
Un grupo de niñas sentadas sobre la tierra.
72 casos nuevos de mutilación genital femenina en Canarias: este es el estado de una práctica pendiente de ser erradicada
En el Día Mundial de Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina, ENCLAVE ODS analiza la situación global de la ablación que viola los DDHH.
Más información: 3.600 niñas en España en riesgo de sufrir mutilación genital: así se lucha contra ella en todo el mundo
A nivel internacional, se estima que la mutilación genital femenina (MGF) sigue afectando a más de 230 millones de mujeres y niñas, según datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En concreto, esta violación de los derechos humanos se concentra en 30 países de África, Oriente Medio y Asia.
En España, por ejemplo, más de 3.600 niñas residentes se encuentran en riesgo de sufrir mutilaciones. Este dato, explica el informe La Mutilación Genital Femenina en España, elaborado por la Fundación Wassu y la Universidad Autónoma de Barcelona, se intensifica en la ciudad condal, donde se registra el número más elevado (746,14 menores).
De hecho, en el último año, tal como alerta la organización Medicus Mundi en el Día Mundial de la Tolerancia Cero a la Mutilación Genital Femenina, el Servicio de Salud de Canarias ha identificado un repunte de 72 nuevos casos detectados en las islas. Y aunque la preocupación está ahí, también se encuentra en las 5.000 mujeres y niñas que podrían estar en riesgo en el resto del territorio.
Y es que, pese a ser una práctica dentro del espectro de la violencia de género y estar tipificada en el Código Penal español, la creciente población migrante proveniente de países donde la MGF continúa siendo una medida habitual ha encendido las alarmas.
Extendido en el tiempo
"Se hacía de generación en generación. Si te negabas, decíamos que no respetabas las normas sociales", contaba Coumbayel Mballo, una antigua responsable de las mutilaciones en su comunidad en Senegal, en declaraciones a ENCLAVE ODS.
Era, añade Thiékédié Mballo, otra antigua comadrona —como se denomina a estas mujeres que practican la MGF en sus regiones—, "una oportunidad para educar a las niñas: organizábamos una ceremonia una vez al año en el pueblo con unas 20 adolescentes".
Este rito, aunque abandonado en el país en 1999 con la entrada en vigor de la ley que lo prohíbe, duraba dos meses. Las mutiladas, durante su periodo de curación, eran encerradas y sometidas a castigos como llenar una palangana de lágrimas. Así, "se les enseñaba a someterse a los hombres", asegura Thiékédié.
Tipos de MGF
De acuerdo a informaciones de la OMS, se trata de una práctica considerada internacionalmente como una violación de los derechos humanos de las mujeres y las niñas. Lo identifican como una forma extrema de discriminación y señalan cuatro tipos principales:
Tipo 1. Resección parcial o total del glande del clítoris (la parte externa y visible, que es la zona sensible de los genitales femeninos) y/o del prepucio o capuchón del clítoris (el pliegue de piel que rodea el glande).
Tipo 2. Resección parcial o total del glande del clítoris y los labios menores (los pliegues internos de la vulva), con o sin escisión de los labios mayores (los pliegues cutáneos externos de la vulva).
Tipo 3. Estrechamiento de la abertura vaginal, que se sella cortando y recolocando los labios menores o mayores, a veces cosiéndolos, con o sin resección del prepucio o capuchón y del glande del clítoris.
Tipo 4. Cualquier otro procedimiento lesivo de los genitales femeninos con fines no médicos, como la punción, la perforación, la incisión, el raspado o la cauterización de la zona genital.
Esta ablación, subrayan desde la OMS, no brinda ningún beneficio para la salud, sino al contrario. Implica la escisión y lesión de tejido genital femenino "sano y normal", e interfiere en las funciones naturales del cuerpo.
Las complicaciones inmediatas pueden incluir dolor intenso, hemorragias o incluso la muerte y, a largo plazo, puede derivar en problemas urinarios, vaginales, menstruales o sexuales, además de mayores complicaciones en el parto.
Se practica principalmente a las niñas, en algún momento entre la lactancia y la adolescencia y, en determinados casos, a mujeres adultas. Los motivos difieren en función de la región y la época, pero, generalmente, responde a una mezcla de factores socioculturales enraizados en las familias o las comunidades.
Hay quienes lo consideran una convención o norma social, en donde la presión de la sociedad interviene en términos de aceptación o temor al rechazo de la comunidad. También existen otros pensamientos, como el de Thiékédié, que consideraba la MFG como una parte necesaria de la crianza de las niñas y una forma de prepararlas para la vida adulta y el matrimonio.
MGF en España
En lo que respecta a la mutilación genital femenina, conseguir información exacta es un abstracto. El motivo, cuenta Yaiza Schamann, ginecóloga y técnica de la Dirección General de Programas Asistenciales del Gobierno de Canarias, en declaraciones a Canarias 7, está en que es "muy difícil de detectar y, por tanto, no tenemos datos reales".
Aunque lo que sí pueden confirmar es que, por el momento, "no consta que se haya realizado en las islas, sino en los países de origen", pero se identifica una vez estas mujeres y niñas pisan el territorio español. En su procedencia, señala, la mayoría de las personas susceptibles a sufrir esta intervención son nativas de Senegal, Mauritania, Nigeria, Guinea, Guinea-Bisáu, Ghana, Mali y Sierra Leona.

Una mujer sujetando las láminas con las que se practica la MGF. REUTERS
Por este motivo, en España se identifican dos perfiles. Por un lado, las mujeres que llegan ya mutiladas y, por otro, aquellas menores a las que todavía no se les ha realizado esta práctica, pero corren el riesgo de sufrirlo cuando sus familias las lleven de viaje a sus países de origen. En este último caso, la cifra asciende hasta 900 niñas de menores de 14 años en Canarias.
El problema de estos viajes, explican desde Medicus Mundi, radica en que "aún demasiadas familias las presionan para que les practiquen esta ablación". De ahí que el propio Servicio Canario de Salud haya desarrollado un protocolo que obliga a todos los padres y madres o tutores a firmar un documento en el que se comprometen a que la menor se sufra esta práctica.
Además, el pasado enero de este mismo año los juzgados de violencia de género asumían nuevas competencias, entre las que se incluían los casos de MGF, matrimonios forzosos o la trata con fines de explotación sexual. Así, esta reforma legal pretende garantizar una respuesta más eficaz y rápida para las víctimas, donde las penas oscilan entre los 6 y los 14 años de prisión y las personas responsables pueden perder la patria potestad de las afectadas.
La situación global
El pasado año Gambia amenazó con convertirse en el primer país del mundo en despenalizar la mutilación femenina. Sin embargo, este intento de revocar la ley que ilegalizó la ablación en 2015 se paralizó en julio de 2024, cuando reafirmaron su prohibición sobre la MGF.
En aquel momento, fueron muchas las mujeres que, como Fatou Jallow, defendieron que la mutilación genital femenina se mantuviera en el pasado: "Yo lo sufrí cuando era niña, sin la posibilidad de decidir sobre mi cuerpo. Ahora lucho para que ninguna otra mujer tenga que pasar por lo mismo".

Gambianos protestan contra un proyecto de ley destinado a despenalizar la mutilación genital femenina mientras el parlamento debate el proyecto de ley en Banjul, Gambia, el 18 de marzo de 2024. REUTERS
Algo más al sureste del continente africano, Liberia encuentra en el 2025 una oportunidad para erradicar definitivamente esta práctica. En febrero de 2022, el Gobierno anunciaba una suspensión temporal de la MGF por un período de tres años. Fue una medida posible a través de un acuerdo con las mandatarias de la sociedad secreta femenina conocida como Sande, responsable de llevar a cabo esta ablación en gran parte del territorio.
Aunque este será un año de decisiones para el país, por el momento se desconoce qué ocurrirá con Liberia. Lo que sí se puede adelantar es que el Gobierno se ha comprometido a promulgar leyes para abolir la MGF e implementar medidas que prohíban esta práctica, pero para conocer su veredicto final habrá que esperar al término de esta moratoria.
Por su parte, Etiopía ha intensificado sus esfuerzos para erradicar esta ablación y se han puesto el objetivo de eliminarla durante este curso. Y es que, si bien es cierto que se trata de una práctica prohibida en el país desde 2004, su incidencia sigue siendo alta, especialmente si ponemos el foco en regiones como Afar y Somalí, donde afecta a 9 de cada 10 mujeres, según la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
En pro de este propósito, desde Medicus Mundi están implementando talleres de sensibilización que abarcan a más de 4.000 mujeres rurales en la región somalí. Un proceso en el que, explican desde la organización, también participan los líderes religiosos para promover las campañas de sensibilización, aprovechando su posición de influencia.
La alternativa que les ofrecen a estas mujeres que practican la circuncisión, tanto en términos económicos como de proyecto de vida, es un carro con un burro en línea con su tradición pastoralista, es decir, son nómadas y viven del pastoreo.
Al otro lado del globo, Colombia también es víctima de esta ablación, especialmente en lo que respecta a las comunidades indígenas. Allí, tal como aseguraba la lideresa Juana Yucuna frente al Congreso, erradicar esta práctica se ha convertido en un compromiso conjunto: "No podemos seguir permitiendo que nuestras niñas crezcan con miedo y dolor. La cultura no debe estar por encima de los derechos humanos".