La Pregunta

¿Qué balance dejan Vaquero y Tirado en su despedida de las Cortes regionales?

29 marzo, 2019 00:00

Este jueves ha sido un día de grandes emociones en las Cortes de Castilla-La Mancha, en las que se celebró el último pleno de la legislatura. Algunos diputados repetirán en la próxima pero un porcentaje importante de ellos emprenderán nuevos caminos en sus respectivas carreras políticas y profesionales. Hay dos que han sido un referente en el parlamentarismo de Castilla-La Mancha estas últimas legislaturas y que no irán en las listas de las autonómicas para las elecciones del próximo mes de mayo.Se da la curiosa circunstancia de que han sido presidentes y vicepresidentes el uno con el otro: Jesús Fernández Vaquero (PSOE) y Vicente Tirado (PP). Ideológicamente distintos, pero coincidentes en muchos otros aspectos.

Jesús Fernández Vaquero ha sido delegado de Junta en Toledo, director provincial de Educación, veinte años diputado regional y secretario de Organización de referencia en el PSOE castellano-manchego. Una vida dedicada a la política. Vicente Tirado ha permanecido doce años en el parlamento autonómico después de haber sido concejal en el ayuntamiento de la Villafranca de los Caballeros, diputado provincial, senador y diputado nacional.

Se trata de dos destacadas figuras políticas que han aportado sensatez, sentido común y diálogo permanente, aunque a veces haya parecido que tenían sus más y sus menos de cara al público en los plenos de las Cortes. Fuera de ahí han sido escasas las veces, si es que ha habido alguna, que se han criticado el uno al otro en ruedas de prensa o declaraciones de cualquier tipo. Se les considera buenos políticos. E incluso buena gente, cosa que no es fácil lograr en estos ámbitos.

Tirado afronta ahora la tarea de encabezar la lista del PP de Pablo Casado al Congreso de los Diputados por la provincia de Toledo. Sus colaboradores más próximos comentan que “no dice un adiós sino un hasta siempre”. A Tirado se le recuerdan buenas iniciativas cuando estuvo en el ayuntamiento de Villafranca, donde formó parte del equipo de gobierno que probablemente ha hecho más por el desarrollo de la popular localidad manchega. Allí ha quedado para siempre su labor por el parque lineal de las Lagunas, el parque municipal, el auditorio y otras tantas obras que ahora agradecen los cheleros.

En la diputación puso en marcha el plan de mini residencias rurales, transformó el hospital provincial, dotándolo de UVI y de quirófanos nuevos y dando un gran impulso a todo el área social y sanitaria de la mano del ya fallecido y recordado torrijeño Miguel Ángel Ruiz Ayúcar. Por el Senado pasó siendo ponente de la Ley de la Viña y el Vino, con la que se consiguió que el producto estrella de Castilla-La Mancha fuera considerado un alimento de la dieta mediterránea

De la etapa de Vaquero como director de Educación y delegado de la Junta han quedado muchos colegios e institutos que se impulsaron bajo su mandato. Sus memorias serían casi tan abultadas e interesantes como las de Bono si se propusiera contar sus experiencias políticas de los últimos treinta años.

Estamos ante dos políticos que siempre han tenido clara su función de servicio a la sociedad. Rivales y adversarios políticos, pero con la responsabilidad como premisa por el bien de Castilla-La Mancha y una buena relación que ha permitido desbloquear los asuntos de gran calado desde la moderación y el diálogo. Y el poner los intereses de la región por encima de los intereses del partido o de sus dirigentes.

Vicente Tirado afronta este nuevo reto con 56 años y Jesús Fernández Vaquero, a sus 66, tiene todavía mucho que decir en política. Quizá no solo con sus análisis y opiniones sino manteniéndose en algún puesto representativo antes de acogerse a la jubilación laboral definitiva.

Ayer dijeron adiós dos presidentes de las Cortes que han hecho historia en el parlamento regional. Y ahí están en la foto de familia flanqueando al presidente del Gobierno, Emiliano García-Page. Rivales, sí, pero también compañeros y amigos.

Por cierto, algún diputado y miembros del Gobierno no posaron para la foto. Se echó de menos sobre todo a la diputada de Podemos María Díaz.