Silvia Valmaña.

Silvia Valmaña.

La tribuna

Órdago a la chica

1 julio, 2022 07:40

Este presidente del gobierno me tiene agotada la capacidad de asombro. No hace ni quince días que rechazó la propuesta del Partido Popular para bajar el IVA de la luz, diciendo que la medida sería ineficaz. Y luego, elecciones andaluzas de por medio, hace otro ejercicio de contorsionismo más propio del Circo del Sol que del inquilino de la Moncloa y presenta como medida estrella (tachín, redoble de tambores) el anuncio de la bajada del IVA de la luz.

Como es lógico, en su lógica personal e intransferible de decir una cosa y la contraria, la ministra de transición energética se ha apresurado a decir que la medida no vale para nada, aunque como la toman ellos, pues que está bien porque algo hay que hacer. O una cosa parecida. Por cierto, que lo de la transición ecológica parece de coña en los tiempos en los que cambiamos por obligación el aire acondicionado por el abanico y la calefacción por la manta, que en su lucha por la pobreza energética este gobierno ha conseguido igualarnos a todos en la dificultad de pagar el recibo de la luz.

Y es que como toman medidas al tuntún, sin saber por qué lo hacen, todo fruto de la ocurrencia y sin ningún plan, pues les pasa como a esos jugadores de mus que son más bocas que listos y que no ganan ni aunque se las pongan como a Fernando VII, o a Felipe II, que en época de LOMLOE lo mismo da ocho que ochenta, y lo mismo les parece un Borbón que un Austria, el Felón que el Prudente. 

La cuestión es que esto de las elecciones andaluzas ha puesto a este gobierno tan chulísimo en un estado de excitación más acentuado de lo normal, y responde echando un órdago farolero tras otro, sin parar; y no puedo evitar que me recuerden mucho lo del juego del mus, al que me aficioné en época estudiantil en mis tardes de cafetería en la Universidad de Alcalá, que fueron demasiadas en primero, para dejar paso, en el resto de los cursos, a las tardes de biblioteca.

Lo del mus es una cosa curiosa, juego de parejas, que normalmente gana al que menos se le calienta la boca; porque ya sabemos que por la boca muere el pez, se destapa al tonto y se revela el mentiroso. Y que hay una verdad universal asociada a este magnífico juego que conviene recordar: jugador de chica, perdedor de mus.

En estas elecciones, por los resultados y con independencia de ellos, han ganado Juanma y Feijóo. Los dos tienen algo en común que es bueno en la política y en el mus: mantienen la calma, juegan sin arriesgar y amarran el triunfo. Han estado serios, tranquilos, centrados; y al trantrán han ido acumulando tantos y arrumacos hasta que se han quedado con el campeonato y la mayoría absoluta de los escaños. 

Si a eso se le añade que los que tenían enfrente cortaban el juego sin cartas todo el rato y echaban órdago a la chica, desvelando su ignorancia o su frustración por la falta de juego, pues ya tenemos contada la partida.

El PSOE ni siquiera parecía saber a qué estaba jugando, con Sánchez sentándose y levantándose de la mesa todo el rato, pidiendo cambiar el juego en mitad de la competición al tute o al guiñote; pero como tampoco tenía triunfo a Espadas, han puesto a sus jugadores a plañir por la honorabilidad de sus condenados por corrupción, porque ya sabemos que las condenas en los Tribunales de cualquier socio o asociado es por obra y causa del facherío y no de los hechos probados.

Luego hay una serie de partidos a la izquierda, una pareja mal avenida, tan menguados de votos como sobreactuados de eslóganes, pero me dan pereza. Ni tienen jugada ni saben jugar, así que suelen dar patada al tablero si pierden o acusan a los demás de hacer trampas. Y si no, se ponen a bailar en el entierro de la “Oltra”, al grito de “hermana, yo sí te creo”; y a la víctima, que lo es por sentencia firme, que le den, aunque sea una niña de esas que la ley de la Montero dice querer proteger, pero nunca a costa de la amiga, del cargo de la amiga, del marido de la amiga o de los mejunjes de la amiga.

La cuarta pareja, Olona y Vox, también han jugado a la chica, o se la han jugado a la chica, que no lo tengo claro; hacen la apuesta a corto plazo que tan buen resultado les ha dado otras veces, exagerando hasta el histrionismo su usurera venta de apoyos, que ha hecho que el andaluz, que no es tan tópico ni tan típico como su mensaje pretendía, haya apostado sobre seguro al jugador que le daba confianza. Así que han subido en escaños, pero la impresión es que se han dado un batacazo en cuanto les han visto el órdago.

No conozco a Olona, pero a priori tiene algunas cosas que me gustan más que su discurso y la ideología que traslada: es lista, ha hecho una carrera sólida y profesional fuera de la política y es una mujer que planta cara en un mundo de hombres. Pero en el mus y en la vida, sobre todo los que somos de tierra de “paracas”, sabemos que el mirón es de piedra y da tabaco, y si te lo tienes que tragar, por lo menos que no moleste y no te tome por un estereotipo, que el tremendismo hace gracia el primer día y aburre el tercero.

Y así, en esta partida, Juanma y Feijóo han ganado con solvencia, piedra a piedra, grande, pares y juego, y dejando que el órdago a la chica lo echaran otros. Porque las elecciones no son un juego, aunque los españoles nos la estemos jugando

Silvia Valmaña Ochaita. Profesora titular de Derecho Penal. Universidad de Castilla-La Mancha

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