El Gobierno de Castilla-La Mancha tiene motivos para la satisfacción. Las razones las ha dado la EPA del cuarto trimestre del pasado año con una cifra de 133.600 parados y una tasa de desempleo del 13,31 por ciento. Un porcentaje por vez primera desde 2008 ligeramente por debajo de la media nacional y una ocupación de casi 870.000 personas.

Un comportamiento del paro que tras el subidón navideño enero, un mes tradicionalmente proclive a la destrucción de empleo, nos volvió a dar de bruces con 2.505 desempleados más, aunque con referencias esperanzadoras de futuro. 

Convencen esta vez los datos y circunstancias por las que atraviesa el empleo en la región sin necesidad de escuchar las habituales apologías de la consejera de Economía, Empleo, y Empresas de Castilla-La Mancha, Patricia Franco, a la hora de informar y enjuiciar cada mes sobre el paro. También han persuadido a sindicatos y patronal calificándolos de “positivos”, como así lo ha hecho en un encuentro reciente con periodistas el presidente de CECAM, Ángel Nicolás, con la perspectiva de que este año sea mejor para la actividad empresarial que el anterior, aunque no exento de dificultades.

Una situación en el que la incidencia de la pandemia ha sesgado unas cifras que podían haber sido más alentadoras para los empresarios. 

La economía española creará más de un millón de empleos entre este año y el que viene, la mayoría de ellos en el sector de servicios personales privados, que incluye la hostelería, el comercio, los transportes o las actividades recreativas, según el Índice ManpowerGroup Perspectivas 2022-2023. Una previsión que la compañía de recursos humanos confía se vea impulsada por la aceleración del crecimiento mundial y los fondos europeos.

Un buen momento para completar el favorable comportamiento del mercado laboral que Castilla-La Mancha ha experimentado a lo largo del pasado año, y que posibilitaría de esta forma la reabsorción de los puestos de trabajo perdidos durante la pandemia.

Una oportunidad -confirmada también por BBVA Research, que prevé que la tasa de empleo (EPA) en la Comunidad aumente en 2022 y 2023 por encima de la media nacional- que permitiría mejorar la siempre preocupante cifra de parados que arrastra la región, aumentada tras la crisis sanitaria de estos dos últimos años.

Unas estimaciones preliminares que para concretarse precisan, como anunció el presidente de CECAM, de la unión rotunda, con decisión y sin titubeos, de empresarios, sindicatos, y Gobierno regional en pos de la mejora de sus tasas de desempleo. Una lacra endémica que lleva demasiado tiempo anclada en la economía de Castilla-La Mancha.