
El actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump.
Del nuevo adiós a París a la pesca en zonas protegidas: los 'atentados' de Trump contra el cambio climático
El presidente de EEUU anunció hace unos días que retiraría "presión" a la industria pesquera, permitiendo la actividad comercial en aguas del Pacífico.
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Habemus nuevas noticias desde la Casa Blanca, aunque ya, desgraciadamente, no son dignas de sorpresa. Con una comunidad internacional casi anestesiada ante las decisiones de un presidente de los Estados Unidos encaminado hacia la postura del negacionismo, se puede decir que Trump lo ha vuelto a hacer.
En un nuevo revés hacia las políticas climáticas, el pasado jueves 17 de abril anunció su intención de permitir la pesca comercial en una de las mayores reservas oceánicas del mundo, introduciendo por primera vez en más de una década operaciones industriales en un área salpicada de atolones coralinos y poblada por tortugas marinas y ballenas en peligro de extinción: el Monumento Nacional Marino del Patrimonio de las Islas del Pacífico.
Con esta decisión, Trump sigue en su línea "interesada de negar la existencia del cambio climático", tal y como sentencia a ENCLAVE ODS Olga Alcaraz, directora del Grupo de Gobierno del Cambio Climático (GGCC) de la Universidad Politécnica de Cataluña. Para la experta, "tanto Trump como su equipo son plenamente conscientes de la problemática existente" en lo que a medio ambiente se refiere, "pero no les interesa reconocerlo".
"Lo que hace es rechazar la mayor para poder continuar con sus políticas extractivistas. Intenta frenar el conocimiento, y esto es gravísimo, es un atentado al conocimiento científico, es negar la evidencia, con fines únicamente lucrativos y respondiendo solamente a sus intereses particulares y a los de la gente que la está respaldando. Y, por lo tanto, estamos ante una situación que es muy grave", afirma Alcaraz.
Pero esta no es la primera vez que el mandatario atenta contra el cambio climático. La salida del Acuerdo de París, el bloqueo de fondos o la apuesta por los combustibles fósiles son algunas de las decisiones que ha tomado Trump durante sus dos períodos como presidente de los Estados Unidos y que están llevando al país, según Alcaraz, a una "pérdida de competitividad frente a China y otras potencias mundiales en tecnologías renovables".
Amenazas a áreas protegidas
No es la primera vez que Trump pone en jaque un área delicada. El de nuevo presidente también impulsó la explotación de recursos naturales en zonas hasta entonces protegidas. En Alaska, se abrió a la perforación petrolera el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico (ANWR), una región clave para especies como el oso polar y el caribú.
Simultáneamente, se recortaron en más de dos millones de hectáreas el tamaño de dos monumentos nacionales en Utah: Bears Ears y Grand Staircase-Escalante. Esta acción, sin precedentes, fue duramente criticada por comunidades indígenas y ambientalistas.
Golpe al consenso climático
El 1 de junio de 2017, Trump anunció la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París, argumentando que el pacto internacional perjudicaba a la economía estadounidense. Esta decisión, formalizada en noviembre de 2020, marcó un punto de inflexión: el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo abandonaba unilateralmente su compromiso con la mitigación global del calentamiento.
Además de retirarse del acuerdo, la Administración suspendió el aporte comprometido de 3.000 millones de dólares al Fondo Verde para el Clima, una medida que dejó sin recursos vitales a programas de adaptación en países vulnerables.

El presidente estadounidense Donald Trump presenta una orden ejecutiva durante el desfile inaugural en EE.UU. REUTERS
Ahora, en el año 2025, el dueño del despacho oval vuelve a la carga. En su primer día de mandato, el presidente firmó una orden ejecutiva para que, de nuevo, Estados Unidos se retirase del Acuerdo de París. Tal y como apunta Alcaraz, en la comunidad internacional "ya están acostumbrados a las idas y venidas de EEUU" pero, aun así, "no deja de ser una mala noticia".
Por suerte, "todo lo que se tenía que aprobar ya está aprobado", continúa la experta. "Ahora estamos en una fase de implementación, y en la mayoría de países y la gran parte de la población mundial son partidarios de que se lleve a cabo una acción climática decidida y, por lo tanto, a mi modo de ver, esto va a seguir. El problema es que quizás no vaya tan rápido como es necesario", completa.
Manhattan sin restricciones
Durante la tarde del pasado miércoles 19 de febrero, la Administración Trump lanzó un mensaje claro al país: la contaminación del aire no importa. Esto es lo que implica la retirada de apoyo federal del programa de restricciones medioambientales de la ciudad de Nueva York, que se anunció ese mismo día.
El peaje que impide la entrada en Manhattan al tráfico rodado sin pasar por el cajero antes y que evita las congestiones en el centro de la isla ve sus días llegando a su fin. Algo que la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, vio como una afrenta contra la clase trabajadora y contra la propia ciudad.
Retroceso en energía limpia
En 2019, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) derogó el Clean Power Plan, piedra angular de la política climática de Obama. Fue reemplazado por la norma Affordable Clean Energy, que trasladó a los estados la decisión de regular las emisiones de las plantas de carbón. Como consecuencia, se relajaron los límites y aumentaron las emisiones proyectadas.
Ese mismo impulso desregulador se vio reflejado en los estándares de emisiones para vehículos. En abril de 2020, se aprobó una norma que congelaba la mejora de eficiencia de combustible, lo que supondrá, apuntan los expertos, 900 millones de toneladas extra de CO₂ para 2030.
El agua, en el punto de mira
En abril de 2020, se sustituyó la regla Waters of the United States (WOTUS), que había ampliado la protección de humedales y arroyos menores. La nueva norma, llamada Navigable Waters Protection Rule, excluyó millones de kilómetros de cauces de la regulación federal.
Otra medida alarmante fue la derogación, en 2017, de la Stream Protection Rule, que había establecido límites a la contaminación de fuentes hídricas por parte de la minería de carbón. Su eliminación facilitó los vertidos en cursos de agua cercanos a explotaciones mineras.
Combustibles fósiles
En 2018 se propuso el mayor plan de explotación offshore de petróleo y gas, abriendo más del 90% de las aguas federales a la exploración. Esta medida fue rechazada por varios estados costeros, pero sentó un precedente que aún tiene consecuencias.
Ya durante este segundo mandato de 2025, Trump ordenó la congelación de miles de millones de dólares en subvenciones climáticas previamente aprobadas, entre ellas las del Greenhouse Gas Reduction Fund. Este golpe financiero paralizó proyectos de energía limpia y justicia ambiental en todo el país.