Una pareja de bomberos observan la fachada principal del edificio incendiado, a 23 de febrero.

Una pareja de bomberos observan la fachada principal del edificio incendiado, a 23 de febrero. Manuel Bruque EFE

Historias

Poliuretano, roca o aluminio: qué falló en la 'triada' de la eficiencia energética para que ardiese el edificio de Valencia

El siniestro ha reavivado el debate sobre la seguridad constructiva en un contexto en el que el 90% de los edificios del país son anteriores al CTE.

23 febrero, 2024 19:52

En la tarde del jueves, 22 de febrero, el cielo valenciano se tiñó de rojo con el incendio de un edificio de 14 plantas en el barrio de Nou Campanar. El siniestro, que hasta el momento se ha cobrado la vida de nueve personas, ha desplegado a servicios de emergencia, bomberos y autoridades que trabajan para enfriar el bloque, cuyo revestimiento podría ser la razón por la que las llamas lograron devorar las viviendas en menos de una hora.

Los exteriores del complejo residencial estaban construidos con lo que se conoce como fachada ventilada, un tipo de sistema ampliamente utilizado en España basado en la creación de una cámara de aire entre el aislamiento térmico y la estructura de aluminio más superficial. Como puente entre ambas, se instalan varios paneles de distintos materiales que, como aseguran los expertos, pueden ser más o menos resistentes a las llamas.

Por razones que aún se desconocen, la fachada del bloque era gasolina esperando a arder. Los indicios "apuntaron inicialmente al poliuretano como el causante de la voracidad de las llamas y el color del humo, porque ya lo había presenciado en otras situaciones similares en incendios en polígonos industriales", apunta Esther Puchades, vicepresidenta del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Valencia (Cogitival) y encargada de peritar el edificio.

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Esta fue la explicación más extendida durante las 24 horas posteriores al incendio, dado que el poliuretano "no es inflamable pero sí combustible" de forma que "si acercas una llama y lo calientas, se derrite, se hace líquido, se genera llama y gotea en su combustión""[Cuando se construyó el edificio siniestrado] no estaba tan extendida la mala fama del poliuretano. Hoy no se utiliza, al menos no de esa forma", explicaba esta especialista ayer en la televisión valenciana.

Sin embargo, investigaciones recientes apuntan en otra dirección después de que el Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Valencia (COAT Valencia) asegurase que en el certificado final del proyecto no se menciona este material, sino otro tipo de aislante que ha sembrado aún más dudas entre los expertos, precisamente debido a que es ignífugo y no reacciona a las altas temperaturas, como sí hace el plástico.

Una fachada lista para arder

Actualmente se baraja la posibilidad de que la fachada estuviera revestida con lana de roca. Según las declaraciones del Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Valencia (COAT Valencia) recogidas hoy por La Vanguardiael proyecto de construcción contemplaba que el aislante no fuera de "poliuretano" sino de este material.

La roca se utiliza con frecuencia para fabricar el núcleo de los paneles (denominados 'sándwich') en entornos que necesitan una seguridad especial en caso de incendio, gracias a que aporta una mayor resistencia al fuego. El bloque se construyó de 2005 a 2009 y fue promocionado como un bloque de lujo con "fachadas revestidas de un innovador material de aluminio". No obstante, en la práctica solo tendría 0,5 milímetros de grosor de este frente a los 5 milímetros del aislante térmico empleado, aún por confirmar. 

En los últimos años, el poliuretano se ha visto gradualmente sustituido por materiales de origen natural como la roca o el vidrio que proveen un aislamiento térmico igualmente eficaz y que refuerzan la seguridad frente a los incendios, ya que su naturaleza inorgánica "los hace incombustibles", comenta al respecto el decano del COAM, Sigfrido Herráez: "Estas alternativas pétreas están en alza y cada vez las vemos más en las fachadas de ladrillo visto". 

Estos materiales orgánicos, como ya explicó hace un año Miguel Ángel Gallardo, presidente de AFELMA, en este periódico, "son los aislamientos más utilizados en los países de la UE, que tienen una normativa edificatoria más exigente que la española". Según él, "son duraderos, saludables y sostenibles, y forman parte de un proceso de economía circular acreditado" de manera que "tras su uso pueden ser de nuevo reciclados o reutilizados". 

Tanto el poliuretano como la roca cumplen con las normativas europeas de seguridad contra los incendios, si bien es cierto que dentro de los paneles 'sándwich' existen diferentes grados de combustibilidad. Así, hay productos aislantes de poliuretano con diversas clasificaciones, desde B-s1-d0 (es decir, con una contribución muy limitada al fuego, producción baja de humos y sin producción de partículas inflamadas) hasta la F (sin determinación), conforme a la norma UNE-EN 13501.

Durante años, el poliuretano se ha defendido desde la industria como un material resistente que no contribuye a la propagación de la llama —se compara su reacción con la de otros materiales naturales como el algodón, el corcho o la madera—. Con el tiempo, sin embargo, han surgido otras opciones como la lana de roca, considerada actualmente la opción más segura del mercado

¿Si estos materiales garantizan un aislamiento más eficiente y no pueden arder, qué falló en Valencia? Por el momento, no hay nada confirmado, pero los expertos insisten en no crear una alarma innecesaria en torno al poliuretano —"es un buen material y debe utilizarse siguiendo las instrucciones del fabricante", subrayan desde Cogiti— o la lana de roca. De confirmarse la presencia del segundo material, el peso de la investigación recaería en el 'efecto chimenea' provocado por la cámara de aire y en las características del panel de aluminio. 

Hogares y eficiencia energética

El incendio del bloque de Nou Campanar ha reavivado el debate sobre la seguridad de  las construcciones en España, donde un 10% de los hogares del país presenta una situación de pobreza energética. Además, el 90% de los edificios construidos son anteriores al último Código Técnico de la Edificación, CTE, y un 60% son anteriores a la aplicación de la NBE-CT 79, la primera normativa de construcción que incluye criterios de eficiencia energética en España.

Esto ha colocado al país frente al reto de rehabilitar 1,2 millones de viviendas de aquí a 2030 (7 millones en 2050) y adaptarlas al modelo de eficiencia energética que marca la Unión Europea. En España, como uno de los Estados miembros de la UE comprometidos con los objetivos de reducción de emisiones, el aislamiento térmico es uno de los sistemas pasivos más importantes a la hora de ahorrar energía, ya que permite reducir en más de un 50% el recibo de la luz.

Para que los edificios consuman menos, resulta imprescindible fomentar su correcto aislamiento, y los materiales más comunes para lograrlo son precisamente el poliuretano (PUR), la roca, el vidrio y las lanas minerales. La elección de un aislante u otro depende de factores como el tipo de edificación, consideraciones de seguridad y el presupuesto de la obra.

Además, los paneles pueden incorporar en su interior una capa retardante del fuego, si bien actualmente se desconoce si esta capa se usó o no en el edificio de la calle Maestro de Rodrigo. Ante las incógnitas planteadas por el incendio, los expertos aseguran que es pronto para tener conclusiones. "No podemos asegurar que sea ningún material en concreto hasta que no concluya la investigación", recuerda Puchades.

"En base a mi experiencia, lo que está claro es que alguno de los materiales de la fachada tiene componentes plásticos, y se inflamó rápidamente, dejemos trabajar ahora a los profesionales para aclarar las causas de este siniestro", afirma la experta, quien ya anteriormente realizó actuaciones de peritaje en el inmueble por algunas incidencias que, puntualiza, "no tienen nada que ver con la licencia de obras ni con la legalización del edificio".

Ya sea un material u otro el utilizado en la construcción, "tampoco creo que esto haya pasado por una cuestión de ahorro", plantea Sigfrido Herráez. Y añade: "De hecho, no parece una fachada barata. Los arquitectos optarían por el método que más seguro y eficiente vieron en aquel momento, pero está claro que hay que revisar qué ha pasado. El viento fue determinante, seguro, como también hay que considerar que el fuego no se propaga de la misma forma en un edificio de tres plantas que en uno de 14. Habrá que esperar".