Emiliano García-Page ha protagonizado el último almuerzo coloquio del Club Siglo XXI. Dejó varios titulares, pero el que más gracia me hizo sin duda fue el que aplicó él a la editora de este periódico, Esther Esteban, que volvió a preguntarle por el Psoe después de Sánchez. Ante el distinguido auditorio, Emiliano sonrió y dijo que ya se lo había preguntado antes catorce veces, pero también entendía la persistencia de Esther, ya que era la última visigoda. Ahora que estoy concluyendo el libro de otro toledano estupendo como Daniel Gómez Aragonés sobre Las Reinas Godas, comprendo esa insistencia que, por otra parte, ha de caracterizar a todo periodista, por si en alguna de estas se cae o cuela el titular. Este miércoles ha habido varios, como que Page no es papable sino un costalero más del Psoe o aquel otro que determina que la legislatura está acabada. Incluso aseguró el presidente de la Junta que el tiempo que peligrosamente vivimos ocasionará fracturas y facturas, que irán venciendo más pronto que tarde. El almuerzo del Siglo XXI no defraudó a los presentes y entre Papas, visigodos y manchegos quedó un cóctel de mediodía fascinante.
Fue curioso ver cómo José María Barreda presentaba a Page en el foro que ahora él preside. Hace veinte días fue Paco Núñez quien ocupó el atril. Page sigue siendo libérrimo y sabe que es el único salvoconducto que le queda. De hecho, vuela alto porque no se corta un pelo hasta el punto de que su predecesor culipardo lo calificó de valiente, a lo que el presidente corrigió utilizando el término inconsciente o temerario. Sea como fuere, Emiliano mide sus palabras y dejó algunas perlas que hasta ahora no había oído, como que por vez primera en España un gobierno sufre no por una crisis económica, sino por su forma de hacer política. Huele bien por dónde va el tiro y así como mete la puya en la amnistía y la financiación, la levanta en cambio cuando habla de deuda, aranceles o de la propia ausencia de Sánchez en el funeral del Papa. Page sabe que el tablero político se está recomponiendo y, como fino observador que es, también recalcula sus posiciones… Eso sí, sin perder nunca de vista su autenticidad y manera de pensar, sentir y decir las cosas. Como con Sumar y Podemos, a los que alancea como Quijote por sus incongruencias en Defensa. O al propio Pedro Sánchez, cuando le recuerda sus palabras de otro tiempo cuando hablaba de amnistía.
Cuando nuestra visigoda del alma le inquiere sobre la sucesión, sale como costalero en lugar de papable… Y es que quien entra de Papa en un cónclave, sale de cardenal casi siempre. Salvo Ratzinger y alguno más… En realidad, estamos en unos tiempos históricos muy entretenidos, entre la muerte del Papa, la llegada del Anticristo que para muchos es Trump, o la tercera venida de Sánchez, que es para lo que realmente se está preparando Pedro sin que nadie lo aprecie. Por eso sale hablando de defensa el día que muere el Papa y no va al entierro, aunque Tezanos lo dé como papable en su último barómetro del CIS. Hubo muchos personajes ilustres de la región en el almuerzo… Rafael Torres, Barato, Arroyo, Bárcenas, Marco, Domingo, Irízar… La estela de una generación que está o fue, como Miguel Ángel Martínez, que sigue siendo el último mohicano y al que acompañó el diputado Gonzalo Redondo. Pero de entre todos, me quedo con la visigoda, de la que tanto aprendo cada día en este oficio tan hermoso de contar y escribir cosas. Lo mismo se va con Velázquez al 31 que con Page al XXI. Pues eso, que para ser periodista hay que ser insistente. Y para ser costalero también.