viviendo es a la equiparación, a todos los efectos, tanto de las cuentas como de los cuentos". Con "cuentos", el profesor universitario se refiere a toda aquella información no financiera, como los indicadores ESG o los escándalos corporativos. 

Una de sus consignas tenía que ver con el lenguaje que se utiliza para hablar de sostenibilidad en el mundo empresarial. Desde los círculos más conservadores, explica, el pool de términos relacionados con la economía verde todavía se perciben con una carga política que no encaja con la filosofía de las compañías. Y plantea lo que ya había hecho él cuando fue consejero de una gran entidad bancaria: cambiar la terminología para hablar de lo mismo y convencer. 

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Los reglamentos y las normas de carácter nacional, según Andreu, están acelerando la transformación verde de las empresas. Dentro de unos años, a instancia de la Unión Europea, "a los cuentos se les van a aplicar los mismos mecanismos de control que se aplican hoy a las cuentas", advierte Andreu. Por eso, recomienda a los consejos de administración advertir de esto y empezar a "incluir los mismos mecanismos de control y supervisión que se hicieron para la información financiera en la no financiera". Y concluye que "si no somos conscientes de esto, estaríamos haciendo trampas en el solitario".