Confidencial

Demoledor testimonio de una madre de la región sobre el colegio de educación especial de su hija

4 octubre, 2018 00:00

Pura García Gamo es la madre de una niña de educación especial que este martes ha publicado en su perfil de Facebook un testimonio estremecedor sobre la deplorable situación en la que se encuentra el centro escolar, el único que hay en la provincia de Guadalajara de sus características. La madre dice sentir tristeza cada vez que habla con alguno de los padres y el hecho de que sus palabras acaben siempre en “eso viene de lejos…. Eso es de hace… Toda la vida ha sido así… Pues NO, no todo vale. Valdría hace 30 años, pero ahora NO VALE. La ley entiende de ratios, pero no entiende de necesidades, de discapacidad, de patologías, de dependencia y de evolución".

Es un testimonio duro, valiente y bien escrito que ya ha sido compartido casi 300 veces en la red social. Ofrecemos íntegra la publicación para que el lector se haga una idea de la situación. No tiene desperdicio

EL COLEGIO DE MI HIJA

Mi hija va a un colegio publico de Educación Especial, el CEE Virgen del Amparo, en Guadalajara, único de toda la provincia.

En él se escolarizan 107 alumnos con necesidades especiales, necesidades que, de acuerdo a un informe psicopedagógico y a un dictamen de escolarización, no pueden ser atendidos en un centro ordinario.

“Tu hija tendrá todos los apoyos y servicios que necesita en el centro específico”, me dijeron y la realidad que me encuentro, me duele.

En el horario de mi hija veo una sesión de media hora de logopedia individual y media hora de logopedia grupal a la semana, y me duele saber que en un centro ordinario recibiría más del triple.

He recibido información de que en el colegio de mi hija, 12 ATES deben atender las necesidades de higiene, alimentación y desplazamientos de los 107 niños y niñas que allí se escolarizan durante la mañana.

Me duele saber que en un centro ordinario, mi hija tendría un/una ATE para ocuparse toda la jornada de sus necesidades en exclusiva.

Me asusta saber que en un comedor de alumnos, en los que existen problemas graves de salud (crisis epilépticas, reflujos, flemas…), aproximadamente 20 niños y niñas son supervisados durante cerca de 45 minutos tan sólo por un/una ATE, compartiendo espacio con otros compañeros y compañeras con conductas muy disruptivas, incluso agresivas.

Me entristece saber que el número de ATES en este colegio de educación especial no es suficiente para garantizar que todos los niños y niñas lleguen limpios a casa, un colegio en el que más del 40 % de alumnos y alumnas llevan pañal.

Me asombra conocer que en un colegio de Educación Especial de dos plantas, en el que el número de niños y niñas que se desplazan en silla de ruedas es cada vez mayor, no exista ascensor, y más aún, me asombra conocer que las rampas de acceso a las plantas no cumplen con la normativa de accesibilidad.

Me indigna saber que un ATE lleva de baja desde el inicio del curso y no se ha cubierto la plaza. Es más, no está previsto que se vaya a cubrir. Además de todo esto, uno de los tres fisioterapeutas se encuentra en situación de jornada reducida y la otra media jornada tampoco está siendo cubierta. Me duele pensar que a las distintas administraciones realmente no les importa la calidad de la atención educativa hacia nuestros niños y niñas.

Me enfada observar como una silla de ruedas entra con dificultad (o en algunos casos no entra) por puertas que no han sido cambiadas en 30 años; como multitud de dibujos hermosos, hechos con mucho amor por el personal del centro, decoran paredes mugrientas llenas de agujeros, suciedad y desconchones. Paredes que hace más de 12 años que no se pintan (seguramente nunca), y que la decoración tristemente intenta tapar.

Me enfada saber que los baños de un colegio de Educación Especial no están todos adaptados, que mi hija no pueda ni  lavarse las manos por que su silla no entra debajo del lavabo, y más aún que la excusa sea que no hay dinero, cuando sé que la Junta de Castilla la Mancha ha concertado un centro privado de atención EXCLUSIVA a niños y niñas TEA, o que va a construir un polideportivo en un colegio público que tiene apenas 10 años de construcción… Pero para dotar al único colegio de Educación Especial de la provincia, un colegio de más de 30 años de antigüedad, no hay dinero.

Me siento desolada cuando veo los patios de recreo del colegio de mi hija, una zona destinada a los niños más afectados como es ella sin sombra, sin un suelo agradable para poder gatear, reptar o descansar. Me siento desolada cuando se que el desfibrilador ha sido conseguido por el AMPA y cuando veo un columpio adaptado costeado por el esfuerzo de unas familias que han luchado por una subvención de la Obra Social la Caixa, veo patios sin columpios, sin bancos, sin sombras (más bien una sábana que han puesto dos profesoras emulando a un toldo) con juguetes rotos, la mayoría donados por los trabajadores y trabajadoras. Me entristece saber que gracias a la solidaridad de una humilde familia hayamos conseguido a través de una donación el sistema operativo de comunicación visual IRISBOND.

Siento mucha pena cada vez que me llaman para informarme de que mi hija no podrá asistir a una excursión con el resto de compañeras y compañeros, al igual que ella hay mas niños con afectaciones de salud en la misma situación, una única enfermera para todos los niños en horario lectivo que no puede abandonar el colegio, para acompañar a los alumnos que salen del centro, excepcionalmente.

Siento pesadumbre porque el único colegio de la provincia no tenga ni el mobiliario adaptado a las necesidades de los alumnos, ni sillas, ni mesas, ni pupitres, ni lavabos. Mi hija diariamente lleva y trae al colegio su pupitre, que nosotros sus padres le hemos comprado.

Siento tristeza cada vez que hablo con algún padre o madre del colegio de mi hija y sus palabras acaban en “ Eso viene de lejos…. Eso es de hace… Toda la vida ha sido así…” 
Pues NO, no todo vale. Valdría hace 30 años, pero ahora NO VALE. La ley entiende de ratios, pero no entiende de necesidades, de discapacidad, de patologías, de dependencia y de evolución.

Me despido sin mas, aunque podría contar muchas cosas mas del colegio de mi hija, pero no voy a seguir, hoy no. 

Y antes quiero agradecer a todos los que allí trabajan con entrega, amor y dedicación a nuestros niños y niñas, que son los mejores profesionales en las peores circunstancias imaginables, gracias por enseñarlos, atenderlos, quererlos y cuidarlos por tener siempre una sonrisa para ellos y para nosotros sus padres. Gracias por todo y no todo es malo, lo mejor de allí, son todos nuestros hijos e hijas y todos los trabajadores que se esfuerzan y luchan diariamente.

Fdo: Pura García Gamo madre de IRIANA