El presiente Lula da Silva durante su primer discurso oficial en la COP30 de Brasil.

El presiente Lula da Silva durante su primer discurso oficial en la COP30 de Brasil. Anderson Coelho Reuters Belém

Historias COP30

Las apuestas de los expertos sobre la cumbre del clima tras el 'portazo' de Trump: "No va a afectar. No hay ambición"

A pesar de las carencias en los planes nacionales, la ausencia del republicano podría afectar menos de lo esperado, como ocurrió con el anterior mandato.

Más información: Lula da Silva, sobre la COP30: "Fuerzas extremistas fabrican noticias falsas sobre el clima por beneficio propio"

Publicada

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo dijo el pasado viernes 7 de noviembre durante la cumbre de líderes de la Conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático (COP30): "Hoy más que nunca necesitamos reivindicar ese espíritu del Acuerdo de París, que se condensa en el espíritu de cooperación, solidaridad y acción común".

Y eso es, precisamente, lo que los expertos en emergencia climática reivindican en esta COP30 que se celebra en la brasileña ciudad de Belém, considerada la puerta a la Amazonía.

"Este año es importante darle importancia al proceso en sí, y restaurar la confianza en el sistema multilateral", explica a ENCLAVE ODS Anna Pérez Catalá, experta en clima e investigadora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI).

Eso es, precisamente, lo que se propone hacer Brasil. El presidente del país americano, Luiz Inácio Lula da Silva, se ha autoimpuesto ese rol de reavivar la llama del multilateralismo climático.

Se le podría complicar a Lula da Silva su función de adalid de la lucha climática si, como está previsto, los grupos ecologistas y los líderes indígenas de Brasil ponen sobre la mesa las incoherencias del presidente.

Lula da Silva durante la cumbre pre-COP30.

Lula da Silva durante la cumbre pre-COP30. Adriano Machado Reuters Belém

Los planes de perforar en busca de petróleo y construir carreteras y redes ferroviarias que crucen el Amazonas gustan más bien poco, como informa Reuters. Especialmente porque conllevan que una motosierra arranque parte del pulmón del planeta.

Con esto en mente, el propio Da Silva recordó el pasado jueves durante las reuniones de mandatarios previas a la COP que "a pesar de las dificultades e incoherencias, necesitamos hojas de ruta para revertir la deforestación y acabar con los combustibles fósiles".

A las incongruencias entre mensaje y acción se le unen las cada vez más voces negacionistas que emergen tanto en política como en medios de comunicación o redes sociales a lo largo y ancho del mundo. Que, según los expertos consultados por ENCLAVE ODS, son pocas, pero hacen ruido.

Una COP sin EEUU

La primera sería la de Donald Trump. El presidente de Estados Unidos se ha referido en más de una ocasión a la crisis climática como "el mayor timo de la historia". Su Administración será, por cierto, la gran ausencia en esta cumbre del clima brasileña. Donde sí estarán China o India.

Después de retirarse del Acuerdo de París —único país en llevar a cabo su amenaza, por cierto—, Trump no hizo acto de presencia en las reuniones previas a la COP30, donde sí estuvieron presentes la mayoría de países europeos y los mandatarios de los países más vulnerables. Se echaron en falta, en cambio, rostros latinoamericanos que decidieron enviar a sus segundos a hablar en Belém.

Su ausencia, sin embargo, "no tiene por qué afectar" a las negociaciones de la COP30, asegura Pérez Catalá. La experta hace referencia al anterior mandato de Trump, cuando "se fue" de la cumbre, pero "sólo provocó que el resto de países fuesen más unidos". Es más, recuerda que el Acuerdo de París es el más sólido que ha habido y la ausencia de Trump en Marrakech, después de su retirada, no provocó cambios sustanciales.

Eso sí, el mayor miedo son las tácticas de "bully", como aseguran delegados de varios países en The Guardian, con la que la Administración estadounidense se ha venido acercando este año en otras negociaciones.

Laurence Tubiana, CEO de la European Climate Foundation, asegura que esto volverá a ocurrir "como ya ha sucedido con anterioridad en la ONU". Sólo queda ver cómo reaccionan los mandatarios.

Falta de ambición

La mano amiga en esta COP30 será la Unión Europea, que ha presentado su plan de acción climática (NDC, por sus siglas en inglés) in extremis. Para Linda Kalcher, directora ejecutiva de Strategic Perspectives, el mensaje europeo es un "estamos aquí para ayudar; no hemos cambiado, nos da igual lo que haga Estados Unidos".

Foto de grupo de los delegados de la COP30 en Brasil.

Foto de grupo de los delegados de la COP30 en Brasil. Anderson Coelho Reuters Belém

El problema, en cambio, está en que, según Pérez Catalá, los NDC de la mayoría de los países "no van a ser suficientes", pues "la mayoría de los planes no son ambiciosos, con la excepción de Reino Unido, Barbados y un puñado de pequeños Estados".

La ambición, por tanto, será otra de las grandes ausentes de la cumbre. Aun así, Pérez Catalá tiene la vista puesta en los pequeños países, esos que han contribuido menos al cambio climático, pero más pagan sus consecuencias. Son ellos quienes "siempre empujan para que haya más aspiraciones".

Porque, apunta la investigadora, "si las COP no funcionan es porque los países no quieren". Pero "no existe otro espacio donde todo el mundo sea escuchado por igual". De ahí la importancia de cumbres que acaban con compromisos descafeinados.

Y es que, zanja, Pérez Catalá, los datos dan la razón a quienes tienen esperanzas en las negociaciones climáticas de Brasil: "Desde París, hemos pasado de esperar un calentamiento de más de 4 grados para finales de siglo a 2,6 °C, que no es lo ideal, pero es mucho más favorable para la vida humana".

Esta hoja de ruta que es el Acuerdo de París, dice la experta, es "un compromiso universal". Y concluye recordando que "de él sólo se ha ido EEUU —la Argentina de Milei amenazó con hacerlo, pero no lo ha llevado a cabo—, no como en Kioto, que fue un goteo constante de países". Una vez más, en materia climática, siempre nos quedará París.