Alberto González González.

Alberto González González.

La tribuna

La habilidad para vivir de la política

16 agosto, 2023 07:29

Recuerdo una reunión que tuve con una serie de compañeros, de esto ya hace bastantes años, que decían, y todos coincidíamos en ello, que para dedicarse a la política primero se tenía que haber trabajado al menos un mes en lo público o en lo privado, para que se supiera lo que es eso. A mí me parecía poco tiempo, pero bueno; lo dejamos así, tampoco era necesaria una discusión que no llevaba a ninguna parte. Esto venía a cuento de que alguna gente que había tenido una responsabilidad importante en la política no tenía oficio ni beneficio, se acabó el mandato y se encontró con una mano delante y otra detrás.

No sé si es habilidad vivir de la política, o requiere de otras condiciones que no todo el mundo está dispuesto a pasar por ellas, es decir, a perder parte de su libertad para adaptarse a todo tipo de circunstancias para seguir viviendo, algo que no tienen más remedio que soportar, y pisar callos, los que sean necesarios para continuar en el machito.

Los ciudadanos, en ocasiones, nos encontramos perplejos cuando nuestros votos sirven para mantener a gentes que luego, conseguido su objetivo, si te he visto no me acuerdo. Eso si no te miran por encima del hombro, como seres superiores que han conseguido un estatus que te deben pero que no reconocen. Esa es una realidad intangible que la vida diaria nos la muestra en toda su crudeza.

Es curioso, bueno, yo diría que más bien indignante, que gentes sin oficio ni beneficio que consiguen un puesto político remunerado, que cuando se pierde, al parecer, hay que prepararles algo para que sigan viviendo. Hombre, ¿y a los miles de personas que están en el paro y pertenecen a ese partido, también habría que prepararles algo? Eso es un descaro, por no llamarlo de otra manera, pues no es raro que los partidos políticos, si están en el poder, en muchos casos, se dediquen a crear puestos de libre designación para amarrar esa pérdida. Lo hacen, y que paguen los ciudadanos. No es de extrañar que en esos partidos haya una especie de privilegiados que siempre ocupan los puestos remunerados para que puedan vivir, y el resto a ayudar a que sea así, y de esta manera todo funcionará bien.

Es al menos dudoso que quienes viven de la política digan en las campañas que lo primero es su tierra, ayuntamiento o España, después el partido, y por último ellos. Hombre, cuesta creerlo, aunque no tengo duda de que en muchos casos así puede que sea, pero con la vista siempre puesta en uno mismo.

Cuando alguien decide entrar en política, ya sabe a lo que se expone, y no valen zarandajas: te lo piensas y valoras las consecuencias, y si no tenías trabajo por lo menos debe ser uno inteligente y mientras estás prepararte algo para lo que pueda venir; ahora bien, si tu objetivo es vivir de la política y no lo consigues, pues chico, es lo que hay, así está mucha gente en la vida diaria.

Estoy en contra de la profesionalidad de la política, pero entiendo que es legítimo vivir de ella. No lo pongo en duda, y ole sus narices a quien sea capaz de conseguirlo, aunque tenga que recorrer un montón de puestos durante su vida, también pasa eso en la vida diaria a gentes que tiene muchos contratos. Y lo que más me asombra es la capacidad que se tiene para ocupar puestos que uno piensa: ¿qué hace ahí esa persona si no ha visto en su vida a eso que se dedica?

Así se escribe la historia pero, en el fondo, esas gentes tienen esa habilidad para adaptarse a lo que sea necesario, porque en ello les va la vida. Para terminar, me atrevo a afirmar que la sociedad no ve con buenos ojos que los partidos políticos actúen, en algunas ocasiones, como oficinas de colocación.

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