El presidente de Castilla-La Mancha, el socialista Emiliano García-Page, con un estado de ánimo que ha definido como de "total desolación", ha hecho suyas este viernes las palabras del pasado miércoles del presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y ha acusado a Pedro Sánchez de "mercadear con la soberanía nacional", al pactar con Junts, el partido de Carles Puigdemont, la cesión de las competencias de inmigración. "Sinceramente, me parece desolador. Desolador que para sacar adelante unos decretos que son bienintencionados y positivos, de ayudas a la gente, haya que estar mercadeando con la soberanía nacional", ha dicho Page de forma contundente.

"Si lo pidiese Vox estaríamos escandalizados, todo el mundo se rasgaría las vestiduras", ha dicho Page ante la creciente presión del separatismo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la inestabilidad política que esta situación de debilidad gubernamental está provocando en España. El pacto de cesión de las competencias de inmigración a Cataluña, un acuerdo que el presidente de Castilla-La Mancha ve con máxima preocupación, ha sido este viernes el detonante de la indignación total del barón socialista, que ha pedido al Gobierno que "piense bien" lo que está haciendo. "Hay que pensar en España más que en el Boletín Oficial", ha asegurado.

"Me gustaría que el Gobierno aproveche su reunión en Los Quintos de Mora -la finca toledana en la que se va a reunir este fin de semana- para pensar hacia donde conduce este laberinto, y si hay o no salida y si es o no admisible que los independentistas catalanes, que por lo demás son supremacistas cuando no xenófobos, lo que estén planteando es que el Gobierno gobierne con camisa de fuerza. ¿Hasta cuándo y para qué? Yo creo que hay que tener algunas cosas claras. Ningún Estado, ningún Estado, puede renunciar bajo ningún concepto a las competencias en fronteras y por tanto en inmigración", ha dicho Page de forma contundente.

"Esto es reaccionario"

"El control de las fronteras es la expresión más elemental de la soberanía nacional, y lo que quiere Puigdemont es poco a poco ir construyendo un Estado para el día en que quieran, tenerlo pronto. Y con esto no se puede jugar, con las cosas de comer no se puede mercadear y sinceramente estoy muy preocupado, y sobre todo por poner en manos de gente que entiende de la inmigración como algo parecido a Vox, eso me preocupa desde una postura incluso progresista", ha asegurado el líder castellano-manchego.

"Si las competencias las pidiera Vox todo el mundo se rasgaría las vestiduras pero las pide Puigdemont para lo mismo y eso no tiene nada de progresista, eso es reaccionario pero sobre todo no me parece constitucional. La competencia es estrictamente una función de soberanía a la que ningún estado puede renunciar", ha dicho Page.

"España es un laberinto", ha lamentado el presidente de Castilla-La Mancha con carga de profundidad y notable pesimismo, volviendo a detener su mirada crítica sobre la actualidad nacional y censurando con dureza el sometimiento de Sánchez ante los independentistas por sus dificultades para gobernar con la actual aritmética parlamentaria, que otorga a Junts, el partido del prófugo Carles Puigdemont, una posición de privilegio con la que está sacando muchos réditos.

Mercadear con la soberanía nacional

"España es un laberinto sin salida en el que ahora parece imposible qué dirección tomar", ha dicho el líder castellano-manchego en una intervención en la que, además, ha denunciado la constante actitud de chantaje de los separatistas: "Los independentistas quieren que se gobierne con una camisa de fuerza puesta".

El presidente castellano-manchego ha pedido al Gobierno de Sánchez, ante su reunión de estos días en la finca toledana de Quintos de Mora, que "piensen muy en serio" sobre la situación de España, porque "hay muchas cosas con las que no se puede mercadear ni frivolizar". "Estoy viviendo estos días con una sensación muy desoladora, muy desoladora", ha insistido Page.

Y ha pronosticado: "Esto puede terminar en un cajón inmenso de frustración. No se equivoquen, esto va a acabar en que algún día a Puigdemont se le pase por la cabeza decir que ya está harto y que nadie cumple porque se están ofreciendo compromisos imposibles, y con las cosas serias no se puede jugar".

"Sinceramente, me parece desolador. Desolador que para sacar adelante unos decretos que son bienintencionados y positivos, de ayudas a la gente, haya que estar mercadeando con la soberanía nacional", ha lamentado el presidente de la Junta, para quien "esto no es tolerable", en sintonía con las palabras pronunciadas en este mismo sentido el pasado miércoles por el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.

"¿Dónde acaba todo esto?"

"¿Alguien puede pensar Puigdemont, que trabaja sólo con la idea de que todos los que estamos aquí seamos emigrantes, es decir, seamos extranjeros, tenga las competencias de inmigración?", se ha preguntado con indignación un Page que considera increíble darle estas competencias a un partido al que ha calificado como "supremacista".

"Si por Puigdemont fuera, yo sería un extranjero y, por tanto, tranquilidad no puedo tener ninguna", ha dicho Page, quien además, ha sentenciado: "Me preocupa que estas cosas puedan ser objeto de mercadeo en el último minuto, un país serio no puede estar jugando con las cosas de comer de la manera que se está jugando".

"No podemos tener una política de infarto tras infarto. De verdad que no merece la pena. Yo creo que hay que pararse un momento y es lo que le pido sinceramente al Gobierno en los Quintos de Mora. Que paren un momento y le puedan explicar a los españoles adónde conduce esto. ¿Cuál es el camino, dónde acaba todo esto? Porque lo que no puede estar un Gobierno es de alquiler. Eso bajo ningún concepto".

Pagar un precio

Estas declaraciones de Page se producen tan sólo dos días después del surrealista episodio vivido el miércoles en el Pleno del Congreso de los Diputados, en el que Sánchez logró salvar por la mínima dos de sus tres decretos y evitó así encajar su primera gran derrota parlamentaria de la legislatura.

A cambio, el presidente del Gobierno tuvo que pagar a Junts el precio de blindar la amnistía, publicar las balanzas fiscales, favorecer la vuelta de empresas a Cataluña y delegar competencias de inmigración, entre otros controvertidos asuntos de notable importancia nacional sobre los que Puigdemont parece tener la batuta.

Después de este Pleno y a pesar de las dificultades y nuevas cesiones realizadas al separatismo, Sánchez dijo la frase, ya famosa, de que "bien está lo que bien acaba", en una actitud de satisfacción que contrasta fuertemente con el pesimismo que ahora muestra Page con sus declaraciones de este viernes y con las que insiste en sus críticas habituales sobre la política española. El pacto de la inmigración ha sido la gota que ha colmado el vaso del barón castellano-manchego.

Este mismo miércoles, el presidente castellano-manchego cargó duramente contra la propuesta de Junts de sancionar a las empresas que se fueron de Cataluña por el procés, una iniciativa separatista que calificó como "intento de extorsión" y "desquicie independentista" y sobre la que pidió que no se "naturalice". "No tenemos la culpa de que el independentismo expulse a las empresas", dijo Page.