Arrozales de un pueblo en Benavente.

Arrozales de un pueblo en Benavente. PauloMachado Istock

Historias

La paradoja del arroz español: cada vez es más caro producirlo mientras bajan los precios en el resto del mundo

Organizaciones de agricultores denuncian la crisis por los bajos precios globales en un sector ya castigado por la sequía y los precios de los insumos.

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El arroz es uno de los alimentos básicos en el mundo y sus precios internacionales pueden tener a inversores, agricultores e instituciones como Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en vilo.

El pasado 2024 causó preocupación por un posible incremento de los precios, lo que hizo temer una crisis alimentaria que se uniese a las que ya se arrastran desde 2020 (Covid-19) y 2022 (guerra de Ucrania).

Pero ha sucedido todo lo contrario. En lo que llevamos de 2025, los precios a nivel mundial no hacen más que bajar, gracias a las buenas cosechas en Tailandia, Vietnam o India. Incluso en España se encadenan dos buenas campañas, con la de 2024, viendo como se aumentaba la producción un 69% gracias al final de la sequía.

La paradoja en este último caso es que los agricultores arroceros en España no solo lo están notando, sino todo lo contrario. Organizaciones como la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) han advertido, ante Madrid y Bruselas, que en realidad la recuperación de superficie de cultivo posterior a la sequía (un 49% más) es una buena noticia, pero no suficiente.

De hecho, lo que denuncian es una "invasión de grandes cantidades de arroz a precios muy bajos, lo que está distorsionando el mercado y arruinando a los productores europeos".

Malas noticias, España

El arroz es un producto deficitario en Europa y "las importaciones de países del sudeste asiático, como Camboya y Myanmar, han crecido de forma exponencial en los últimos años, sobre todo desde la desaparición de una cláusula de salvaguarda. Además, se han sumado importaciones de nuevos países como Argentina y Pakistán".

Es decir, paradójicamente, la buena noticia a nivel global está resultando una muy mala para los productores familiares españoles, ante la "falta de protección" frente a los productos extranjeros.

Una falta de rentabilidad crónica, que al continuarse de los años de la sequía, solo exacerba problemas endémicos del medio rural, como el relevo generacional o los precios en origen.

Se calcula que, incluso contando con la recuperación de superficie de cultivo gracias al final de la sequía, en España se ha perdido en los últimos años un 60% de superficie cultivada de arroz. Mientras tanto, en el año 2024 España importó 418.447 toneladas de arroz, lo que significa un 99% más que en el 2019.

La denuncia

En paralelo, la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos ha llegado a denunciar ante Bruselas que se vende arroz procedente de Asia etiquetado como si fuese español, lo cual supone un perjuicio doble al consumidor, ya que, por un lado, se vende a precio del producto más caro el que llega barato desde el extranjero, pero este, además, es de peor calidad.

UPA ha explicado también que la siembra de la actual campaña nacional "se realizó muy tarde, porque las lluvias impidieron hacer las labores de preparación de las tierras a tiempo".

Este retraso de más de un mes, unido a la escasez de semilla, ha provocado que los agricultores paguen más cara la semilla, más del doble, y además no han podido utilizar una semilla de ciclo corto, lo que supondrá una reducción importante de la producción en algunas regiones como Extremadura.

Arrozales con surcos de agua.

Arrozales con surcos de agua. Meynuit Istock

De hecho, lo que señalan desde UPA es "la epidemia de bajos precios y altos costes" que "llega al arroz" pero ya se daba en otros sectores. Según la organización, "los arroceros europeos aseguran encontrar dificultades a la hora de competir en materia de costes con las producciones foráneas".

"Europa", aseguran, "restringe dentro, poniendo trabas a la producción en aras de una mayor seguridad, calidad y sostenibilidad alimentaria, pero se contradice al incrementar las importaciones de países con métodos de producción en las antípodas del europeo".

UPA denuncia que en Europa no existe una regulación que obligue a indicar el origen de los alimentos y "un caso especialmente flagrante es el del arroz. Los consumidores no saben que están consumiendo arroz producido en países a miles de kilómetros de su hogar".

Por ello, han reclamado a la Unión Europea que se reactive la cláusula de salvaguarda, un etiquetado transparente que reconozca el origen del arroz y un plan de apoyos para los arroceros europeos. "Está en juego la supervivencia de miles de explotaciones y el consumo de este producto básico de la dieta mediterránea".