Beneficiarias del proyecto ALFAZÚCAR de la OEI en Honduras.

Beneficiarias del proyecto ALFAZÚCAR de la OEI en Honduras. OEI

Historias

Educación popular en Iberoamérica: luces de presente y esperanza de futuro

La formación universal es poso de un modo de empoderar a las poblaciones, porque libera, humaniza y crea valor, y llegar a todos es misión de la OEI.

Más información: La democracia, los derechos humanos y la igualdad en Iberoamérica tienen nombre y voz de mujer

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"Siento en mi ADN la herencia de Freire". Esta es la frase más repetida por mujeres y hombres iberoamericanos que defienden la educación popular y viven en deuda con uno de los grandes pedagogos del siglo XX. Inclusiva, liberadora, comunitaria son los adjetivos que le imputan y que alinean con la visión de la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) en esta materia.

Con esa responsabilidad de herederos ideológicos del brasileño que revolucionó la pedagogía, Paulo Freire, y el apoyo de la OEI, tres referentes indiscutibles del pensamiento pedagógico crítico iberoamericano han coordinado la publicación La educación popular en Iberoamérica, presentada este pasado 26 de agosto en la Casa de la Cultura peruana, en Lima, con la presencia de Mariano Jabonero, secretario general de la Organización. 

Miriam Camilo (República Dominicana), Jorge Osorio (Chile) y Nélida Céspedes (Perú) han dirigido a más de veinte autores y autoras de distintos países que aportaron su experiencia para construir una representación viva de lo que ha sido, es y podría ser la educación popular.

Recordó el Secretario General que la OEI fue creada por educadores. Y aseguró en la puesta de largo de la publicación que "la educación popular se revitalizó en momentos de dictaduras militares en América Latina. Surgió con la idea de que la vida de la ciudadanía podía ser mejor y diferente. Supuso poner en marcha una canasta de proyectos para paliar la situación de 34 millones de analfabetos que había en la región. Hoy el acceso a la educación se ha hecho generalizado en estos países, aunque falta calidad y pertinencia, es decir la educación como proyecto de vida, en palabras de Paulo Freire".

El libro tendría razón de ser en cualquier caso. Pero es especialmente indicado en este año en el que la OEI celebra su 75º aniversario. Por si ello fuera poco, en él se rinde homenaje a Noel Aguirre Ledezma, exdirector de la OEI en Bolivia y una de las voces más respetadas de la educación popular en la región. 

Su fallecimiento, en enero de 2024, motivó la reactivación de una idea que él mismo había propuesto en vida: escribir la historia de la educación popular en América Latina desde sus raíces hasta sus expresiones más actuales. Su proyecto no solo tomo vida, sino que se amplificó.

La idea inicial no era solo recopilar buenas prácticas. El objetivo, según explica Jorge Osorio, visiblemente emocionado, era también visibilizar cómo "esta pedagogía nace de la vida, de las luchas sociales, de las comunidades campesinas, obreras, religiosas y feministas que han hecho de la educación una herramienta para regenerar el tejido social". 

Presentación del libro 'La educación popular en Iberoamérica'.

Presentación del libro 'La educación popular en Iberoamérica'. OEI

Como recuerda Nélida Céspedes, la educación popular es una "semilla de esperanza" que se cultiva cuando las personas se juntan, proponen y se conciben como parte de un cambio. Porque "es importante enfrentarse a los problemas, pero también ver las posibilidades de concertación y eso desde las perspectivas de la educación popular permite defender los derechos fundamentales humanos y de la tierra".

El resultado es una obra coral que repasa la genealogía de la educación popular desde el siglo XVIII hasta los movimientos comunitarios actuales. Reconoce, además, su capacidad para adaptarse a los grandes desafíos contemporáneos, como la desigualdad, el cambio climático, la enfermedad mental, las migraciones y las crisis democráticas.

Lo deja claro Osorio: la educación popular ya no es solo para los más desfavorecidos, sino que representa una vía "para generar nuevas políticas educativas capaces de responder a los desafíos del siglo XXI". Su mirada resume la esencia de un proyecto que recupera la memoria pedagógica de la región y la proyecta hacia el futuro con una visión amplia, transformadora y profundamente humana.

Es precisamente uno de los valores de la OEI, que históricamente ha acompañado los procesos de educación popular en la región, siendo una de sus impulsoras más activas. Como gran muestra, esta publicación. A través de ella la OEI consolida su compromiso con una educación transformadora, inclusiva y con enfoque territorial.

Formación rima con transformación

Miriam Camilo, otra de las coordinadoras del libro, pone énfasis en visibilizar los aportes menos reconocidos de la OEI, especialmente su trabajo con los sectores más excluidos, a través de procesos de alfabetización centrados en los derechos, la ciudadanía crítica y el aprendizaje a lo largo de la vida. 

Por su parte, Nélida Céspedes destaca que la Organización de Estados Iberoamericanos ha sido clave en el acompañamiento a ministerios de la región para impulsar reformas educativas en beneficio de jóvenes y adultos que no finalizaron la educación básica, como ocurrió en Perú con la apertura de un departamento específico para esta población.

El compromiso es claro. Y es clave. Y alcanza a muchas más personas que las coordinadoras del libro. Como ellos, Carmen Largaespada, directora de la OEI en Honduras y Nicaragua, también destaca la herencia de Freire. Recuerda cómo defendió él la esperanza que supone una educación que equivale a liberación y transformación. 

Largaespada destaca que la trayectoria en educación popular de la organización en el país centroamericano tiene ya un camino largo, de más de 27 años, cuando se implementó una metodología basada en educación popular que ha ido evolucionando desde el programa PRALEBAH hasta su actual proyecto estrella, ALFAZÚCAR. 

Como casos de éxito, cuenta orgullosa que en uno de los pueblos "el organizador de los cursos es un muchacho de la comunidad que estudió en la universidad y ahora trabaja en educación popular en la comunidad".

También habla de un "joven con discapacidad que a través de la formación de jóvenes y adultos ha acabado primaria". Y observa que "las motivaciones de las personas mayores para estudiar pueden ser variadas, desde para leer la biblia hasta para encontrar un mejor trabajo tras haber abandonado los estudios por un embarazo". 

Beneficiario del Proyecto ALFAZUCAR de la OEI en Honduras.

Beneficiario del Proyecto ALFAZUCAR de la OEI en Honduras. OEI

Explica cómo un poco más de la mitad de quienes acceden a esta formación son mujeres, que predominan en la medida en que se avanza en educación. Y señala que esta línea de trabajo ha sido constantemente actualizada con enfoques como las habilidades socioemocionales del siglo XXI, la formación para el trabajo y la digitalización de contenidos educativos.

En este sentido la aportación de la OEI a través de esta obra es clave. Porque no solo ofrece una lectura académica, sino que proporciona un instrumento de trabajo para gestores, educadores, gobiernos y comunidades, demostrando que la educación popular es tan vigente como necesaria. Nélida Céspedes insiste en la necesidad de la formación de los educadores y de las redes de docentes impulsores del cambio.

Mirada a los orígenes

Aunque su auge suele situarse en los años 60, en consonancia con los movimientos transformadores del siglo XX, la realidad es que la educación popular hunde sus raíces dos siglos antes.

Explica Jorge Osorio que hay que trasladarse a experiencias educativas que se dirigían a los sectores más vulnerables. Y pone nombre a la inspiración: figuras como el educador venezolano Simón Rodríguez, mentor de Simón Bolívar.

El enfoque de aquel momento se basaba en la dotación de herramientas de regeneración social a artesanos, mujeres y comerciantes, a través de escuelas nocturnas o sistemas de formación primaria alternativos.

"Ya en el siglo XIX —sigue Osorio— el auge de los movimientos obreros, tanto comunistas como anarquistas, introdujo un componente político y sindical en la educación popular. Es también la época del desarrollo industrial, los puertos y las primeras formas de protección social desde la sociedad civil. Este carácter comunitario marcará para siempre el ADN de la educación popular, con fuerte presencia de la Iglesia y de redes solidarias."

En el siglo XX, sobre todo desde las décadas de 1920 y 1930, se empezó a institucionalizar políticas de educación básica obligatoria y educación de adultos. Estas leyes sentaron las bases para integrar la filosofía de la educación popular en los sistemas públicos, mezclando iniciativas estatales con propuestas de la sociedad civil.

Sin embargo, el punto de inflexión llegó en los años 60, por tres grandes influencias, según destaca Osorio. "La primera es la Revolución Cubana, que evidenció un modelo político alternativo y reforzó la idea de una educación crítica y descolonizadora. En segundo lugar, el pensamiento de Paulo Freire, centrado en alfabetizar a los campesinos no solo en lo técnico, sino en su comprensión del mundo. Su pedagogía, ligada a la teología de la liberación, introdujo conceptos clave como las situaciones límite y la educación como práctica de la libertad".

Nélida Céspedes recuerda que Freire sostenía que "la alfabetización debía ayudarnos a convertirnos en sujetos históricos y críticos de nuestra propia realidad".

Por último, influye la articulación entre activismo y producción de conocimiento, donde intelectuales y comunidades se unen para crear nuevas formas de aprendizaje. De este caldo de cultivo, surgieron las escuelas públicas comunitarias, impulsadas por organizaciones religiosas como los jesuitas y por jóvenes educadores populares.

Hoy, la educación popular se extiende más allá de la alfabetización y abraza múltiples dimensiones: derechos humanos, empoderamiento de mujeres, justicia educativa, salud mental, sostenibilidad ambiental y migraciones.

Osorio insiste en que "ya no debe entenderse solo como activismo de resistencia, sino como una propuesta integral para repensar el futuro de la educación desde lo comunitario y lo democrático".

Céspedes coincide en que "el pensamiento crítico, el diálogo y la capacidad de propuesta colectiva son fundamentales para mirar la realidad con otras lentes y defender valores como la solidaridad y el bien común".

Beneficiaria del Proyecto ALFAZUCAR de la OEI en Honduras.

Beneficiaria del Proyecto ALFAZUCAR de la OEI en Honduras. OEI

La educación popular en Iberoamérica no es una práctica del pasado, sino una respuesta viva a los desafíos del presente y una apuesta decidida por el futuro. Hoy, en un contexto marcado por brechas digitales, crisis socioambientales y exclusión educativa, sus principios resultan más vigentes que nunca.

Jorge Osorio destaca que esta educación debe entenderse como una pedagogía de futuro, no como una estrategia de emergencia. Para él, representa una forma de leer el mundo con otros ojos y de construir, desde abajo, alternativas sociales más justas, sostenibles y democráticas.

En esa misma línea, Nélida Céspedes subraya el papel crucial de las redes de educadores y de mujeres en América Latina, que impulsan cambios sociales como leyes de seguridad alimentaria o el acceso escolar de niñas y niños en zonas populares.

Por ello es fundamental la acción de la OEI, que, más allá de libros y teorías, se materializa en iniciativas concretas que responden a las realidades territoriales específicas de la región y que aplican los principios de justicia educativa, inclusión y participación comunitaria, lo que redunda en personas y grupos empoderados.

Como recordó Mariano Jabonero, secretario General de la OEI en la presentación del libro La educación popular en Iberoamérica, "vivimos momentos en los que se aprecia en la región un proceso de fatiga democrática y eso invalida el logro y la perpetuación del poder público. Y la fórmula más directa para corregirlo es la educación. De hecho, hemos lanzado una plataforma, Iberoamérica en democracia, para defenderla a través de publicaciones y personas completamente demócratas".

Proyectos que transforman

Entre los casos más representativos de educación popular se encuentran:

  • ALFAZÚCAR (Honduras)

Una iniciativa para elevar el nivel educativo de jóvenes y adultos mayores de 15 años en zonas rurales vinculadas a la industria azucarera. Con el apoyo de FUNAZÚCAR, la Secretaría de Educación de Honduras y líderes comunitarios, este proyecto combina alfabetización, educación básica y talleres de emprendimiento, beneficiando a más de 500 personas por edición.

Según Carmen Largaespada, directora de OEI en Honduras, ALFAZÚCAR es el principal programa de educación popular en el país, con financiación tanto estatal como privada, y representa la continuación de una línea de trabajo que ha atendido ya a más de 900.000 personas en 27 años.

En los últimos, se ha logrado formar a más de 500.000 individuos, con una alta participación de mujeres adultas. Muchas de ellas regresan a estudiar tras años de abandono escolar, especialmente por embarazos tempranos, buscando nuevas oportunidades laborales.

Largaespada subraya también la importancia de respetar las culturas y los ecosistemas rurales. Advierte que, aunque se presume de conectividad digital, Honduras es un país montañoso con zonas de acceso limitado a internet.

Por ello, la OEI impulsa una transformación digital adaptada, con materiales accesibles on y offline, flexibilidad horaria y propuestas curriculares que vinculan la educación con el mercado laboral.

  • De PAEBA al PIALV

El Programa de Alfabetización y Educación Básica para Jóvenes y Adultos (PAEBA), impulsado desde los años 90, logró alfabetizar a millones de personas en Iberoamérica.

Hoy, su legado continúa con el PIALV (Plan Iberoamericano de Alfabetización y Aprendizaje a lo Largo de la Vida), que promueve el aprendizaje permanente, la inserción sociolaboral y la cooperación regional.

  • Comunidad Ticuna (Brasil)

En alianza con la Universidad de Brasilia y el Ministerio de Derechos Humanos de Brasil, la OEI participa en la traducción al ticuna de los estatutos de infancia y juventud.

Esta acción no solo garantiza el acceso a derechos en lengua originaria, sino que fortalece la identidad cultural de 47 aldeas del Alto Solimões.

  • App en quechua-Collao (Perú)

La digitalización de lenguas indígenas es otro eje clave. En Perú, se desarrolla una aplicación móvil para enseñar quechua-Collao, con contenidos pedagógicos accesibles para niños, jóvenes y adultos. Esta iniciativa impulsa la educación bilingüe, la tecnología inclusiva y el respeto a la diversidad lingüística.

  • Luces para aprender

Esta iniciativa llevó conectividad y energía solar a miles de escuelas rurales en la región. Inspirado en este proyecto, se realizó el cortometraje Bienvenidos, dirigido por Javier Fesser y producido por la OEI y Películas Pendelton.

El filme retrata la transformación de una escuela andina peruana tras recibir electricidad e internet, en el marco de este proyecto, que también recibió el premio Education Wise en 2017.