Una ballena jorobada frente a la costa de Génova (Italia).

Una ballena jorobada frente a la costa de Génova (Italia). Stefano Cavanna iStock

Historias

Las ONG critican la falta de protección del Corredor de Cetáceos del Mediterráneo: queda en "papel mojado"

La velocidad de navegación no se reduce a pesar de que la OMI indique que es la única manera de que haya menos colisiones con ballenas.

Más información: Los gigantes del Mediterráneo están en peligro: apenas 2.000 cachalotes sobreviven entre redes y tráfico marino

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La ciencia es clara, y organismos internacionales como la Organización Marítima Internacional (OMI) lo refrendan: cuando un navío viaja a más de 10-13 nudos, la posibilidad de una colisión mortal con un cetáceo se multiplica.

"La muerte es segura, y el barco tal vez ni se dé cuenta de haber chocado", indica Carlos Bravo, portavoz de la oenegé OceanCare. Porque, como la propia OMI (organismo dependiente de la ONU) indica, el exceso de velocidad de los buques es la mayor amenaza para las ballenas en todo el mundo, y en especial para las de Mediterráneo noroccidental.

Es precisamente ahí, entre la costa catalana y la balear, donde se sitúa el Corredor de Migración de Cetáceos del Mediterráneo. Y tanto los cachalotes como los rorcuales comunes de esa zona están en peligro de extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

El motivo, desvela un análisis comparativo del tráfico marítimo de esa área protegido realizado por un grupo de oenegés conservacionistas, está en que "más del 80% de la distancia recorrida por las seis principales categorías de buques mercantes en la zona en 2023 y 2024 se realizó a más de 10 nudos".

Es decir, como apunta Bravo, ferris de pasajeros, transbordadores de carga rodada, cruceros, buques cisterna, cargueros y barcos portacontenedores circulan por el Mediterráneo a una velocidad que supone un "riesgo letal para las ballenas en caso de colisión".

Un Ferrari a 120 por un colegio

OceanCare, Ecologistas en Acción, Bluewave Alliance, ClientEarth, Greenpeace o WWF, entre otras, estarían detrás de estos datos que apuntarían también a los ferris como principal amenaza para los cetáceos del Mediterráneo.

Precisamente este tipo de transporte marítimo acumuló en 2024 más de 11 millones de kilómetros navegados, de los cuales el 90,4% se recorrieron a velocidades superiores a 10 nudos. Asimismo, indica el estudio, casi un 30% de esa distancia se hizo a más de 20 nudos.

Corredor de Migración de Cetáceos del Mediterraneo.

Corredor de Migración de Cetáceos del Mediterraneo. Cedida

A esa velocidad, indican los expertos, es imposible para una ballena sobrevivir al impacto. Mireia Sánchez, de Bluewave Alliance, lo ejemplifica de manera visual: "No vas con un Ferrari a 120 km/h al lado de un colegio porque si se te cruza un niño no te da tiempo a frenar".

La misma lógica se aplicaría a los barcos: un carguero de 400 metros de eslora y 283.000 toneladas de peso, a más de 13 nudos, se lleva por delante a un rorcual común de 20 metros como máximo y 48 toneladas de peso.

Oídos sordos a la recomendación

El análisis de las oenegés parte como un intento de registrar los avances (o falta de ellos) en la protección de ballenas desde que en 2023 el Corredor Migratorio de Cetáceos del Mediterráneo fuese designado por la OMI como Zona Marina Especialmente Sensible (ZMES).

Fue entonces cuando la organización dependiente de la ONU lanzó la recomendación a los buques de todo el mundo de no recorrer esta área a una velocidad mayor a 10-13 nudos. Sin embargo, insisten las entidades ecologistas que han realizado el estudio, se han hecho oídos sordos.

La conclusión, para Bravo, es clara: "Las compañías de transporte marítimo no están incorporando las recomendaciones de la OMI en su comportamiento". Y es que, confiesa, incluso las que quieren no pueden porque, al hacerlo, perderían competitividad si el sector al completo no limita la velocidad.

Por eso, indican los portavoces de OceanCare, Ecologistas en Acción, Bluewave Alliance y Client Earth, en rueda de prensa, la obligatoriedad es fundamental.

De ahí que insten a la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, a incluir la reducción de velocidad obligatoria como medida en el Plan de Gestión del Área Marina Protegida que está elaborando el ministerio.

Porque todos los datos recabados, que analizan el tráfico marino de la zona durante 2023 y 2024, apuntan a lo mismo: la ZMES no ha supuesto ningún cambio.

"La tendencia es la misma, nadie está haciendo caso a las recomendaciones de la OMI", matiza Bravo. Y la conclusión es clara: "Para evitar las muertes de ballenas, necesitamos una obligatoriedad". Y zanja: "Si los ministerios (MITECO y Transportes) no quieren que sus medidas queden en papel mojado, tienen que obligar a cumplirlas".