Superficie calcinada como consecuencia del incendio forestal en Carballeda de Avia (Ourense).

Superficie calcinada como consecuencia del incendio forestal en Carballeda de Avia (Ourense). Brais Lorenzo EFE

Historias

Los efectos de las tormentas tras los megaincendios: "Hacen que el suelo sea mucho más sensible a los procesos de erosión"

Las precipitaciones previstas en la península podrían complicar la situación de los suelos degradados y vulnerables de los montes arrasados por las llamas. 

Más información: Fernando Valladares, científico del CSIC: "Necesitamos un pacto de Estado para esta emergencia crónica que son los incendios"

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No todos los incendios forestales son iguales, ni todas sus consecuencias —en concreto para la biodiversidad y la calidad del suelo— son las mismas. Así que el impacto que podrían tener las tormentas que la Aemet ha augurado para esta semana podrían variar, de coincidir en zona quemada.

"El problema es que, con el fuego, los suelos sufren daños físicos, químicos y biológicos bastante significativos", pues este "elimina la cubierta vegetal" y esa pérdida hace que "el suelo sea mucho más sensible a los procesos de erosión que pueden producirse por las lluvias", explica a ENCLAVE ODS Jorge Aguado, técnico del programa de Bosques de WWF España.

Antes, recuerda el experto, "cuando caía una gota, esta era retenida por las plantas del sustrato herbáceo o el matorral". Tras la devastación de las llamas, ya no hay nada que la frene y "una gota tras otra pueden generar procesos de erosión en los que también influye la pendiente".

Porque, matiza, "no es lo mismo la erosión que tenga una pendiente del 30% que una del 8%". A más inclinación, más capacidad de arrastre tendrá el agua. 

Además, Aguado advierte de que, en un contexto de megaincendios forestales y tormentas que los siguen, "lo peor que puede ocurrir es que perdamos suelo". Y eso, dice, sería devastador, pues "no es renovable, solo se recupera a muy largo plazo, a un margen geológico que no es humano".

Desestabilización profunda

¿Qué provoca esta pérdida de suelo? El portavoz de WWF insiste en que "conlleva la pérdida de vegetación y fauna futura", pues la tierra "lo sustenta todo". Por eso, indica, poniéndonos en el peor escenario, este serían "lluvias torrenciales en zonas con muchísima pendiente y que se han quedado completamente desnudas".

De hecho, como explica Fernando Valladares, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y experto en cambio climático, "la desestabilización profunda del suelo por esta desecación tremenda [que provocan los megaincendios] hace que hasta pequeños temblores se conviertan en problemas". 

Y pone como ejemplo el corrimiento de tierra de Lorca, Murcia, de 2011: "Como no había agua en el subsuelo, un temblor se convirtió en un terremoto mucho más destructivo".

Tierra quemada en un monte entre Villalís de la Valduerna, Quintana y Congosto, en León.

Tierra quemada en un monte entre Villalís de la Valduerna, Quintana y Congosto, en León. Fernando Otero EP

Valladares hace énfasis en que "muchos efectos por estos megaincendios combinan e interaccionan con otros impactos del cambio climático, como las lluvias torrenciales con riesgo de inundaciones catastróficas o las sequías en un espacio en el que no tienes vegetación para retener y generar humedad".

Apunta a que se trata de "círculos de retroalimentación negativa". Algo que, apunta el científico de CSIC, se debería "intentar parar", aunque se consigue "en el medio y largo plazo con medidas integrales, no puntuales". 

Prevención y restauración

Para frenar este suceso, especialmente con los megaincendios que se viven en la actualidad, Aguado propone, como dictamina el consenso científico-técnico, la inversión en "prevención y gestión forestal" para "evitar que esas masas vuelvan a arder en el futuro".

Y recuerda que los trabajos de restauración "no tienen por qué ser plantar". Porque explica que "muchas veces restaurar es precisamente todo lo contrario: cortar árboles".

El portavoz de WWF insiste en que en repetidas ocasiones "lo que queda tras un incendio son masas jóvenes, degradadas, que no tienen una estructura correcta, que siguen siendo muy vulnerables al fuego". Y tienen que talarse para reducir la vulnerabilidad de ese monte o bosque. 

Potencial de recuperación

La restauración, como indica la Guía técnica para la gestión de montes quemados del Gobierno de España, es clave para prevenir nuevos incendios forestales. 

Como indica Valladares, "la naturaleza tiene un tremendo potencial de recuperación" siempre y cuando se "generen las condiciones adecuadas que propicien un suelo más o menos poroso que no haya perdido del todo la fertilidad y cuya capa superficial no desaparezca por la lluvia".

Incendio forestal en la Reserva Natural Courel-Ancares,en los montes entre León y Galicia.

Incendio forestal en la Reserva Natural Courel-Ancares,en los montes entre León y Galicia. Eliseo Trigo EFE

Con todo, el investigador insiste en que "la biodiversidad tiene una gran capacidad de regeneración". De ahí la importancia que le da a la creación de corredores que permitan conectar zonas quemadas con otras sanas, para que, tarde o temprano, la flora y la fauna fluya de unas a otras. 

Por eso, Aguado insiste en lo que se hace tras un fuego: las evaluaciones han de ser rápidas y deben ponerse en marcha los protocolos que marca la guía del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO). 

Contra el abandono rural

La gestión forestal adaptativa es clave para prevenir incendios forestales. Aguado apuesta, además, por luchar con ella contra la despoblación de los pueblos. 

"Es necesario realizar prevención y no reducir el gasto en ella, sino aumentarlo", dice el experto de WWF. Además, aboga por "promover una gestión forestal a nivel de paisaje de mosaico" que combine en el territorio los "pastos, la actividad ganadera en extensivo, los bosques autóctonos, las plantaciones con aprovechamiento de madera…".

Es decir, la oenegé conservacionista busca que, en definitiva, se realice "un uso del paisaje" y se "apoye a las poblaciones locales que viven de ello". Y eso, recuerda Aguado, solo se consigue "peleando contra el abandono rural".

Bosques transformados

Sea como fuere, el resultado de los incendios avivados por el cambio climático es claro: "Los bosques están en una profunda transformación", indica Valladares.

Y añade que "nos guste o no" y "vayan en la dirección que a lo mejor no era la que nosotros pensábamos", esa es la realidad.

Vacas pastando con un incendio de fondo, en Lugo en 2023.

Vacas pastando con un incendio de fondo, en Lugo en 2023. Carlos Castro EP

"Está habiendo ya un reemplazo natural de especies más tolerantes al fuego, a la sequía, a las condiciones más extremas…", ataja. E insiste en que "vamos a perder especies, a lo mejor muy emblemáticas, que se han quedado fuera de su zona climática" con los cambios que se están produciendo en España.

Eso sí, asegura que esta situación variable "no significa que todo sea un desastre". La biodiversidad se adapta a las transformaciones que derivan de la crisis ecológica. 

"Hay que entender que los pinos y los eucaliptos son una mala idea en el entorno nuevo en el que estamos", apunta.  Y zanja: "Debemos ir enriqueciendo los bosques con otras especies; y esto requiere intervención y acción directa".

Y, sobre todo, necesita de "alianzas con la naturaleza", es decir, que se entienda "cómo funciona para favorecer que los procesos vayan lo más rápido posible".