Es lo que hubiera debido pedirle Esquerra Republicana de Cataluña a Pedro Sánchez cuando pactaron la derogación del delito de sedición, porque de buena gana se los hubiese regalado. Ya están dados todos los pasos para desmontar el andamiaje constitucional por dentro, dejando a los ladrones que pongan penas a sus delitos. Chesterton no habría llegado tan lejos en 'El hombre que fue Jueves', donde la policía eran los anarquistas y los segundos perseguían a los primeros. Como he leído estos días en prensa, para qué mandamos los piolines y por qué se jugaron la vida policías y guardias civiles. Todo está consumado, el comité federal de los brazos en alto del añorado Vaquero, ya en cada uno de los rincones de este país. Sánchez ha hecho con España lo mismo que con el Psoe, manos arriba y cortinilla al canto. De uno de octubre a uno de octubre. Los dos Primeros de Octubre, el del 16 y el 17, que marcaron la historia reciente. Del otro ya no nos acordamos, que para eso está la ley. Por eso, no entiendo que Junqueras no haya pedido elefantes como Radamés en el desfile triunfal de Aída. Al fin y al cabo, quedaría más propio incluso para la frase de Groucho Marx de Una noche en la ópera.

Aunque la escena que más se parece, sin duda, es la del camarote, con todos los protagonistas amontonados en el cuartucho pequeño en que han convertido España. No hay sitio ni aire ni luz que penetre y aporte algo de claridad a las pinturas negras con que están dibujando el país. Sánchez me daba cierto aire a Cantinflas en algunas ocasiones; ahora lo siento por el propio Mario Moreno, pues nunca jamás alcanzará su talento. Pedro solo tocaría la bocina como Harpo y de manera discontinua. Realmente el pacto entre Sánchez y Junqueras podría resumirse en "la parte contratante de la primera parte…". Han ido quitando tiras hasta dejar España reducida a un cachito de papel donde no caben siquiera los huesos que ahora sacan de las tumbas. El aquelarre ya es completo y total.

La izquierda sigue aplaudiendo como focas lo que hace su jefe y patrón. Ellos verán, pero les va a quedar una miseria para gobernar. Eso sí, saliendo en el NO-DO de Isabel Rodríguez, todos guapísimos. Pero creo que no valoran ni vislumbran la reacción de la nación española. Dan por amortizado el delito de sedición igual que los indultos, pero no caen en que hay personas que sí tienen principios y todavía valoran y distinguen la verdad de la mentira. Dadme una sola frase de Sánchez que sea verdad y moveré el mundo y el artículo, pero hasta la presente, no se ha dado. Solo Falcon y posverdad, de la buena, eso sí; de la que hay que cambiar para ir tirando.

Los huevos duros serán cada vez más duros, pasados por hiel y agua. Parece mentira que se compre la mercancía de un socialismo que solo da a quien más tiene, aunque quizá siempre fue así. La semana pasada se consiguió aquí una inversión para Almadén y por poco damos palmas con las orejas. Page lo tiene dificilísimo con semejante escenario y los alcaldes como Tolón o Tita, igual. De poco les vale todo lo que hayan hecho si el jefe los devora como Saturno a sus hijos. Habrá más de uno que no consienta echar la papela del Psoe a la urna, por más que vaya Jorge Javier Vázquez o todo el plantel de Sálvame. Para eso ha quedado Sánchez, para salvarse a sí mismo.

Las elecciones están lejos todavía presintiendo el invierno en el que entramos. Al final, quienes vamos a estar hasta los huevos somos los ciudadanos, que no nos llega a fin de mes. Van los jeques y presidentes en aviones privados a El Cairo para decirnos que nosotros vayamos en bici al trabajo. Todo muy lógico y de cambio climático. Compre usted un coche tres veces más caro, enchúfelo a la red más cara todavía y siga pagándonos la vida y el descanso. Ahora, eso sí, no contamine, que ya lo hago yo con el Falcon. Por eso digo que Junqueras debía haber pedido más. Incluso la abadía de Montserrat. Con este Papa y este presidente del Gobierno, es lo menos malo que podría pasar.