Imagen en un momento de la entrevista con los miembros de Nuevo Futuro.

Imagen en un momento de la entrevista con los miembros de Nuevo Futuro. David Morales

Historias

Más allá del evento solidario de El Rastrillo: esta es la infancia que protege la organización española Nuevo Futuro

Educación, acogimiento, salud mental y emancipación para niños, niñas y adolescentes en extrema vulnerabilidad.

Más información: Aumenta la pobreza infantil mientras la economía crece en España: "Se está dejando atrás a los hogares con niños"

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Educación, acogimiento y emancipación para niños, niñas y adolescentes que no pueden crecer con sus familias.

Escuchar hablar de Nuevo Futuro suele llevar inevitablemente a El Rastrillo, ese evento solidario que cada mes de diciembre convierte la venta de mil y un objetos en una cita social imprescindible.

Esa es la imagen más conocida. Pero hay otra, menos visible y mucho más decisiva: la que define el verdadero carácter de la entidad. La del acompañamiento educativo y el acogimiento de menores en situación de extrema vulnerabilidad.

La labor de Nuevo Futuro se centra en garantizar el bienestar de niños y niñas que no pueden seguir viviendo con sus familias.

Lo hace a través de programas de acogimiento familiar y residencial, recursos educativos específicos y proyectos de emancipación para jóvenes que han pasado por el sistema de protección. Atención directa y enfoque social se combinan con un objetivo claro: ofrecer oportunidades reales de desarrollo, autonomía e inclusión.

Al frente de la organización está Miriam Poole, directora general desde hace 14 años y profesional con una larga trayectoria en el ámbito educativo.

Ha trabajado en integración de niños con discapacidad en colegios normalizados, ha sido orientadora y ha participado en proyectos de investigación vinculados a la mejora de los servicios sociales y la salud mental infantil, tanto en la Universidad de Cádiz —su ciudad de origen— como en Madrid.

"Conseguimos muchos proyectos de investigación relacionados con la mejora de los servicios sociales y la salud mental de la infancia", recuerda.

Miriam Poole, directora general de Nuevo Futuro.

Miriam Poole, directora general de Nuevo Futuro. David Morales

Nuevo Futuro nació en 1968, impulsada por voluntarias de la alta sociedad madrileña que colaboraban en un gran orfanato de la capital. Allí comprobaron que los niños institucionalizados no se desarrollaban igual que aquellos que crecían en familia.

La respuesta fue revolucionaria para su época: sacar a los menores del orfanato y crear hogares pequeños, para no más de ocho o nueve niños, atención individualizada y un entorno familiar.

"Fue una iniciativa pionera en España y en Europa", explica Poole. "Los resultados fueron tan positivos que su ejemplo se extendió a casi todas las comunidades autónomas y a otros países".

Hoy, sigue el mismo modelo. Pero la Organización cuenta con presencia en 13 comunidades autónomas y sedes en Colombia, Perú, Santo Tomé y Príncipe y Portugal. Solo en 2024 atendió a más de 2.000 menores. La cifra es relevante, teniendo en cuenta que en el sistema de tutela en España hay unos 17.000 niños y niñas que han perdido la protección de sus familias.

Miriam Poole en un momento durante la entrevista.

Miriam Poole en un momento durante la entrevista. David Morales

Cada menor que llega a un hogar cuenta con un educador o tutor de referencia. "Es una persona que conoce su vida, hace seguimiento de su evolución y se ocupa de acompañarle en sus objetivos", explica la directora general.

Desde los 14 años, además, se trabaja específicamente la autonomía y la transición a la vida adulta, uno de los grandes retos del sistema.

La media de edad en los hogares ronda los 12 años, en línea con una legislación que busca que en 2028 no haya menores de seis en centros residenciales, límite que en 2030 subirá a los diez.

"En Cádiz, por ejemplo, eso ya se ha conseguido", apunta Poole. "Es una ciudad especialmente solidaria, donde el tejido social y familiar tiene un peso enorme".

Pregunta: Además, es importante vuestro programa de acogimiento familiar.

Respuesta: Por mucho que hagamos para crear ambiente familiar, por mucho que trabajemos para que nuestros hogares estén llenos de cariño de educadores y voluntarios, es muy importante que tengan experiencias con otras familias, que se los lleven algún día a comer, algún fin de semana, en vacaciones.

Es bueno para su crecimiento que conozcan el funcionamiento de la familia y que construyan una red de amistades más allá de los hogares. Es muy difícil que estos niños y niñas tengan con nosotros la representación de la figura de una madre o de un padre, porque en realidad ya los tienen. 

P.: ¿En algún momento vuelven con ellos?

R.: Pueden volver si su familia trabaja con los servicios sociales y consigue rehabilitarse, con garantías. Pero sucede en un porcentaje muy pequeño. En España se tutela bastante in extremis.

También se da el caso de que una familia los acoja para siempre. Aunque nuestro país, que es muy solidario, no lo es de acogida. Nos falta un poco de cultura de acogimiento y en eso estamos trabajando oenegés, administraciones y gobiernos.

La adolescencia supone uno de los momentos más delicados. Las fugas de los hogares son habituales y los conflictos se intensifican. "Aquí no puedes trabajar como con un adolescente en una familia normalizada", explica la directora. "Hay que hacerlo desde la escucha, con método, objetivos claros y mucha estructura".

Antes de la Navidad —sigue Poole—, por ejemplo, hicimos una fiesta en uno de los hogares y vinieron más de 30 de nuestros ex tutelados. En el éxito, tienen mucho que ver los educadores.

Es una profesión totalmente vocacional y engancha porque trabajan desde la afectividad consciente: te quiero y, como te quiero, tengo que hacerte entender el momento en el que estás y lo que necesitas conseguir. Tienes que hacerles comprender su situación.

Y son situaciones francamente complejas, de mucha violencia, mucha agresión, también sexual, abusos y problemas de salud mental de las familias... No es fácil hoy en día retirar la tutela a unos padres. O sea que cuando eso ocurre es por causas francamente graves, irreversibles; la más común es el abandono. 

Miriam Poole, directora general de Nuevo Futuro.

Miriam Poole, directora general de Nuevo Futuro. David Morales

P.: ¿Contáis con servicios específicos para cuidar la salud mental de estos niños?

Eso se lo pedimos a Reyes Magos. Nos hace falta; muchos de los fondos privados que conseguimos los dedicamos a ese tema. Telefónica nos ayudó mucho, pero perdimos esa subvención.

Hay niños que necesitan una atención mínima de dos días a la semana. No puedes dejarlos. Para esto buscamos recursos privados, de donde sea. Tenemos un gravísimo problema. Hay comunidades autónomas donde cuentan con psicólogos en los equipos educativos de los hogares.

En nuestro caso, debemos recurrir a subvenciones privadas. Buscamos gabinetes donde nos cobren menos precios o lo que sea… Es importante porque, por ejemplo, tenemos chicos y chicas con hábitos autolíticos. Muchos. ¿Cómo no vamos a procurarles dos y tres días de consulta externa? Esto ya es muy grave. De hecho, requieren vigilancia 24 horas. 

Las cifras cantan. Dentro del sistema de protección hay aproximadamente 51% en acogimiento familiar y un 49% en acogimiento residencial.

"Son cifras un poco mediatizadas —aclara Miriam— por el tema de los menores migrantes no acompañados, que tienen una media de edad de unos 14 años y son más difíciles de acoger en una familia. Eso no quiere decir que sea imposible, y hay muchas experiencias muy buenas. Pero lo cierto es que las familias de acogida prefieren edades más tempranas".

Más allá de la mayoría de edad, Nuevo Futuro impulsa hogares de emancipación para jóvenes mayores de 18 años. Espacios clave para evitar que el paso a la vida adulta se convierta en un salto al vacío.

En España, casi la mitad de los jóvenes que salen del sistema de protección quedan en situación de vulnerabilidad, y muchas chicas sufren además una doble desventaja por roles de género tradicionales y menor acceso al empleo.

La organización aporta no solo recursos materiales, sino también un sólido respaldo pedagógico y profesional que garantiza la eficacia y sostenibilidad del proyecto.

Un ejemplo es el eco-hogar de Villanueva del Pardillo —donde se produce esta conversación—, con espacio para ocho jóvenes y que tiene una historia preciosa. "Fue la donación de una persona adoptada que quiso devolver a la sociedad lo feliz que había sido", cuenta Poole.

Allí, además de alojamiento, se fomenta el aprendizaje cotidiano: huerto, gallinas, contacto con la naturaleza y un entorno no institucionalizado. "Cuando están preparadas, se les da la suelta", dice con una sonrisa.

Aránzazu González,  responsable del recurso de emancipación en el Eco-Hogar de Villanueva del Pardillo, junto a Imane Larhzal, una de las jóvenes que reside en el eco-hogar de Villanueva del Pardillo.

Aránzazu González, responsable del recurso de emancipación en el Eco-Hogar de Villanueva del Pardillo, junto a Imane Larhzal, una de las jóvenes que reside en el eco-hogar de Villanueva del Pardillo. David Morales

Aránzazu González, responsable del recurso de emancipación en el eco-hogar de Villanueva del Pardillo, aclarará que varias de las chicas que viven en él trabajan, por ejemplo, en hostelería.

Es cierto que la zona está un poco alejada de Madrid, pero hay un autobús cerca y tienen acuerdos con empresas de VTC que les ofrecen tarifas especiales nocturnas.

"Tratamos de que vayan viviendo de manera independiente. Las educadoras tienen una presencialidad todos los días como supervisoras, de que acudan al trabajo, que sean puntuales… Hacemos ese acompañamiento educativo, pero siempre persiguiendo su vida independiente".

Se adaptan a las necesidades de cada una. De manera que las "que vienen con un proyecto de estudios, buscamos que lo continúen. Pero el empleo es un pilar muy importante, porque la idea es que ahorren lo más posible para acceder al mercado de la vivienda. Suelen trabajar en hostelería y en comercio y velamos que no pierdan el empleo".

Aránzazu González, responsable del recurso de emancipación en el Eco-Hogar de Villanueva del Pardillo.

Aránzazu González, responsable del recurso de emancipación en el Eco-Hogar de Villanueva del Pardillo. David Morales

Imane Larhzal, de 19 años, es una de esas jóvenes. Ahorra y sueña con estudiar veterinaria. Mientras, trabaja como camarera. Llegó a España desde Marruecos con su hermana menor.

Hoy ambas piensan en un futuro mejor. Ya creían en un futuro mejor el día en que se madre las despidió en el aeropuerto. No piensan volver. Ambas se consideran ya españolas.

P.: ¿Cómo le contáis a los niños su propia historia?

R.: Eso es complicado. Pero hemos desarrollado un programa muy bonito asociado a lo que llamamos el libro de familia. Es un libro de vida maravilloso, donde el niño o la niña van narrando su historia a través de imágenes y viñetas, poniendo en valor a su familia. Va reciclando de manera positiva lo que le ha ocurrido.

P.: España es el país de Europa con mayor pobreza infantil.

R.: Pero no quiere verse. O sea, si no se ve en los medios de comunicación, la gente no se sensibiliza. Es brutal. De ahí que sea tan importante dar a conocer, en nuestro caso, los problemas de los menores que están en el sistema de protección, sus dificultades y su necesidad de ayuda y voluntariado.

Por eso pedimos familias que dediquen un día al mes a sacar a comer a un niño que si no va a pasar el fin de semana solo en una casa con un educador…

Imane Larhzal, de 19 años, reside en el eco-hogar de Villanueva del Pardillo.

Imane Larhzal, de 19 años, reside en el eco-hogar de Villanueva del Pardillo. David Morales

P.: ¿Eso cómo funciona? ¿Te comprometes a sacar a un niño o a una niña todos los sábados al cine o todos los sábados a comer, o vas cambiando de niño?

En la web de Nuevo Futuro hay un teléfono donde informan de los hogares con niños o niñas que necesitan una familia que les saque, porque pasan sus vacaciones, sus navidades, su fin de semana solos. No merece la pena que ese niño te conozca y no vuelva a verte.

Lo bueno sería acogerle por lo menos un día o un fin de semana al mes, para que te conozca, conozca a tu familia y vaya enganchándose. Y al final va a ser más importante lo que te va a aportar el niño o la niña a ti y a tu familia, a tus hijos y a tu vida que lo que tú le vas a aportar a ellos.

Por eso, Miriam pide a los Reyes Magos más familias voluntarias que saquen a los niños de los hogares de acogida. Pero también pide financiación de empresas para sus programas. Y especialmente se centra en el de acompañamiento a la vida adulta.

"Necesitamos que nos ayuden pensando en todos esos niños y esas niñas que han salido y van a salir de Nuevo Futuro a los 18 años, que no tienen una red familiar suficiente y que desean trabajo y una casa donde vivir. No podemos dejarlos solos". 

P.: Miriam, cuenta algún caso de éxito.

R.: Hay unos cuantos. Los más importantes son los de chicos y chicas que fueron acogidos, que han terminado su formación superior y que hoy son educadores, una psicóloga y gente en las oficinas que ahora trabajan en Nuevo Futuro. 

Mientras Miriam Poole habla, las gallinas del eco-hogar se asoman curiosas a la puerta del jardín. Un detalle casi simbólico de un modelo que demuestra que cuidar, educar y acompañar transforma vidas. Mucho más allá de El Rastrillo.